¿Qué es la generosidad? Según el
diccionario, es la "nobleza y la prosapia heredada de los antepasados
y mayores", es el "espíritu de quien obra con magnanimidad
y nobleza de ánimo"; es el "acto dadivoso y franco",
es el "acto de bien para con los pobres -de espíritu y-
en actos"; es la tendencia a ayudar a los demás y a dar
las cosas propias".
Es decir pueden ser generosos los que han heredado nobleza y prosapia,
los magnánimos (los que "tienen nobleza y misericordia"),
los que tienen cosas propias para dar y ser generosos con los pobres,
de espíritu y de actos.
¿Qué es la justicia? También según el diccionario,
es "el acto o conjunto de actos para dar a cada uno lo que le pertenece
o lo que le corresponde", es lo que "se da, obtiene o pide
por derecho, en razón y en equidad". Hacer justicia es "obrar
en razón o tratar a alguien según su mérito y derecho,
sin atender a otro motivo"
¿Cuál es la diferencia entre la justicia y la generosidad?
Que en la justicia se da lo que le pertenece al que recibe y este obtiene
un derecho que le corresponde, mientras que en la generosidad el que
recibe es un pobre, de espíritu o de actos y el que da es propietario
heredero que se desprende de algo que solo él tiene para así
ejercer su nobleza y su prosapia.
Como sabemos, las palabras no son neutras, van siempre cargadas de sentidos
y significados. Las palabras pueden apelar a construcciones ya establecidas,
reforzar sistemas y jerarquías o pueden también, romper,
renovar, resignificar e instalar ordenes mentales nuevos.
Cabe entonces preguntarse ¿por qué el Instituto Nacional
de las mujeres en México -el cual se supone tiene muchas feministas
como asesoras e integrantes de sus comités- le ha puesto el nombre
de "Programa Generosidad" al proyecto según el cual
se desarrollarán normas para que en organizaciones privadas y
públicas se desarrollen relaciones de equidad entre sus trabajadores
varones y mujeres? ¿Por qué pretende que los ejecutivos,
dueños y administradores de las instituciones se sientan nobles,
magnánimos y dadivosos o sea generosos, al hacer que las mujeres
reciban los que les corresponde por derecho? ¿Por qué
serán vendidos como actos de generosidad y no de justicia? ¿Será
que las mujeres tenemos que sentirnos infinitamente agradecidas con
el dueño de una empresa cuando el INMujeres certifique que se
han cumplido sus "estándares certificables" y que el
certificado dirá "GRACIAS, ES USTED MUY GENEROSO"?
¿Será que por el cumplimiento de nuestros derechos las
mujeres deberemos ahora extender bonos y certificados de generosidad?
Hace un sexenio una linda palabra como solidaridad se transformó
en un garabato de manipulación y mendicidad, ahora, en la era
del cambio, una palabra cuestionable como la "generosidad"
será, a nombre de nosotras las mujeres y financiada por el Banco
Mundial, transformada en un placebo de justicia. ¡Oh mercadotecnia,
cuan lejos has llegado!