LETRA S
Agosto 1 de 2002

Estampas de la pandemials-mapa


Desde el incio de la pandemia
60 millones de infecciones acumuladas
   40 millones de casos vivos
   20 millones de muertes
Para el 2010
100 millones de casos
   45 millones de nuevas infecciones
   29 millones podrían prevenirse con acciones de prevención
Acceso a medicamentos
6 millones necesitan tratamiento inmediato
   sólo 730 mil están bajo tratamiento
   500 mil en los países desarrollados
   30 mil en África

3 millones de muertes por año
   8,500 muertes diarias
   15 mil nuevas infecciones diarias

Alejandro Brito

¿Cuántos precios tiene una vida?

Al entrañable Jorge Huerdo Siqueiros,
por su ejemplar lección de valor civil.

"¿Dónde están los 10 mil millones de dólares?" (que deben aportar los países ricos para combatir el sida en los países pobres), fue el reclamo más escuchado en la XIV Conferencia Internacional de Sida, realizada del 7 al 12 de julio pasado en Barcelona. Desde el grupo radical Act Up hasta el ex presidente estadunidense Bill Clinton, la demanda de dotar de esa cantidad al Fondo Global para Combatir el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, se dejó escuchar en los cinco días que duró el encuentro.

Desde la creación del Fondo Global, el año pasado, se calculó en 10 mil millones de dólares anuales los recursos necesarios para hacer frente a las enfermedades más perniciosas y mortíferas del planeta. Dicha cantidad se completaría si las naciones más ricas, agrupadas en el Grupo de los Ocho (G8), aportaran tan sólo 0.05% de su producto interno bruto (PIB), pero hasta ahora sólo se ha logrado recolectar poco más de 2 mil millones de dólares. Por ello, el posible anuncio de nuevas y mayores aportaciones al Fondo Global era una de las principales expectativas de esta cumbre del sida. Pero sólo Canadá anunció un aumento en sus aportaciones por 53 millones de dólares. Esta falta de compromiso motivó protestas y denuncias que se dejaron escuchar a lo largo de este multitudinario evento, lo que le imprimió un marcado tinte político a esta cumbre mundial del sida. Si en las conferencias anteriores el acento se puso en la ciencia, esta vez se colocó en la política, porque es ahí donde se libra la lucha por los recursos, como apuntó Peter Piot, director del Programa de Sida de la ONU (Onusida), en la ceremonia de inauguración. "Debemos incorporar firmemente al sida en la agenda política que configura el orden mundial", señaló.

Al secretario de Salud de Estados Unidos, Tommy G. Thompson, se la armaron en grande los aguerridos activistas de Act Up París. Los gritos de "¡Verguenza!" y "¡Dinero para el sida, no para la guerra!" acallaron el discurso del funcionario estadunidense, a quien no dejaron pararse el cuello con los 500 millones de dólares aportados hasta ahora por ese país al Fondo Global, y lo obligaron a salir tras bambalinas resguardado por una docena de guaruras. De acuerdo con un estudio presentado por la organización Oxfam Internacional --reconocida por su lucha contra las compañías farmacéuticas por los elevados precios de sus productos--, las sumas aportadas al Fondo Global por las naciones industrializadas están lejos de las cantidades que les correspondería aportar, de acuerdo a su PIB. Estados Unidos, por ejemplo, sólo ha cumplido con 12.4 por ciento de los recursos comprometidos; Japón, con 9 por ciento; Alemania, 16.7; y el Reino Unido, 32.9 por ciento. "Hay una falta de moralidad incomprensible en el incumplimiento de los compromisos asumidos por quienes tienen los recursos y no los sueltan", expresó la carismática ex ministra de Educación de Mozambique, Graca Machel, y actual esposa de Nelson Mandela, de modo elocuente y convincente en una de las plenarias de la Conferencia.

En la discusión de la movilización de recursos internacionales para frenar al sida, era inevitable la comparación con lo invertido en la guerra contra el terrorismo. Marie Bopp Dupond, periodista seropositiva de Polinesia, denunció, en la ceremonia de clausura, que mientras Estados Unidos regatea su aportación al Fondo Global, gasta 1,800 millones de dólares mensuales en la guerra en Afganistán. El propio Bill Clinton apuntó en la misma ceremonia que su país podría muy bien aportar los 2 mil millones de dólares que se le reclaman, pues "esa cifra equivale a dos meses de guerra en Afganistán", adujo. Por su parte, Irene Fernández, activista de Malasia, preguntó en otra de las plenarias de la Conferencia: "¿Por qué la guerra contra el terrorismo es tan sacrosanta, mientras la guerra contra el sida, sumisa y débil? ¿Por qué se la da más valor a 3 mil vidas (perdidas en el ataque terrorista del 11S), que a millones de muertes por sida?". El nuevo director de la Sociedad Internacional de Sida, organizadora de estas conferencias, Joep Lange, hizo su propia aportación original a la discusión: "¿Saben ustedes cuánto costó el partido de futbol de la Copa Mundial entre Inglaterra y Argentina? 2 mil millones de dólares." Bastarían, entonces, cinco partidos de futbol para hacer frente al sida, añadió.

En un ambiente de protestas, demandas y de intenso cabildeo, el nuevo director ejecutivo del Fondo Global para Combatir el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, el doctor Richard Feachem, informó que ese organismo ha asignado 1,600 millones de dólares para los próximos cinco años a 40 programas de 31 países, lo que permitirá expandir los tratamientos antirretrovirales a 220 mil personas más que viven con VIH/sida en los países en desarrollo, es decir, el doble de las que actualmente los reciben. Sin embargo, dicho monto es a todas luces insuficiente. Tan sólo en la primera ronda, el Fondo Global recibió 300 propuestas de financiación por un importe total de 5 mil millones de dólares, más del doble del dinero disponible ahora. Si no se aumentan de manera urgente las aportaciones, advirtió Oxfam Internacional, "el Fondo Global corre el peligro de aportar tan sólo falsas esperanzas".

Los llamados de urgencia y las presiones a las potencias para que aumenten sus contribuciones al Fondo Global opacó otros temas importantes como el seguimiento de los compromisos asumidos en la Sesión Especial de la Asamblea General de la Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (UNGASS por sus siglas en inglés), realizada en junio del 2001. En el documento subtitulado "Crisis Global-Acción Global", los 180 países firmantes fijan metas específicas y les ponen fechas, la más cercana es el 2003. Si la Declaración de Compromiso sobre el VIH/Sida de UNGASS no fue el centro de la Conferencia de Barcelona, algunos asistentes vaticinaron que lo será en la próxima cumbre a realizarse en Bangkok en el 2004. "Entonces sabremos quién ha cumplido y quién no. Bangkok será el momento apropiado para rendir cuentas", sentenció Peter Piot.
 
 

Prevención, ¿por qué hemos fallado?

Si no se actúa ahora, tendremos que sumar otras 45 millones de personas infectadas por el VIH/sida para el año 2010, advirtió el doctor Bernhard Schwartlander, de la OMS, en la primera jornada de la cumbre. Sin embargo, si los países cumplen con las metas asumidas en la Sesión Especial sobre VIH/Sida de la Asamblea General de la ONU, 29 millones de esas infecciones podrían ser evitadas, completó. Enorme es el reto y enorme la responsabilidad, considerando los reducidos recursos invertidos en prevención. El Programa de VIH/Sida de la ONU (Onusida), estima en 1,200 millones de dólares el gasto mundial para este año en ese rubro, cifra que representa sólo una cuarta parte de la cantidad necesaria. Se calcula, por ejemplo, que se necesitará distribuir 6 mil millones de condones anuales para hacer frente a la pandemia. Mucho se habló del limitado acceso a los tratamientos antirretrovirales, pero poco se dijo de la enorme brecha existente en el acceso a las medidas preventivas. En su intervención en una de las plenarias, la doctora Helene Gayle, de la Fundación Gates, estimó que sólo una de cada cinco personas en riesgo de infectarse por el VIH recibe la información y los servicios básicos preventivos en los países de bajo ingreso. Y sólo entre 1 y 10 por ciento de esa población tiene acceso a las pruebas voluntarias de detección del virus y a los tratamientos para prevenir la transmisión perinatal del VIH. "¿Por qué hemos fallado?", se preguntó la doctora Gayle, si el costo de las medidas preventivas es relativamente bajo. Prevenir un solo caso de infección entre las trabajadoras sexuales cuesta de 11 a 17 dólares, ejemplificó la especialista.

Por otro lado, Helene Gayle explicó que "así como la terapia combinada ataca al VIH desde diferentes ángulos, la prevención requiere de una combinación de enfoques" La prevención eficaz, definió, involucra la combinación de abordajes o intervenciones adaptadas a las necesidades locales. Teniendo en cuenta el potencial preventivo y los beneficios de atención de las pruebas voluntarias de detección del VIH, se recomendó ampliamente su promoción, sobre todo en las poblaciones de mayor riesgo de infección. Al respecto, el secretario de Salud de nuestro país, Julio Frenk Mora afirmó, en entrevista con Letra S, que la disponibilidad de las pruebas de detección del VIH será una prioridad en su administración: "El paso lógico siguiente es hacer un gran esfuerzo para elevar el porcentaje de gente infectada que lo sepa y pueda acudir a los servicios de tratamiento y tome las medidas para evitar que la epidemia siga dispersándose", adelantó.

En esta cumbre se arribó al consenso y se dejó atrás la discusión sobre si es más efectivo o costeable invertir en prevención que en tratamientos; sin embargo, algunos participantes lamentaron que los temas de prevención aún reciban menor atención que el acceso a tratamientos. "¿Dónde están los activistas de la prevención?", preguntó el australiano Dennis Altman en el simposio "¿Cómo pensar más rápido que la epidemia?", y pidió que la misma enjundia y coraje dirigidos contra las compañías farmacéuticas se dirija contra las iglesias o lo que llamó la religión organizada, por su oposición genocida al uso del condón. Por su parte, el doctor James Curran preguntó por qué no se hacía un fuerte llamado a la acción en esta área. "Mientras consideramos hacer disponibles los fármacos, por qué no buscamos un mecanismo para proveer condones gratis en todo el mundo", propuso.

En la última plenaria de la Conferencia, Mary Crew, de Sudáfrica, advirtió de un peligro en ciernes y denunció la política de donaciones del presidente estadunidense George Bush: "La potencia mayor amenaza con suspender todo apoyo a los trabajos educativos que no se dirijan a las parejas heterosexuales y a la abstinencia sexual", lo que podría dar al traste con los avances obtenidos en muchos años de labor preventiva y de impulso a la salud reproductiva en todo el mundo.
 
 

Tratamientos, ¿qué estamos logrando?

La novedad científica en la Conferencia de Barcelona fue la presentación de una nueva familia de fármacos, llamados inhibidores de fusión porque impiden la entrada del virus a las células del sistema inmunológico. Los laboratorios Roche y Trimeris presentaron con bombos y platillos el nuevo fármaco llamado T-20. Este medicamento, creado a partir de una proteína del mismo virus, impide que éste se una a las células del sistema inmune y penetre en ellas, con lo que vuelve imposible su replicación. Según el médico catalán Bonaventura Clotet, quien dirigió los ensayos clínicos del fármaco en Europa, los estudios realizados demostraron una reducción importante de la carga viral y un aumento del conteo de células CD4 en un porcentaje significativo de quienes participaron en dichos ensayos. El novedoso medicamento, que debe inyectarse dos veces al día, representa una esperanza prometedora, sobre todo para aquellos pacientes que han desarrollado resistencias a los medicamentos existentes, señaló el investigador del Hospital Germans Trias i Pujol de Barcelona.

Se espera que el T-20 salga al mercado el próximo año. Sin embargo, Clotet admitió que no se trata de un medicamento para empleo masivo en los países más afectados por la epidemia, pues debe ser administrado por vía subcutánea dos veces al día, y esos países carecen de la infraestructura sanitaria necesaria. Además se presume que su precio alcanzará los mil dólares mensuales, que sumados al costo de los otros medicamentos con los que debe combinarse lo volverán inaccesible para la mayoría de los pacientes, lo que generó serios cuestionamientos y polémicas.

Por otro lado, varios científicos confirmaron la imposibilidad de erradicar al virus del sida con las actuales terapias antirretrovirales, aunque también confirmaron su eficacia para mantenerlo a raya. El doctor Robert Siliciano, de la Johns Hopkins University de Estados Unidos, explicó que, aunque la carga viral sea indetectable y su replicación sea totalmente inhibida, "la reserva latente de VIH en las células inactivas de memoria CD4+T, garantiza la persistencia del virus de por vida y hace a la enfermedad intrínsecamente incurable con la terapia antirretroviral". Sin embargo, añadió, los tratamientos antirretrovirales pueden detener completamente la evolución del virus, haciendo posible la supresión permanente de la viremia. Por su parte, el reconocido investigador Anthony Fauci, director de los Institutos Nacionales de Salud Pública de los Estados Unidos, afirmó que la erradicación del VIH requeriría de por lo menos 40 años de terapia antirretroviral. Ambos científicos coincidieron en señalar que los futuros abordajes se centrarán en lograr la supresión de la viremia.

¿Cuándo iniciar?

Finalmente, un tema de controversia, persistente conferencia tras conferencia, fue el del inicio de la terapia antirretroviral. De la consigna "pegar duro y pronto" al virus, se ha pasado a la recomendación de retrasar el tratamiento. El investigador francés Patrick Yeni sostuvo que el momento óptimo para iniciar la terapia con antirretrovirales es cuando el recuento de células CD4 está entre 200 y 350 células por mililitro de sangre; esperar a un conteo menor a 200 resulta perjudicial y un conteo mayor a 500 hace innecesario el tratamiento, pues los estudios no indican ninguna diferencia en los resultados.

Los beneficios que se persiguen con el retraso de la terapia son: mantener la calidad de vida del paciente el mayor tiempo posible, reservar opciones terapéuticas y prevenir las resistencias cruzadas que afectarían la eficacia de futuros esquemas de tratamiento. (Con apoyo de Aldar Adame)

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¡Tratamientos ahora!

¡Sí se puede!, dijeron cientos de activistas, científicos, trabajadores de la salud y personalidades presentes en la Conferencia Internacional de Sida de Barcelona, en referencia a la posibilidad real de llevar los medicamentos para tratar al sida a las regiones más empobrecidas y afectadas del planeta. "Si la Coca-Cola puede llegar a todos los rincones de África, no debe ser imposible hacer lo propio con los tratamientos", ironizó Joep Lange, presidente de la Sociedad Internacional de Sida.

Según la OMS, 6 millones de personas requieren tratamiento inmediato en todo el mundo, principalmente en África. Pero hasta ahora, sólo 230 mil personas están bajo tratamiento en los países en desarrollo; y de esa cifra, únicamente 30 mil corresponden a África. Esta enorme disparidad ha originado toda una movilización mundial para presionar a los grandes consorcios farmacéuticos a bajar los precios de sus productos y de esta manera salvar millones de vidas (en el 2001 murieron por sida 3 millones de personas). Pero debido a los pobres resultados obtenidos, la estrategia ha cambiado: la lucha es ahora por los genéricos. Estudios presentados por la organización Médicos Sin Fronteras, mostraron que sólo después de que Brasil y Tailandia comenzaron a producir sus propias versiones genéricas de las drogas antirretrovirales, las compañías farmacéuticas reaccionaron ofreciendo sustanciales reducciones de precios. Carmen Pérez Casas, miembro de esa organización, aseguró que con esa medida ambos países han logrado rebajar hasta 50 por ciento los costos de los tratamientos. Tailandia, por ejemplo, sólo invierte 16.6 millones de dólares en tratar a 50 mil pacientes, en lugar de los 276 mdd que le costaría si no recurriera a los genéricos.

Las negociaciones promovidas por Onusida entre los gobiernos y los laboratorios para rebajar precios ha fracasado, afirmó el médico estadunidense Jamie Love, es tiempo ahora de recurrir a los genéricos, agregó. Por su parte, afirmó el activista sudafricano Zackie Achmat y pidió a los productores de medicamentos "emitir licencias voluntarias no restrictivas con regalías de 3 a 4 por ciento para garantizar a los países y comunidades pobres el acceso a las terapias antirretrovirales".

¿Problemas de infraestructura?

Representantes de las farmacéuticas argumentaron en su defensa que no son los precios de los medicamentos el obstáculo mayor para hacerlos accesibles sino la insuficiente infraestructura sanitaria de los países pobres. Por la complejidad en la prescripción de la terapia antirretroviral, arguyen, proporcionarla en asentamientos de gran pobreza sería contraproducente. Al respecto, y en respuesta, Médicos Sin Fronteras, y Paul Farmer, de la Escuela de Medicina de Harvard, presentaron resultados exitosos de estudios piloto realizados en Sudáfrica y Haití, respectivamente, que demuestran la viabilidad y los beneficios de tratar a las personas con VIH/sida en los países pobres. "El tratamiento es técnicamente posible en todos los rincones del mundo... la falta de infraestructura es una excusa", exclamó contundente el director de Onusida, Peter Piot.
 
 

Brasil, ejemplo de liderazgo

Brasil brilló con luz propia en Barcelona. Los éxitos obtenidos en el control de ese padecimiento le permiten ahora ofrecer la transferencia de tecnología, sin ningún costo, a los países más afectados para producir genéricos anitrretrovirales, e invertir en el esfuerzo mundial por desarrollar una vacuna. Paulo Teixeira, director del programa brasileño de VIH/sida, expuso en una de las plenarias la experiencia de su país --elogiado como un modelo a seguir-- en el combate del problema de salud más devastador.

Los resultados impresionan. El número anual de nuevos casos de sida ha caído drásticamente, lo mismo que las muertes por esa enfermedad. Con su política de equilibrar la prevención y el tratamiento, Brasil tiene ahora la mitad de personas infectadas (600 mil) que las pronosticadas por el Banco Mundial años atrás. El gobierno brasileño ha logrado reducir la incidencia de la infección, en especial entre los grupos más vulnerables: hombres que tiene sexo con hombres, trabajadores(as) sexuales y usuarios de drogas intravenosas. Además, el uso del condón desde la primera relación sexual ha alcanzado niveles similares a países como Francia y el Reino Unido, apuntó Teixeira.

Su política de dar tratamiento gratuito a toda su población con sida, ha sido muy elogiada. Y eso fue posible gracias a la adopción de firmes estrategias para bajar los precios de los medicamentos antirretrovirales. La estrategia combinó la producción local de medicamentos genéricos, 8 de los 15 que distribuye, y la negociación con las compañías farmacéuticas. "La producción nacional bajo licencias obligatorias ha sido un argumento contundente para sentar a las compañías a la mesa de negociaciones", expuso el funcionario brasileño en referencia a la actitud negativa de las empresas farmacéuticas. Un total de 116 mil brasileños con VIH/sida reciben tratamiento a la mitad del costo anual promedio por paciente. Por otro lado, la terapia antirretroviral ha logrado aumentar la vida media del paciente con sida de seis meses a cinco años.

Algunas organizaciones de activistas, que protagonizaron acciones de protesta contra los productores de los fármacos antirretrovirales, pidieron adoptar el modelo brasileño en los países de bajo ingreso. El jefe de programa brasileño ofreció transferir, sin costo alguno, a esos países la tecnología necesaria para producir versiones genéricas de los fármacos. Aunque dejó claro que Brasil no puede comprometerse a atender las numerosas peticiones en cuanto a la venta o donación de medicamentos pues "es responsabilidad de cada uno de nuestros gobiernos el tomar las medidas para incrementar el acceso a la terapia antirretroviral a nivel nacional". Paralelamente, Brasil planea destinar 6 millones de dólares en los próximos tres años a la investigación y desarrollo de una vacuna contra el virus del sida.

En otro tema, Paulo Teixeira pidió luchar de manera más decisiva contra las barreras culturales, religiosas y legales a la prevención: "No hay tiempo que perder con ambiguos mensajes preventivos, la transmisión del VIH sucede principalmente por contacto sexual y la prevención se da a través del uso del condón. Otras alternativas, como el aplazamiento (de las relaciones sexuales) y la abstinencia, son, indudablemente, incompatibles con nuestra realidad global. El presunto carácter ético y religioso de tales iniciativas es actualmente el principal enemigo de la prevención efectiva", concluyó. (Con apoyo de Aldar Adame)