La Jornada Semanal,   domingo 7 de julio del 2002                         núm. 383
Gérard Guasch

¿Quién es Reich?

Médico y psicoterapeuta, Gérard Guasch ensaya y practica, desde hace unos veinticinco años, una forma de terapia psicocorporal derivada de la orgonoterapia de Reich: el análisis biopsicológico. Fundador de la Escuela reichiana de París y del Círculo de estudios biopsicológicos de México, ha publicado dos libros sobre la terapia reichiana y actualmente prepara una biografía de este pensador. En este ensayo el doctor Guasch nos habla de las ideas de Reich y de las persecuciones que sufrió en Viena, en Berlín y en Estados Unidos. Acosado por el puritanismo, fue encarcelado y murió en la penitenciaría de Lewisburg, Pennsylvania, el 3 de noviembre de 1957. Recordado por Marcuse, su obra fue objeto del interés y del entusiasmo de los jóvenes del ’68. Ahora Reich es más joven que nunca.

"Reich, en nombre del deseo, hizo sonar un canto de vida en el psicoanálisis", escriben Deleuze y Guattari en su obra El Anti-Edipo. Pero ¿quién es Reich?

Discípulo disidente de Freud, objeto del ostracismo de las escuelas establecidas, a pesar de su obra polifacética, hoy en día Wilhelm Reich sigue siendo hoy en día un gran desconocido.

Nacido en 1897 en una familia judía acomodada, creció en el ambiente medio burgués, medio rural, de una provincia de lo que era el imperio austrohúngaro. Arruinado por la desdicha (su madre se suicida cuando él tiene apenas catorce años ; tres años después muere su padre) y por la guerra, estudia medicina en Viena. Se apasiona por la biología, la filosofía (Bergson en especial) y el psicoanálisis. Convencido de que la sexualidad es "el eje alrededor del cual gira tanto la vida social como la vida íntima del individuo", participa, en 1919, en la creación de un seminario de sexología, que lo lleva a conocer personalmente a Freud. Pronto se une al círculo de sus discípulos y es apreciado por su entusiasmo, pero no tarda en manifestarse como un hijo rebelde.

No acepta la pesimista idea freudiana de una "pulsión de muerte" ni de un masoquismo primario constitucional, sostiene procesos analíticos activos y afirma de manera cada vez más pujante la importancia de una plena satisfacción orgásmica como factor de equilibrio afectivo y orgánico. Esto lo lleva a publicar en 1927 Die Funktion des Orgasmus (La función del orgasmo), obra en la cual, mucho antes que Masters y Johnson, analiza el fenómeno orgásmico y establece la curva del orgasmo femenino y masculino. Desarrolla también conceptos novedosos como el de "coraza caracterial y muscular", mostrando que sólo un funcionamiento de nuestro organismo libre de contracciones crónicas y de miedo al abandono, permite disfrutar libremente de la vida y del amor.

Preocupado por las condiciones de vida de sus pacientes, denuncia la miseria social, afectiva y sexual generada por la sociedad capitalista, juega un papel activo en la lucha socialista e intenta una síntesis entre las ideas de Marx y de Freud. Sensible a las necesidades concretas de las masas, abre dispensarios para impartir consultas, consejos y medios anticonceptivos gratuitos.

En 1930 se traslada de Viena a Berlín, donde participa en la creación de un amplio movimiento para una política sexual proletaria, la sexpol que, en pocos meses, llega a tener miles de adherentes. Demasiado político para unos, demasiado psicoanalítico para otros, es excluido del Partido Comunista en 1933 y de la Asociación Psicoanalítica Internacional en 1934, "por haber introducido la sexología en las ciencias sociales y por haber puesto en evidencia su influencia en la formación de las estructuras humanas".

Entre 1929 y 1933 publica varios ensayos de importancia: Materialismo dialéctico y psicoanálisis (1929); Madurez sexual, continencia, moral conyugal. Crítica de la reforma sexual burguesa (1930), aumentado y reeditado en 1936 con el título La sexualidad en el combate cultural, y en 1945 como La revolución sexual; también publicó La lucha sexual de los jóvenes (1932); El análisis del carácter (1933); y Psicología de masas del fascismo (1933). En mayo de 1933, sus libros, con los de Freud y de otros autores judíos, son quemados publicamente en Berlín por orden de los nazis.

Apasionado por el concepto de energía vital, que denomina primero "bioenergía" y luego "orgón" (neologismo asociado con la idea de energía orgánica y orgásmica), Reich emprende investigaciones microscópicas, bioeléctricas y biofísicas para ponerla concretamente en evidencia. Considerando que ésta actua como energía biológica específica en los organismos vivos, desarrolla una nueva forma de psicoterapia, a través de la movilización de los músculos y de la respiración, que permite una liberación emocional profunda y da la preeminencia a la expresión emocional sobre la expresión verbal en el tratamiento.

Refugiado en Estados Unidos para salvarse del nazismo, enseña en la New School for Social Research de Nueva York, reinstala su laboratorio e inicia nuevas investigaciones sobre el cáncer. Instalado finalmente en el norte del país, organiza un amplio centro de enseñanza e investigaciones: Orgonón. Allí intenta concentrar la energía vital con fines terapéuticos en unos acumuladores de su invención y demuestra que éstos alivian el dolor de pacientes cancerosos en fase terminal. Con gran anhelo, presenta sus investigaciones a Einstein, pero éste, en un principio interesado, corta bruscamente la relación. Decepcionado, Reich continúa solo sus experiencias sobre la acumulación y la dispersión de las cargas energéticas en el cuerpo humano y en la atmósfera. Gracias a un aparato de su invención (Cloudbuster) logra que llueva en el desierto de Arizona. La fda (administración sanitaria estadunidense) lo acusa de prometer curar el cáncer con sus acumuladores y lo cita judicialmente. Reich rehusa acatar la orden. La fda manda quemar los acumuladores, sus libros y publicaciones. Lo encarcelan. El 3 de noviembre 1957 muere de una crisis cardiaca en el penitenciaro de Lewisburg, Pennsylvania.

Sus libros quemados, su laboratorio cerrado, sus alumnos dispersos, él desaparecido, todo parece consumado y su obra perdida. No es así. Unos diez años más tarde (entre las embestidas de la policía, las humaredas de los lacrimógenos o los tiros a quemarropa que en varios países sellarán el año 1968), su nombre regresa con fuerza a los labios de los jóvenes y de los menos jóvenes que, a ambos lados del Atlántico, cuestionan a la sociedad autoritaria y luchan con coraje contra la represión. A finales de los sesenta, al lado del Che Guevara, Reich se convierte en la figura emblemática de los movimientos de protesta estudiantil. Con él un nuevo soplo se anima, una nueva esperanza renace. Las mentes obtusas no dejan de objetar que sólo es un regreso a la ilusión, un avatar de lo engañoso. Pero el movimiento ha vuelto y no se detendrá. Sus libros son traducidos, sus ideas son examinadas, discutidas, criticadas, desarrolladas. Se crean grupos e institutos, y vuelven a tomar la antorcha. Al interrumpirse demasiado pronto su obra, incumbía a sus alumnos y a sus discípulos continuar con el esfuerzo emprendido. Lo hicieron.

Defensor de una cierta calidad de vida ("la burocracia y la vida son enemigas mortales"), Reich nunca aceptó la resignación. Desde la cárcel le escribió a su hijo Peter: "A veces hay que aceptar ciertos sufrimientos y ciertas restricciones a nuestra felicidad; pero hay que percibir, como lo haces tú, la extrema importancia de la felicidad en la vida."

Ya sea como psicoanalista, médico, sociólogo, educador o biofísico, Reich se ocupa de lo vivo. Investigador audaz, se ocupa de los daños causados por la educación autoritaria, las consecuencias de la miseria afectiva y de la frustración sexual, las del acorazamiento del organismo, la desertificación de los suelos y de los corazones, los efectos nocivos del miedo, del odio, de la energía nuclear. Y ya sea a nivel biológico, afectivo, sexual, político o social, siempre lo hace con el mismo impulso, con la misma pasión. En todas las etapas de su obra encontramos en él a un ardiente defensor de la vida, de una vida menos constreñida, menos doliente, más armoniosa, más libre. ¡La vida de Reich es una pasión, su pasión es la vida! Criticando lo que él llama "el arte de la espera infinita", libera el psicoanálisis de sus limitaciones verbales que, demasiado a menudo, hacen de éste un arte del monólogo, para ofrecernos un enfoque original de las relaciones cuerpo-mente. Un método activo que, por la disolución de las rigideces del carácter y de la musculatura, busca liberar las fuerzas de vida retenidas en una red de defensas y represiones en cada uno de nosotros.

Desde sus primeros trabajos psicoanalíticos al lado de Freud hasta las grandes visiones cósmicas del final, un soplo poderoso e innovador recorre la obra de Reich. Nos ofrece una visión amplia y profunda del hombre y del mundo. El campo reichiano es fértil. Más allá de las categorías: el psicoanálisis, el freudo-marxismo, la psicopolítica, la revolución sexual, el análisis del carácter… es un campo tan vasto como la vida misma. Los que lo critican, hablando de delirio científico organizado, perciben bien la profunda coherencia interna de su obra, centrada en el concepto de energía cósmica. Pero como ese concepto les es ajeno, lo encuentran extraño lo cual los inquieta. No les queda entonces más que volverse hacia una categoría psicopatológica conocida, la paranoia, que enarbolan como un estigma, esperando sin duda aniquilar así la fuerza de una vida y de una obra. Afortunadamente, Reich no se deja amordazar tan fácilmente. Tiene aún muchas cosas que decirnos. Muchas cosas para estimular nuestra reflexión, para alimentar nuestra búsqueda.

Más que a elaborar una nueva filosofía, nos invita a liberarnos de los dogmas, los prejuicios, las representaciones mentales y los bloqueos que obstaculizan el flujo de la vida y del amor. Tanto a nivel personal como colectivo, nos propone luchar contra la estrechez, la esclerosis y la parálisis de las funciones esenciales. La visión reichiana del mundo es una invitación a desarrollar un arte de vivir, sentir, pensar, amar, respirar, trabajar y de descubrir, todo en libertad. De permanecer en movimiento psíquica y físicamente. Es una invitación a compartir la existencia, conviviendo felizmente con los demás.

Al interesarse por los dinamismos psíquicos y somáticos, políticos y sociales, por la miseria de los cuerpos y de los sexos, por la energía que nos mueve y nos conmueve y por muchas cosas más, Reich abre perspectivas insospechadas al investigador y al terapeuta. Su obra merece ser mejor conocida, ya que puede ser de gran utilidad para enfrentar las graves crisis que sacuden nuestras sociedades hoy en día.

Uno de los aportes originales de Reich al campo de la psicoterapia es su concepto de acorazamiento del organismo. Estudiando lo que él llama la armadura corporal, que es la vertiente orgánica de la armadura psíquica, describe siete niveles en los cuales la energía vital y las emociones pueden verse bloqueadas. (Ver figura)

Al igual que las armaduras militares, ésta tiene una función protectora y defensiva. Pero imagínense cómo se hubiera sentido Hernán Cortés, que estaba muy satisfecho de tener una buena armadura para protegerlo cuando batallaba en Europa, si no se la hubiera quitado al desembarcar en las costas de Veracruz. Y una noche de plenilunio, ardiendo por unirse con la bella Malintzin… Así es la armadura, nos protege del dolor y de ciertos peligros externos o internos, pero si la llevamos siempre ajustada nos impide acceder al placer. Por eso la terapia reichiana propone una disolución de las rigideces caracteriales y corporales, con el fin de desarrollar un sistema de defensa mejor adaptado a las necesidades del momento.