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Progresa-Oportunidades: permite la supervivencia
pero también el control político y social de las indígenas

"A las que tantito se defienden se lo quitan y dicen que eso viene de arriba"

Rosa Rojas, enviada

 

 

Tlaquilpa, Veracruz., Como un mal necesario y al mismo tiempo un instrumento de control político y social, perciben las mujeres indígenas organizadas en la Unión de Campesinos y Artesanos de la Sierra Náhuatl de Zongolica y Tezonapa (UCANSZ) el programa Oportunidades en el que se transformó el Zedillista Progresa, para atención a las familias en pobreza y extrema pobreza.
En el Primer encuentro regional de la Sierra de Zongolica, realizado por la UCANSZ en junio pasado, participaron unas 150 personas provenientes de ocho de los 14 municipios de la sierra. Correspondiendo a la realidad que la acelerada migración va dejando en los pueblos serranos, un 60 por ciento fueron mujeres y el resto hombres, la mayoría de éstos maduros o ancianos.
Casi todas las mujeres indígenas se agolparon en la mesa dedicada a las "necesidades" y específicamente al Progresa-Oportunidades (P-O), situación perfectamente entendible si se toma en cuenta que para miles de familias que han visto desaparecer sus fuentes de empleo tradicionales: el cultivo del café y la explotación maderera (y cuando hay trabajo para los hombres, el jornal es de 25 a 30 pesos diarios), ese programa es prácticamente su única fuente de ingreso. Pocas mujeres tienen un trabajo remunerado, aunque la migración para ir a las ciudades a trabajar de empleadas domésticas va en aumento.
¿Qué es el P-O? De acuerdo a lo expresado por estas mujeres, les entregan 240 pesos bimestrales a cambio de hacer las faenas -como barrer las calles- que les asignen los promotores del programa, y asistir a pláticas de nutrición, llevar a sus hijos a la clínica, ("pero para qué llevamos a los niños a la clínica si no hay medicina para los niños"), y mandarlos a la escuela; no faltar a ninguna de las actividades que se les programen porque cada falta representa un descuento de 90 pesos; y "portarse bien" ya que "las mujeres tienen miedo de que los doctores y las autoridades municipales les quiten su Progresa. A las que tantito se defienden se lo quitan y les dicen ´ya no llegó tu pago´ y dicen que eso viene de arriba".
Además, deben aportar las cooperaciones que les exijan: "nos pidieron una tabla de 50 pesos para hacer una bodega en Oapango".
Algunas participantes, muchas de ellas sólo hablantes de nahuatl, comentaban recelosas: "ahorita ya los presidentes han de saber que estamos reunidas, ya han de tener la lista, porque los presidentes municipales se incomodan con la organización".
De acuerdo a la Sedesol este programa llega a más de tres millones de familias en el país. Al finalizar este año, en Veracruz, "estarán incorporadas en Oportunidades más de 499 mil familias". Se estima que en la sierra de Zongolica habitan unas 26 mil familias, pero no se cuenta con el dato de cuántas están incorporadas al P-O. Es claro que no son todas porque para quienes no reciben éste programa, están las despensas: "se pagan 30 pesos por dos cajitas que traen un litro de aceite, un kilo de frijol, dos kilos de Minsa, un kilo de arroz y una bolsa de leche".
Entre las denuncias que se hicieron se mencionó que la UCANSZ "hizo trámite de Progresa en Jalapa ante Concepción Azpeta, presidenta de Progresa, para que se lo den a 120 mujeres de Tlaquilpa, 15 de Cuautla, 42 de Mayuapa, siete de Tlachicoapa, pero sólo nos contesta en papel que nos están tomando en cuenta el trámite, lo hicimos en octubre pasado y no ha llegado ninguna ampliación".
"Los doctores del Progresa nos dicen que acarreemos el agua para que ellos se bañen. Los médicos nos dicen burras a las que no sabemos hablar español. Cargamos cántaros de 20 litros de agua para subirles el agua a los doctores para que se bañen, y todo por 240 pesos, y si pedimos burros prestados para cargar el agua, también los tenemos que pagar".
"Y dicen que a los niños les tenemos que comprar ropa y calzado, sacapuntas, si no llevan el sacapuntas les bajan un punto. Y eso por 240 pesos. Los que vivimos en la marginación no tenemos Progresa, pero los caciques de Tlaquilpa, que tienen molino y tiendas de abarrotes como Claudio García, y Lucía Ramírez, que es secretaria del registro civil y su esposo tiene un carro de volteo, ellos sí tienen Progresa".
"El nutriólogo se llama Juan, nos regaña porque estamos desnutridas. El dentista se llama Ricardo, también nos maltrata que porque no nos lavamos los dientes; disculpa, pero con 240 pesos cada dos meses no nos va a alcanzar para comprar el cepillo y la Colgate. Nos dicen que el dinero del Progresa no debemos usarlo para otra cosa, sólo para verdura y no alcanzan los 240 para dos meses y ahora 3 meses (el pago de mayo se atrasó un mes en Astacinga). Y también dicen que vayamos haciendo un ahorro de 50 pesos, que no nos lo gastemos todo, que se los demos a guardar a una de nosotras para ahorrarlo".
Una queja recurrente fue contra las faenas que las obligan a hacer a las señoras: "en los folletos del Progresa no dicen que las madres de familia tenemos que hacer faenas pesadas, porque el gobierno le da dinero a los ayuntamientos para barrenderos" comentaron.
Indicaron además que el programa ignora "a las abuelitas que ya no pueden ser mamás, o a las que las abandonaron sus hijos, son muchas que se han quedado solas, ¿ellas qué van a hacer?" cuestionaron.

 

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