Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 1 de julio de 2002
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Cultura
El Museo de Arte Moderno de San Francisco, en California, muestra 150 obras

La exposición Yes Yoko Ono revalora en Estados Unidos a la artista conceptual

Se incluyen instalaciones, poemas, partituras, filmes, videos, grabaciones y otros

PATRICIA VEGA

Las calles de San Francisco lucen un cartel con un gran acercamiento a un rostro mundialmente conocido, acompañado de una simple frase: Yes Yoko Ono.

El yes (sí) es referencia a la ya mítica instalación interactiva de Yoko Ono (Tokio, 1933) conocida como Ceilling painting (Pintura en el techo), mostrada en la galería Indica de Londres en 1966. El público, invitado a subir a una escalera blanca en cuya punta se encontraba una lupa atada a una cadena que colgaba de un marco en el techo, usaba la lente para descubrir la "instrucción" bajo la hoja de vidrio enmarcada: la recompensa en letras minúsculas era la palabra yes. John Lennon subió a esa escalera y bajó de ella transformado, lo demás "ya es historia", como declararía a la prensa cientos de veces el ex beatle. Así se inició una de las historias de amor más bellas de nuestro tiempo y una rica colaboración creativa, truncadas con el asesinato de Lennon en 1980.

Y ésa es, precisamente, la pieza con la que arranca la impactante exposición Yes Yoko Ono, abierta al público hace apenas unos días en el Museo de Arte Moderno de San Francisco. Se trata de la primera retrospectiva que, en Estados Unidos, revalora -mediante la reunión de 150 obras que incluyen objetos, instalaciones, poemas, piezas de "instrucción", partituras, filmes, videos, grabaciones vocales, música y obras de performance- las aportaciones de una artista iconoclasta y transgresora que tardíamente es reconocida como precursora de un arte conceptual que, basado en ideas, representa innovaciones radicales.

Si bien la exposición examina detenidamente el papel central de Yoko Ono en Fluxus (movimiento avant-garde que se desarrolló en Nueva York a principios de los años 60 y en el que participaron figuras como John Cage, George Maciunas, Andy Warhol y Ornette Coleman), también explora el arte público de Ono, incluidos los trabajos con John Lennon, como los famosos y polémicos bed-in (encamamientos) que los recién casados hicieron en favor de la paz, en 1969, en hoteles de Amsterdam y Montreal, y que los convierten en los iconos más populares del movimiento pacifista mundial, con un himno emblemático: All we are saying is give peace a chance (Todo lo que decimos es denle una oportunidad a la paz). En este tema los estudiosos de la historia cultural tendrán mucho que decir al analizar el efecto que tuvo en Yoko Ono el vivir la destrucción de Tokio durante la Segunda Guerra Mundial, experiencia que la marca para siempre.

La muestra, dividida en cinco secciones temáticas y cronológicas (Toronja: instrucciones iniciales; Mitad del viento: objetos tempranos; Vuelo: eventos, performances y filmes; ¡La guerra ha terminado!: el movimiento pacifista y otras colaboraciones con John Lennon, y Juega por confianza: trabajos recientes), permite corroborar un rigor conceptual cuyo minimalismo tiene sus raíces en el budismo zen, el haikú y la poética noh. Más que a John Cage, Yoko Ono reconoce la influencia del poeta japonés Matsuo Basho en su obra.

La retrospectiva confirma que Yoko Ono era una artista rebelde y provocadora que ya se había ganado su lugar antes de conocer a John Lennon, pero su identidad como artista fue opacada y distorsionada por la fama del ex beatle. Ella dice que los años de rechazo (su matrimonio con Lennon fue duramente criticado tanto por los fans como por el público y la prensa) la hicieron más sabia, fuerte y creativa.

Después de décadas en la "prisión invisible", provocada por la animadversión hacia la mujer culpada injustamente de causar la ruptura de los Beatles, la contribución de Ono a la música progresiva como el punk y el jazz libre y su influencia creativa en John Lennon es finalmente aceptada. Así lo entendió el editor de la revista Rolling Stone, Jann Wenner, cuando escribió: "Yoko liberó a John, lo hizo libre para convertirse en la persona que siempre quiso ser. En su valentía Yoko le dio a John los medios para ser él mismo". Es ahora cuando se reconoce que la música de John y Yoko es más avanzada y vanguardista que lo que estaba haciendo en la época de los Beatles.

¿Por qué ha sido tan lenta la aceptación del arte de Yoko Ono? Lo cierto es que los críticos han quedado perplejos ante la dificultad de catalogar un trabajo inventivo, poco ortodoxo y muchas veces difícil de "fijar" en el sentido convencional, ya que muchas de sus acciones plásticas son de carácter efímero, amén de la diversidad de los mundos artísticos en los que ha incursionado Ono, quien con gran sentido del humor y la ironía gusta de yuxtaponer ideas contra situaciones visuales para provocar cambios en los espectadores.

Cuánta razón tuvo John Lennon cuando afirmó que Yoko era "la más famosa artista desconocida. Todos conocen su nombre, pero nadie sabe lo que ella hace".

Ha llegado el tiempo de conocer y valorar a Yoko Ono, cuya obra artística y vida misma son ejemplo de instrucciones para el cambio y la sobrevivencia: "juntos podemos sobrevivir, curarnos y sanar el mundo a través de nuestras mentes hermosas", es su mensaje y su manera de dialogar con nosotros.

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