Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 13 de julio de 2002
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Capital
Vigente, la indagación contra cacique de Petatlán

Continúa la PGJDF pesquisas en Guerrero

ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ ENVIADO

Petatlan. Gro., 12 de julio. La violencia deja señales claras: cuatro cruces sobre una plancha de concreto, a la orilla del camino de terracería que sube de Petatlán a la comunidad de El Venado, donde algunas casas quedaron abandonadas por el temor de sus propietarios a correr la misma suerte que sus vecinos y caer emboscados bajo ráfagas de fusiles AK-47. Esta es la región donde Digna Ochoa y Plácido quería para los campesinos una vida con dignidad y justicia.

Las celdas en la cárcel de Acapulco siguen llenándose de campesinos acusados de pertenecer a grupos armados, y prosiguen las secuelas de venganzas contra los presuntos delatores; seis son las muertes más recientes, entre ellas la de un inspector de la policía preventiva del municipio, Nicolás Martínez Sánchez, El Cuarterón o El Tres Cuartos de Litro, a quien versiones de uno de sus familiares señalan como el autor material del homicidio de Ochoa y Plácido, ocurrido en la ciudad de México el 19 de octubre de 2001, presuntamente por órdenes del ex presidente municipal Rogaciano Alba Alvarez.

Persecución y miedo

En medio de los rumores, lo cierto es que hay un clima de intimidaciones y persecución en contra no sólo de los integrantes de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y de Coyuca de Catalán, sino que los opositores políticos al régimen priísta que gobierna el municipio temen que se extienda hacia ellos; por eso en Petatlán el silencio es sinónimo de miedo.

La presencia de militares en la carretera nacional Acapulco-Zihuatanejo intimida. El Ejército, aseguran, colabora con las autoridades municipales en los programas de despistolización, pero es sólo el pretexto, porque siguen prestándose al juego de los taladores que desde 1998, con el cacique Bernardino Bautista al frente, iniciaron una inclemente persecución en contra de los campesinos que se opusieron a la explotación de la madera.

Actualmente siguen presos cuatro integrantes de la organización: Pilar Martínez y su hermano Moisés, Francisco Bautista, hermano de Juan, dirigente de la organización, y Gerardo Cabrera, acusados de portación de arma prohibida y con sentencias de hasta 10 años de cárcel.

"Son delitos fabricados", asegura Felipe Arreaga Solís, secretario general de la organización; "les sembraron el arma en su casa, de donde los fueron a sacar". A sus esposas, Digna Ochoa les había ofrecido asistencia jurídica e incluso llevar los casos a organismos y tribunales internacionales de derechos humanos.

Versiones apuntan al cacique

En noviembre del año pasado un preso del penal de Acapulco, Alfredo García Torres, acusó al ex edil Rogaciano Alba Alvarez de estar detrás del homicidio argumentando que el trabajo de la abogada en la sierra se oponía a su cacicazgo en la explotación de madera, lo cual motivó que la comisión especial de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), que investiga el caso, se trasladara a Guerrero con la misión de tomar declaración al acusado, a fines de diciembre.

Después de varias visitas más a la región, en enero y mayo, la PGJDF, si bien no descartó continuar las pesquisas en el estado, sí había desechado por completo la presunta participación de Alba Alvarez. Sin embargo, en marzo pasado nuevas versiones señalaron que Rogaciano Alba pagó a un pistolero de la región, Nicolás Martínez Sánchez, El Cuarterón, también inspector de Seguridad Pública municipal, para que siguiera a Digna en su visita por la sierra, el primero y 2 de octubre de 2001, y se trasladara luego a la ciudad de México para asesinarla.

El Cuarterón, o El Tres Cuartos de Litro, como lo conocían también por su aspecto físico -obeso y de baja estatura-, fue asesinado en una emboscada el pasado 4 de marzo, presuntamente por órdenes del mismo Alba Alvarez. Iba en camino a la cabecera municipal, como todas las mañanas, para presentarse a trabajar, acompañado por otras cuatro personas, entre ellas uno de sus hijos, y en una curva los emboscaron disparándoles con armas AK-47. Ninguno de los cuatro ocupantes de la camioneta, conducida por Nicolás Martínez, salió vivo.

La Policía Judicial "está hecha bolas con el crimen", dicen los mismos familiares, pues nadie sabe por qué lo mataron, aunque la principal línea que investigan las autoridades locales es la venganza. Según dicha hipótesis, los hijos de Francisco Bautista Valle, de la Organización de Campesinos Ecologistas, preso actualmente en la cárcel de Acapulco, mataron a Nicolás y a su sobrino Octavio Zárate Martínez, Tavo, quien era como su hijo, también en una emboscada, cinco meses atrás, para vengarse por haber sido quien denunció a su padre ante el Ejército, acusándolo de pertenecer a un grupo armado.

Lo cierto es que a El Cuarterón el mismo Ejército lo detuvo, a mediados del año pasado, en posesión de una pistola escuadra calibre 22, por lo que estaba sujeto a proceso penal por portación de arma de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. Para no ser encarcelado obtuvo un amparo y tenía que presentarse a firmar los días primero y 15 de cada mes, en el segundo tribunal unitario de circuito, en Acapulco.

Pero quienes apoyan la hipótesis de que Alba Alvarez estaría detrás de ambos crímenes sostienen que fue un ajuste de cuentas relacionado con el tráfico de drogas.

Ya fuera venganza del narco o de grupos guerrilleros, el padre de Nicolás y un hermano, así como varios sobrinos, no esperaron más y huyeron de la comunidad de El Venado, rebautizada hoy como colonia Benito Juárez, abandonando sus casas y sus tierras. "Está cabrón cuando no sabes quién los está matando", dice Jesús Orozco López, suegro de Nicolás.

Para la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y de Coyuca de Catalán, las acusaciones contra el edil podrían tener la intención de desatar nuevamente la persecución contra sus dirigentes: "quieren que Rogaciano nos quite del camino", advierten.

Si bien no comulgan con la idea de que la defensora de los derechos humanos haya sido asesinada por órdenes de Alba Alvarez, lo reconocen como una persona temida en la región, con la que no quieren tener problemas. "Con ese hombre nadie se mete", dicen, porque "no hay quien le gane".

Según el PRD, principal partido de oposición en Petatlán, "aunque Rogaciano no gobierna, sí manda", y sus militantes se rehúsan a hablar abiertamente de él; de sus presuntos vínculos con el narcotráfico y su cercanía con el Ejército. Tampoco lo quieren como adversario, confiesa uno de los ex contendientes a la dirigencia municipal del partido, cercano a la organización de campesinos ecologistas.

Nunca la conocí: Rogaciano

Rogaciano admite que conocía a El Cuarterón desde hacía unos ocho años, porque perteneció al mismo partido político y a la asociación ganadera que dirige, pero niega que tenga intereses en la explotación de los bosques y sólo se asume como "líder natural" dedicado a la ganadería y la agricultura. "A la señora Digna nunca la conocí, nunca me enteré de que estuvo aquí", asegura. Atribuye las acusaciones en su contra al PRD, e incluso a miembros de su partido, el PRI, que quisieran verlo fuera de la región.

Jorge Ramírez Espino, presidente municipal de Petatlán, asegura que Rogaciano está tan ocupado en dirigir la Asociación Ganadera estatal, que no tiene tiempo para participar activamente en la política local, aun cuando es consejero del partido, como todos los ex presidentes municipales. Pero sí mantiene sus alianzas.

El pasado 10 de junio fue citado nuevamente por el Ministerio Público de la PGJDF para tomar -por tercera ocasión- su testimonio sobre las nuevas versiones que lo involucran en el homicidio de la abogada.

Minutos después de su llegada a las oficinas del Ministerio Público local, donde se realizó la diligencia, acompañado por su abogado y uno de sus hijos, comenzaron a llegar colaboradores de uno de los precandidatos priístas a la presidencia municipal, René Galeana, "para apoyarte en lo que sea necesario", le dijeron, e incluso comentaron que habían pensado realizar un mitin de apoyo, acción que descartaron por no haberla consultado con él.

Temor a nuevas persecuciones

Para los campesinos de la sierra, a los que Digna pretendía apoyar "tocando puertas", Rogaciano no tendría ningún motivo para mandar matar a Ochoa y Plácido, y ven en la acusación contra el dirigente ganadero algún interés en desviar las investigaciones o incluso de provocar al ex edil para que reaccione en contra de la Organización de Campesinos Ecologistas.

El temor de que resurjan las persecuciones en la zona es latente, pues aún hay campesinos de la organización presos, acusados de delitos fabricados, como portación de arma de uso exclusivo del Ejército, abigeato y hasta homicidio, asegura el dirigente Felipe Arreaga Solís. Recuerda aquellos tiempos en que tenían que permanecer ocultos en cuevas, porque los militares, "que se prestaron al juego", decían: "donde agarremos a Felipe Arriaga lo colgamos de los huevos".

-¿Atacando a Rogaciano atacan a la organización? -se le pregunta a Arreaga Solís.

-Puede ser, porque nosotros no tenemos nada contra él, no tenemos nada, ni creo que esté involucrado. Yo lo he conocido como presidente municipal, como alcalde (de 1993 a 1996) y de ahí para acá no puedo decir; se ha dedicado a su trabajo, a su ganado, de lo demás, pues uno no sabe.

En la sierra, otros campesinos que pertenecen a la organización, especulan: "quieren que Rogaciano nos quite del camino".

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