Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 9 de agosto de 2002
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Cultura
Abrirán exposición en el Museo Casa Estudio del pintor y Frida Kahlo

Se exhibirán imágenes inéditas de los judas de Diego Rivera

Por vez primera ese recinto mostrará 45 figuras de cartonería coleccionadas por el muralista

Contagió la revalorización del arte popular en los artistas de su época, cuando era mal visto

MERRY MAC MASTERS

El pintor Diego Rivera fue un gran coleccionista de arte popular, en especial de los judas. A partir de los años treinta y hasta el día de su muerte, Rivera llegó a reunir cerca de 140 de estas figuras hechas de carrizo y cartón. Incluso contrató a Carmen Caballero como su judera particular. Acumulados en su estudio, los judas a su vez se convertían en sus compañeros de trabajo.

Aunque haya escogido la carrera de ingeniería y arquitectura, Raúl Abarca se inscribió en la clase nocturna de fotografía que impartía Manuel Alvarez Bravo en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, y durante 20 años mantuvo una relación cercana con Lola Alvarez Bravo.

Abarca estudió arquitectura con Ruth, la hija de Rivera, y por medio de ella entró a la casa del artista guanajuatense. De Abarca es el primer testimonio visual de Rivera en el acto de comprar los judas.

''Fanatismo'' del maestro

¡Arte judas!, exposición que el 14 de agosto será inaugurada a las 20 horas en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo (Altavista y Diego Rivera, San Angel Inn), exhibirá allí por vez primera 45 judas de la colección del muralista, no como escenografía del recinto, sino como arte popular. También muestra 60 fotoimágenes y seis fotografías vintage, todas inéditas, de Raúl Abarca, en lo que es la primera exhibición de éste.

Sobre la pasión de Rivera por los judas, Magdalena Zavala, titular del Museo Casa Estudio, señala que Carmen Caballero se fue a vivir a la casa sanangelina, como también lo hizo en una época la familia Linares. El gusto del maestro por la cartonería también se extendió a las calacas y las llamadas muertecitas, hechas por Caballero, algunas de las cuales tienen la cara de Cantinflas.

El ''fanatismo" de Diego Rivera, apunta Zavala, comenzó por ''estos grandes ninotes que aparecían en las calles durante Semana Santa y que pronto fue depurando", aunque a los juderos los dejaba en ''plena libertad de creación".

Caballero, quien vivía en la tradicional calle de los juderos, San Pedro y San Pablo, cuyos productos eran canalizados al mercado Abelardo L. Rodríguez, alguna vez relató: ''Llegué al Abelardo llevando hartos judas y de ahí tuve conciencia con el patrón que me retrató con todo y mis judas. Entonces le entregué un judas que mide 2.5 metros, hecho de 150 carrizos. Fue la primera entrega que le hice con otras muertecitas también, y de ahí que me dijera que si quería ser su judera particular y yo le dije que sí..."

Para Zavala, ''Diego contagió en gran medida esta revalorización del arte popular en los artistas del momento". La muestra también incluye un boceto de Jesús Reyes Ferreira sobre un judas, así como un dibujo de José Chávez Morado. Se exhibe el óleo El estudio del pintor (1954), de Rivera. El único judas que no es del coleccionista es uno de Frida Kahlo, reconocible por su corsé y cejas unidas, que el muralista obsequió a Chucho Reyes.

Tiras de contacto

Andrés Siegal mandó fotocopias de las imágenes de Raúl Abarca al Museo Casa Estudio cuando Blanca Garduño aún era su directora. Al llegar Zavala y revisar los proyectos de exposición, advirtió que había una propuesta al respecto. Cuando Zavala vio las fotos de Abarca, ''le hablé a Andrés para decirle que me ha-bían encantado y quisiera hablar con Raúl, porque quiero hacer una exposición sobre los judas". Por azares del destino Abarca, de 82 años, ya no conservaba los negativos, pero tenía sus fotografías en tiras de contacto.

Las imágenes de Abarca testimonian una tradición que se pierde, de cómo la obra era producida dentro de las casas de los juderos, y la pobreza en la que éstos vi-vían. Luego cómo llevaban a cuestas los judas al mercado Abelardo L. Rodríguez para venderse de nuevo en los atrios de las iglesias y ser quemados. La única quema de judas que retrató fue una organizada por los comerciantes de la calle de Madero para promover sus locales.

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