La Jornada Semanal,  domingo 14 de julio de 2002         384
(h)ojeadas
¿POBRE ESTADOS UNIDOS?

GABRIELA VALENZUELA NAVARRETE

Noam Chomsky en La Jornada,
La Jornada Ediciones,
México, 2002.

Seguramente, un productor de películas de acción en Hollywood no dudaría en comprar el siguiente argumento: un hombre desquiciado (árabe, egipcio, colombiano o de donde sea), con un número grande de seguidores, realiza algún acto violento que obliga a los "buenos" de la historia (digamos, una nación al norte de México) a desatar una ofensiva para salvar a los habitantes inocentes del mundo. Considerando antecedentes como Código flecha rota, La caída del halcón negro o el más reciente blockbuster El hombre araña, sería inútil afirmar que no es un negocio redondo. Una buena parte de los éxitos taquilleros del cine hollywoodense sigue la fórmula de "entre más sangre, explosiones, balazos y soldados haya, mejor" y fácilmente consiguen que muchas personas levanten lo más alto posible la bandera de "Pobre Estados Unidos, todos lo quieren acabar". A lo que ya no llegan es a la pregunta que surge entonces: ¿por qué?

Afortunadamente, hay una persona a la que no le ha importado desafiar las verdades oficiales de su país para contestar ese por qué, aunque tenga que sacar a la luz el "detrás de las cámaras" de cada nuevo "argumento" fabricado por el gobierno de Estados Unidos; hablamos de Noam Chomsky.

Para muchos, el nombre de este intelectual es más que nada sinónimo de una teoría lingüística, muy difundida y utilizada en su momento pero que ahora empieza a ser reemplazada. Gracias a la aceptación que tuvo Syntactic Structures (publicado en 1957) y a la revolución que provocó en la enseñanza de las lenguas, prácticamente todas las generaciones posteriores hemos crecido bajo la hipótesis del origen innato del lenguaje, en la que a una estructura lingüística profunda debe seguir una serie de transformaciones para llegar a una estructura superficial que finalmente nos permita comunicarnos. Algo complicado.

Sin embargo, descubrirlo como crítico político puede ser sorpresivo si se espera que utilizará la misma rigidez de su gramática estructuralista. En esta recopilación de artículos y entrevistas que han aparecido en La Jornada entre 1990 y 2001, el estudioso norteamericano se presenta como un hombre distinto al inflexible lingüista: no sólo es tajante y mordaz, sino que llega a mostrarse cáustico, humorístico y hasta burlón.

La singular colección de participaciones de Chomsky está dividida en tres secciones: Estados Unidos, América Latina y Kosovo y Medio Oriente. Temporalmente, abarca la Guerra del Golfo hasta el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York, pero de igual manera retrocede a la época de la guerra de independencia norteamericana o a la Revolución mexicana. A pesar de lo que dice esa frase trillada de que "la historia se construye día a día", en sentido riguroso, se necesita de la frialdad que da la lejanía en el tiempo para abordar un hecho que, por sí mismo o por sus consecuencias, altera el camino de uno o varios países. Sin embargo, a Noam Chomsky parece no afectarle la cercanía temporal para conservar la objetividad de sus análisis.

Por ejemplo, la reacción colectiva después del 11 de septiembre del año pasado fue compadecer a Estados Unidos por estar en la mira de un terrorista árabe, más aún luego de las (dudosas) imágenes de la gente celebrando en Medio Oriente. Se empezó a hablar entonces de la situación de las mujeres en Afganistán y de tantas otras cosas que alentaran el deseo de salvar a los desvalidos... pero para olvidarse también de lo que pasa dentro de las fronteras de ese país, como la incierta situación de los habitantes del Bronx. En una entrevista, provocativamente titulada "Para invadir Cuba... victorias baratas", Noam Chomsky dice: "El punto importante para Bush o cualquier político estadunidense es impedir que la población, incluida la del Bronx, ponga atención a lo que está pasando ahí. [...] Estados Unidos se está convirtiendo en un tipo de sociedad tercermundista, por supuesto, mucho más rica que cualquier sociedad del Tercer Mundo, pero con sus características: grandes sectores de la población están completamente marginados y viven dentro de parámetros del Tercer Mundo en lo referente a mortalidad infantil, seguridad social, etcétera. De hecho, si un afroamericano en Harlem llega a los veinte años de edad, su expectativa de vida es menor que la de una persona en Bangladesh. Esto es Nueva York, la ciudad más rica del mundo." Después explica el método que sigue el gobierno para evitar que su población se dé cuenta de lo que está pasando, algo que suena harto conocido: "Hay que impedir que la gente vea esto, y el recurso para impedirlo es clásico: primero los atemorizas con grandes, temibles enemigos extranjeros, que están a punto de destruirlos –Kadafi, los sandinistas, Granada, terroristas internacionales, algunos locos árabes, narcotraficantes latinoamericanos. Después los hundes en un gran fervor patriótico, salvándolos milagrosamente de esos enemigos. De esta manera, evitas que miren los horrores que los rodean." Lo más interesante de esta entrevista no es lo cierto del comentario, sino que del presidente Bush del que se habla no es del actual George W. Bush, sino de su padre, de hace una década, de Saddam Hussein tanto como de Osama Bin Laden...

Pero el profesor del Massachusetts Institute of Technology (al que ingresó en 1954) no se conforma con señalar "detalles" como el anterior de políticos más o menos actuales. En "El sistema de los 500 años y el nuevo orden mundial", deja al descubierto la inusitada parte racista de tres personajes históricos: el poeta Walt Whitman, el naturalista Charles Darwin y George Washington. En este ensayo, Chomsky relata que Washington "describió los objetos que estorbaban a los probos colonos como poseedores ‘de nada humano, salvo la forma’. Eran simples ‘animales de rapiña’, como los lobos". Más adelante, y dando un ejemplo concreto de lo anterior, comenta que "los mexicanos eran descritos por viajeros como ‘una raza de hombres imbéciles, pusilánimes, y no aptos para controlar los destinos de aquella parte bella’ de California que pertenecía por derechos a los anglosajones en las fantasías racistas del siglo xix, compartidas, entre otros, por Charles Darwin, que sentía que ‘hay aparentemente mucho de verdad en la creencia de que el progreso maravilloso de Estados Unidos, así como el carácter del pueblo, son los resultados de la selección natural’". La amarga cereza de este pastel son las palabras de Whitman, que escribió: "¿Qué tiene México, miserable, ineficiente, [...] que ver con la gran misión de poblar al Nuevo Mundo con una raza noble?"

En fin, las administraciones de todos los países necesitan triunfos políticos para mantenerse y, aunque parezca irónico, los principales enemigos del gobierno no son los partidos de oposición, sino sus propios pobladores. Hay que controlarlos, hay que impedir que tomen conciencia de su situación, y un recurso infalible es producir histerias chauvinistas. El tema es lo de menos: atentados, cumbres políticas, campeonatos de futbol; lo importante es el resultado, por ejemplo, una batalla ganada en Medio Oriente: "Un reportero del diario Newsday descubrió recientemente [que] cuando las tropas estadunidenses entraron en Kuwait, fueron encabezadas por un batallón de ingenieros con bulldozers que enterraron vivos a los soldados iraquíes en sus trincheras, quizá a miles de ellos. [...] Es un horrible crimen de guerra, mas no importa a nadie."

La idea de leer crítica política de entrada puede parecer aburrida y poco atractiva; sin embargo, gracias a la lengua (y la pluma) incisiva de Chomsky, la aventura de recordar la crisis de los misiles de Cuba en 1962 resulta más ilustrativa que las somníferas dos horas y media de Trece días de Roger Donaldson. Pero más que una tarde de lectura entretenida, Noam Chomsky en La Jornada habrá de plantear preguntas que deben ser contestadas, la más importante es: "¿qué está sucediendo ahora mismo y qué podemos hacer al respecto? •


P O E SI A

PRIMEROS PASOS DEL HIJO DESATANÁS
 
 

GUILLERMO VEGA ZARAGOZA


 

Charles Bukowski,
El mundo visto desde la ventana de un 3er piso,
Editorial Hombre que Lee,
México, 2001.
 

Resulta por lo menos paradójico que aunque Charles Bukowski se inició y publicó más libros como poeta que como narrador, en lengua española se le conozca más como esto último y su obra poética haya sido, hasta cierto punto, relegada. Esto tiene varias explicaciones. Primero que nada, responde a una política de la editorial catalana Anagrama que posee los derechos de la obra de Bukowski en español, la cual ha privilegiado la publicación de la obra narrativa de este escritor nacido en Andernach, Alemania, en 1920 y muerto en Los Ángeles en 1994. De hecho, en una sola ocasión Anagrama ha publicado un libro con poesía de Bukowski: se trata de la antología Run with the hunted, de 1993, a la que titularon Peleando a la contra, pero que en realidad debió haber sido Corre con la presa.

Otra razón podría ubicarse como un reflejo de la reacción que la misma poesía de Bukowski ha causado en la crítica norteamericana y del mundo en general. A pesar de tener una aceptación popular inobjetable (por ejemplo, en Alemania, hasta 1990, se habían vendido dos millones 200 mil ejemplares de sus libros), la poesía de Bukowski no aparece en ninguna de las antologías de poesía norteamericana de las consideradas "importantes". Russell Harrison, uno de los pocos críticos serios que se han ocupado de la obra de Bukowski tratando de ubicarla en su contexto real sin denostarla a priori, afirma que esta falta de respuesta de la crítica se debe primordialmente, más que a la forma al contenido de la poesía de Bukowski. Bukowski, nos dice Harrison, más que ser un poeta confesional o un rezagado poeta beat o incluso un poeta contracultural, es un poeta proletario, pero no en el sentido marxista, sino en el sentido de que habla de la vida de las personas de la clase trabajadora, de la gente de la calle, los obreros, las prostitutas, los pordioseros, la gente común y corriente, que está afuera, que siempre lo ha estado, de lo que se suele llamar "el sueño americano". Sin ser abiertamente político (de hecho abominaba la política; bueno, en realidad abominaba cualquier cosa que no fuera su literatura), Bukowski aportó más en la comprensión de esa realidad que ningún otro escritor norteamericano.

Desde luego, para el stablishment literario, para "literatos" que para escribir se ponen guantes y camisa de seda, en ésta y otras latitudes, Bukowski es un poeta menor. Pero a fin de cuentas: ¿qué es un gran poeta? El nicaragüense José Coronel Urtecho lo ha dicho muy claramente: "Si escribió un gran poema, uno solo, es un gran poeta." Bukowski escribió cerca de mil cien poemas (por lo menos son los que se han publicado hasta la fecha, pero parece que dejó muchísimos más sin publicar y que han salido a la luz poco a poco desde su muerte, pues para él, un periodo de sequía era "pasar dos o tres noches sin escribir"). Y no escribió un solo gran poema sino varios. Quizá ha sido precisamente esta monstruosa producción la que ha actuado en detrimento de la apreciación del real valor de la como obra poética. Es decir, entre tanto poema, es posible que se hayan colado algunos no tan buenos o definitivamente malos, sobre todo si se toma en cuenta que el menos indicado para decidir qué era bueno o malo era el propio Bukowski. Para él, todo lo que escribía era genial, le pesara a quien le pesara.

Por otro lado, también han contribuido a alimentar esta percepción de que Bukowski es un poeta que sólo habla de "borrachos, prostitutas y perdedores", algunas antologías de su poesía, sobre todo en idioma español, que aunque contadas, han sido significativas. Por lo menos en México, fue en 1983 cuando Roberto Castillo tradujo algunos poemas de Bukowski y logró que los publicara la Universidad Autónoma del Estado de México con el título de Soy la orilla de un vaso que corta, soy sangre. El libro correría con tal suerte que sería reeditado casi doce años después, luego de la muerte del autor de Factotum. En tanto, en Argentina, Federico Ludueña seleccionaría y traduciría poemas de Bukowski para dos volúmenes, en edición bilingüe, que también aparecieron en 1995. Tengo entendido que en Chile Pedro Antonio Araya y Yanko González publicaron en 1996 una antología titulada La muerte se está fumando mis cigarros, pero no la he podido conseguir. En España, en 1998, Mondadori publicaría un pequeño volumen con veinte poemas, en la colección Mitos, que tendría amplia circulación, con traducciones de Cecilia Ceriani y Txaro Santoro. De regreso en México, en 1999, Ediciones del Milenio publicaría El amor es un perro infernal, selección de poemas del libro del mismo título, con traducciones de Víctor M. Carrillo. Y anda circulando por ahí (yo la conseguí en el Tianguis del Chopo) una antología pirata, supuestamente publicada en Colombia por una editorial llamada El Héroe Desconocido, con el título de Los poemas del viejo indecente, traducidos por un tal Francisco Jaymes. Es tan pirata, que además del poco cuidado de la edición y las erratas, hasta el apellido de Bukowski escriben con "y".

Por todo es notable la aparición de El mundo visto desde la ventana de un 3er piso, pues es la primera ocasión que se publica en español un libro de poesía de Bukowski tal y como él lo concibió. Aunque en realidad este volumen reúne dos libros, ya que incluye los dos primeros poemarios publicados como tales por Bukowski: Mi corazón atrapado en sus manos, que reúne poemas escritos entre 1955 y 1963, y Crucifijo en una mano muerta, con textos de 1963 a 1965. Ambos libros verían la luz de nuevo años después, como parte del volumen Burning in water, drowning in flame (Black Sparrow, 1974). Conviene recordar la forma en que surgieron estos libros para ubicarlos en su real contexto.

En 1963, Charles Bukowski trabajaba en el Servicio Postal de Los Ángeles y vivía con Frances Elizabeth Dean, quien sería la madre del único vástago del escritor: Marina. Bukowski se encontraba en un profundo estado depresivo, pues apenas unos meses antes había muerto la mujer a la que quizá más había amado hasta el momento en su vida: Jane Cooney Baker, quien muchos años después encarnaría Faye Dunaway en Barfly, la película estelarizada por Mickey Rourke en el papel de Henry Chinaski, alter ego de Bukowski. Para ese entonces ya habían aparecido poemas de Bukowski en muchas de las revistas subterráneas de poesía que circulaban por todo el país y había publicado algunos cuadernillos de corto tiraje con sus poemas. Una de estas publicaciones era el periódico The Outsider, editado en Nueva Orleáns por John Webb y su esposa Gipsy Lou, en el que también colaboraban personajes como William Burroughs, Lawrence Ferlinghetti y Henry Miller. El corresponsal del periódico en la costa oeste les recomendó que publicaran a Bukowski, quien ya se había hecho de cierta reputación como poeta underground. Los Webb adoraron el trabajo de Bukowski desde el principio y le publicaron once poemas en el primer número del periódico. Fue tal la respuesta de los lectores que los Webb decidieron otorgarle el premio como primer "Outsider del Año", que incluía una bonita placa para colgarla en la pared y, lo más importante, la publicación de una antología de su trabajo. Ese libro sería It Catches My Heart in Its Hands, que aparecería en octubre de 1963 y del que sólo se hicieron 777 ejemplares, editados bellamente por Loujon Press, propiedad de los Webb. Desde luego, esa primera edición es ahora una pieza de coleccionistas. El día que Bukowski lo tuvo en sus manos, según nos cuenta su biógrafo Howard Sounes, supo que "los años de miseria, la depresión, los sentimientos de pérdida habían valido la pena para ver algo tan maravilloso", su primer libro.

El volumen, cuyo título está tomado de un verso de Robinson Jeffers, uno de los poetas favoritos de Bukowski en esa época, contiene lo que a consideración de Bukowski era lo mejor que había escrito hasta entonces y sin duda algunos de sus poemas más célebres, como "la desgracia de las hojas", "a la puta que se llevó mis poemas" o "poeta viejo". Para los estándares de ese tipo de publicaciones, el tiraje se agotó en pocos meses y los Webb le propusieron que les diera material para un segundo libro, pero Bukowski no tenía nuevos poemas, así que se puso a escribirlos, época que coincidió con el nacimiento de su hija Marina. Entre sus nuevas obligaciones y los problemas domésticos con FranceEyE, como le decía a su mujer, Bukowski no avanzaba en la producción de los poemas, así que en mayo de 1965 los Webb se lo llevaron a Nueva Orleáns para que se concentrara y terminara el libro. Pero Bukowski se la pasaba tan a gusto sin problemas, bebiendo y tratando de ligarse a cuanta mujer veía, que escribía bien poco, por lo que cada vez que John Webb lo veía llegar a la oficina de la editorial le preguntaba: "¿Ya traes los poemas, Bukowski?" Como la respuesta era casi siempre negativa, Webb lo mandaba a escribir. Bukowski temía que trabajar bajo presión convirtiera a su poesía en "periodismo", pero finalmente terminó el libro y se publicó a finales de ese año, nuevamente con una bella edición cuidada por los Webb en Loujon Press, pero ahora con un gran tiraje y una distribución manejada por un editor de Nueva York. Con ello, Crucifix in a Deathhand se convirtió en el primer libro de Bukowski que circuló más allá del cerrado ámbito de las ediciones underground. No obstante, el mismo Bukowski no quedó satisfecho con el contenido, pues pensaba que los poemas no habían alcanzado la altura de los del primero. Aún así, contiene páginas memorables, como "ninguna lady godiva", "los obreros", "algo para los coyotes de los hipódromos, las monjas, los empleados de abarrotes y para ti…", "estoy muerto pero sé que la muerte no es así" y "ellos, todos ellos, saben".

Contrariamente a las traducciones, no sólo de poesía sino también de narrativa, de la obra del autor de Pulp, la de Adolfo Vergara rehuye caer en los excesos de sus colegas españoles o argentinos, que se esfuerzan en tratar de adaptar, sin éxito, los giros del habla callejera de Los Ángeles, muchas veces utilizada por Bukowski, a la de sus propias urbes, con lo que en lugar de tener un Bukowski en español tenemos un Bukowski en barcelonés o en rioplatense. Al respecto, hace poco, un escritor mexicano al que han emparentado mucho con el angelino (pero que bien mirado tienen poco en común, salvo el alcoholismo), Guillermo Fadanelli, contaba que él y un grupo de amigos leyeron primero a Bukowski en las traducciones de Anagrama y trataban de imitarlo en sus escritos. Muchos años después, al leerlo en el inglés original se dieron cuenta que en realidad le habían copiado el estilo a los traductores de Bukowski, pero no a él. En ese sentido, la traducción de Adolfo Vergara es limpia y busca apegarse lo más posible al sentido original de los poemas, lo que nos permite acercarnos con mayor justeza a los primeros pasos del Hijo de Satanás •


FICHERO
LOS LIBROS QUE LLEGAN A NUESTRA REDACCION
CRÓNICA
•Un paseo por el Molo, Héctor M. Enríquez Andrade, Editorial Ducere, México, 2002, 243 pp.

CULTURA
•Festivales culturales de México, Lourdes Acevedo Bock (coordinadora), Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 2002,327 pp.

DICCIONARIO
•Nafta. Libre comercio. Diccionario español-inglés, Estudio Jurídico Quijada y Gómez, M&B Audiovisual, Santiago de Chile, Chile, 1995, 304 pp.

FILOSOFÍA
•Cantar de las huestes de Ígor, (estudio preliminar, traducción y notas de Armando Partida Tayzan), Col. Seminarios, UNAM, 2001, 208 pp.
•En esto creo, Carlos Fuentes, Biblioteca Breve, Seix Barral, México, 2002, 313 pp.
•La plenitud vital. Ética de la conciencia amorosa en la filosofía de Joaquín Xirau, Gabriela Hernández García, Col. Mirador de posgrado, UNAM, México, 2000, 202 pp.

NARRATIVA
•Cuento bueno, hijo ajeno. (La ficción en México), Sara Poot Herrera, Mauricio Carrera, Víctor Hugo Vásquez Rentería, et al., Serie Destino arbitrario, 20, Instituto Tlaxcalteca de la Cultura/Instituto Nacional de Bellas Artes/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 2002, 232 pp.
•Una historia verdadera basada en mentiras, Jennifer Clement, traducción de Guillermo Sánchez Arreola, Col. Narraciones, Plaza y Janés Editores, México, 2002, 166 pp.

POESÍA
•La tierra santa, Alda Merini (edición bilingüe), nota previa y versiones de Jeannette L. Clariond, nota introductoria y selección de María Corti, Col. Poesía, Pre-textos, España, 2002, 119 pp.

REVISTAS
•Casa del tiempo, núm. 41, junio de 2002, vol. iv, época iii, textos de Ariel Rodríguez Kuri, Carlos Ornelas, Jorge Velázquez Delgado, entre otros,
UAM, México, 76 pp.
•La Tempestad, núm. 24, mayo-junio de 2002, año 5, textos de Sergio González Chico, Miquel Adriá, Anne Carson, entre otros, Editorial Imágenes y Movimiento, México, 66 pp.
•(Paréntesis), núm. 16, mayo de 2002, año 2, textos de Álvaro Enrigue, Esther Gasca, Julio Trujillo,entre otros, Editorial Paréntesis, México, 96 pp.
•(Paréntesis), núm. 17, junio 2002, año II, textos de Rodrigo Diez Gargari, Mauricio Sanders, Rubi Guerra, Editorial Paréntesis, México, 96 pp.
• Paso de Gato, núm. 2, mayo-junio de 2002, textos de Jesús González Dávila, Teresa Rábago, Marco Antonio de la Parra, entre otros, Anónimo Drama Editores, México, 72 pp.
•Origina, núm. 111, mayo de 2002, año 9, textos de Víctor Manuel Banda Monroy, Carmen Nozal, Mariana Winocur, entre otros, Gilardi Editores, México, 80 pp.
•Renglones, núm. 51, mayo-agosto de 2002, año 17, textos de María Lucrecia Hernández, María Eugenia Suárez de Garay, Marcos Pablo Moloeznik, entre otros, Oficina de Difusión de la Producción Académica, México, 132 pp.
•Tinta seca, núm. 54, mayo-junio de 2002, textos de Adela Cortina, Enrique Vila-Matas, Moraima Guanipa, entre otros, Publicación Independiente del Estado de Morelos, México, 32 pp.
• Tierra Adentro, núm. 115, abril-mayo de 2002, textos de Juan José Doñán, Lourdes Hernández Fuentes, Juan Villoro, entre otros, Conaculta, México, 95 pp.
•Tropo a la Uña, núm. 24, mayo-junio de 2002, año 3, textos de Gabriel Avilés, Marien Espinosa, Roció Tame, entre otros, Asociación de Escritores de Quintana Roo, México, 57 pp.

TEATRO
•Andrómaca/Fedra, Jewan Racine, edición de Emilio Núñez, traducción de Ma. Dolores Fernández Lladó, Col. Letras universales, Ediciones Cátedra, Barcelona, España, 2001, 223 pp.

TECNOLOGÍA
• Las fuentes del crecimiento en la siderurgia mexicana. Innovación, productividad y competitividad, Alenka Guzmán, UAM/Miguel Ángel Porrúa Grupo Editorial, México, 2002, 502 pp.


ALBRICIAS
La Jornada Semanal
felicita al escritor

CINTIO VITIER

por haber obtenido el 
PREMIO DE LITERATURA
  LATINOAMERICANAY DEL CARIBE
JUAN RULFO 2002