Informe especial de la Comisión Nacional

Grave situación de derechos humanos en penales del DF

En algunos la sobrepoblación llega a 200% Los servicios médicos son deficientes y los medicamentos escasos Persisten los privilegios

VICTOR BALLINAS

Los reclusorios y penales del Distrito Federal tienen una sobrepoblación que oscila entre 68 y 200 por ciento; casi 10 mil internos duermen en el piso por la falta de espacios -47 por ciento de los internos-; menos de 2 por ciento de los 22 mil 719 presos tienen una actividad laboral remunerada; los servicios médicos son deficientes y los medicamentos escasos; existen privilegios, pues hay celdas con servicios y hasta con canchas de tenis; la comida se les sirve con las manos en trastes viejos y en malas condiciones, algunos padecen segregación por tiempo indefinido, otros permanecen jornadas de 23 horas diarias en sus celdas.

El deterioro de las instalaciones y la sobrepoblación "es grave"; existe complicidad y participación de funcionarios en el tráfico de drogas y alcohol, e incluso solapan la existencia de bandas de internos que los venden en los reclusorios, donde el litro de ron se vende en 400 pesos, el cigarro de mariguana entre 5 y 10 pesos; la grapa de cocaína entre 15 y 25 pesos y la pastilla sicotrópica en 10 pesos.

Esto lo hizo público ayer la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) al presentar ayer el informe especial sobre la situación de los derechos humanos en los reclusorios y centros de readaptación social capitalinos, que el martes pasado hizo llegar al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador.

Por la gravedad de la situación que se vive en los penales citadinos, la CNDH decidió presentar el informe en lugar de una recomendación, para que "ponga ante las procuradurías General de la República (PGR) y de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) las denuncias de los funcionarios involucrados en los ilícitos que se cometen en las cárceles de la ciudad; que solicite mayores recursos para el mantenimiento de los penales, y más personal de vigilancia, ya que ahora existe un policía o custodio por cada 70 presos", aseveró ayer el tercer visitador general de la CNDH, José Antonio Bernal Guerrero.

En conferencia de prensa, el funcionario dijo: "en lugar de una vialidad de dos pisos, que López Obrador haga un tercer piso a los reclusorios para abatir la sobrepoblación; que destine mayores recursos para no tratar a los internos peor que a los animales".

Bernal Guerrero aseguró que el Reclusorio Preventivo Varonil Sur, tiene una sobrepoblación de 199 por ciento. Su capacidad instalada es de mil 442 internos y tiene 4 mil 264. De éstos, 2 mil 800 no tienen cama, por lo que duermen en el piso. Las celdas tienen capacidad para cuatro personas, pero en realidad duermen entre 12 y 15 reos por celda.

Cifras del hacinamiento

En el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente la sobrepoblación es de 68.5 por ciento. Su capacidad es de 4 mil 766 internos y presenta una población de 7 mil 943. Más de 3 mil 500 presos duermen en el piso; las celdas tienen capacidad para entre 4 y 6 reclusos, pero en ellas permanecen entre 15 y 20 internos. En este reclusorio hay 80 internos "aislados" por sanciones, en seis celdas de aproximadamente cuatro por tres metros. "Dos de esas celdas albergaban a 17 personas, una a 23, ninguna tenía colchones ni planchas para dormir".

Reclusorio Preventivo Varonil Norte: con capacidad para 4 mil 800 internos, tiene una población de 7 mil 937 personas. La sobrepoblación es de 60 por ciento. Tres mil reclusos de este centro duermen en el piso. Hay un grave hacinamiento pues las celdas construidas para cuatro o seis personas albergan hasta 20. La CNDH detectó 10 personas "aisladas" en un área de tres por dos metros, además de que en una celda denominada panal uno, de cuatro por cuatro metros, había 19 presos.

Reclusorio Preventivo Femenil Oriente: su capacidad es para 164 internas, pero su población es de 451, su sobrepoblación es del 170 por ciento. 270 reclusas duermen en el piso sobre colchones de hule espuma y sus celdas, para 27 internas, albergan el doble.

Reclusorio Preventivo Femenil Norte. Su capacidad es de 167 internas y su población es de 374. Duermen en el piso 207 reclusas.

Una de las irregularidades más comunes en los centros carcelarios del Distrito Federal es el deterioro de los inmuebles.

La CNDH destaca que en los centros de reclusión de la ciudad "no existe separación entre sentenciados y procesados", y las autoridades argumentan que ellos obedece a la sobrepoblación, y que por ese motivo tampoco se puede realizar una estricta clasificación.

El servicio médico en general es deficiente, con excepción del Centro Femenil Tepepan. En general hay una grave escasez de medicamentos.

En los reclusorios de la ciudad hay 530 enfermos mentales, ubicados en diversas celdas que deambulan por los dormitorios, lo que los hace vulnerables a todo tipo de abusos. Las actividades educativas son nulas y "son los propios internos los que apoyan a las áreas educativas impartiendo algunas clases de alfabetización, primaria, secundaria y preparatoria".

Drogas y prebendas

El funcionario de la CNDH destacó que otra de las irregularidades que detectó la CNDH es que no funcionan los aparatos para detectar estupefacientes, por lo cual hay tráfico de drogas, ante lo cual las autoridades dicen que "como no sirven los aparatos para revisión y no se realizan revisiones indignas -en las cavidades corporales- por eso hay drogas en los penales.

Respecto de los privilegios, en el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente se observó que tienen mesas de madera en jardines, raquetas de frontón y cancha de tenis. Incluso hay carpas para recibir a sus visitas. Esto también ocurre en el Reclusorio Oriente.

La CNDH solicitó al jefe de Gobierno realizar las acciones necesarias para que los internos cuenten con las condiciones mínimas necesarias; intensificar el otorgamiento de beneficios de libertad anticipada, a quienes tengan derecho a ella; cumplir con lo que marca la constitución, es decir, separar a procesados y sentenciados; que cesen de inmediato las prácticas violatorias contra internos sometidos a castigos de separación por tiempo indefinido.