Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 12 de agosto de 2002
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Cultura

Hermann Bellinghausen

Carta a la gemela

Pedazo de mí: fuera de las miserias de este cuerpo deficiente que me tocó, y que otra vez me obliga a duplicar las inyecciones, voy bien en las exploraciones de mi vida. Pero siempre te me atraviesas en la mente, Lucía. Es tremendo el sentimiento que me despiertas. Te lo he dicho mil veces, pero ahora que le conté a Sombra de mi hermana gemela, repasé algunos pasajes con nuevos ojos. En fin, otra vez hice la lucha.

A cuánto loquero he divertido o ilustrado con nuestra historia de gemelas totalmente opuestas. La chinga del ying y el yang Ƒverdad manita? Sigo con la novela, pero mi nueva situación aligeró la rutina, me importan distintas cosas en la historia que estoy contando. La llegada de Sombra trastocó ciertos órdenes, mi idea acerca de los rumbos. El billar pasó a segundo plano, pero sigo haciendo carambola.

Lo mal repartidas que están las cosas. ƑO será que tenemos los cuerpos equivocados? O que son así las cosas. Tu allá en Calgary, cagándote de frío, casada, con hijos, tus clases, tus perfectos cakes los domingos, tus dos kilómetros diarios en la alberca del deportivo. Tú, con tu cuerpo todopoderoso (madre amplia y vaca has sido), no vas a ninguna parte y te sientes bien así. No te da ni gripa. Con la mitad de tu empaque ya le habría yo dado la vuelta al mundo. Varias veces.

Las noches en el billar de los árabes siguen siendo de lo mejor en los días que arrastran sus garras sobre mí, pero he cambiado. Soy menos "antropológica". Menos víbora con los muchachos.

Por tu anterior correo, entiendo que desapruebas lo de Sombra. "Ese japonés", en realidad tan mexicano como tú o como yo, te inspira desconfianza. A ti, todos los hombres. Con excepción de esa religión tuya que se llama Tu Marido. (Me lo saludas, por cierto, y dile que gracias por el softwere que mandó, está de pelos). Pero te digo, en esta ciudad horrible hay muchos más hombres a quienes vale la pena amar que todo tu Canadá envuelto para regalo. Bueno, hasta tu marido lo tuviste que vinir pescar acá.

Ya ves, te estoy echando bronca otra vez. Lo que quería es saludarte, estar un ratito contigo, saludar a los niños, en especial a Kim, dile que también a ella le voy a escribir. Tú sabes que no te envidio, que me alegra que tú estés bien. La vida que tengo no la cambiaba por nada. Si tan sólo no dependiera de esta silla y de la barra con ruedas. De las inyecciones, que otra vez me están dejando bien pendeja.

ƑPor qué no fuiste tú la que tiró el caballo? Qué digo. ƑPor qué alguna habría de caerse del caballo? Teníamos siete años. Siete años, manita. Desde entonces ya no pudimos volver a jugar juntas. Mi accidente nos ocurrió a las dos.

Sombra pasa muchas horas en la casa, pero no tiene la intención de mudarse aquí. Cocina, trabaja en sus cosas, me acompaña de una forma tan apacible que me siento casi zen. Y sabe desaparecer. Pero el sexo que hacemos...

Sí, ya te voy con el rollo del sexo. Te encantan los detalles, confiesa. Te decía, cuando lo hacemos, Sombra encuentra una maneras que me arrancan del cuerpo el dolor y ningún movimiento me es negado. La hipopótamo se vuelve bailarina. Me encanta.

No te había dicho que Sombra es gay. Siempre ha sido. Soy su primera mujer en casi treinta años. Y le está gustando. Si esto es perverso, tenemos perversiones compatibles, Ƒno te parece bonito? Como él dice, para un cincuentón no viene mal un cambio. Aunque como buena sombra habla poco, se ve que se ha dado vuelo. De milagro no tiene sida. Bueno, creo que no tiene. De todos modos, también en eso me cuida deliciosamente.

Ahorro los detalles para dejarte picada, a ver si me hablas. Paso a despedirme. Espero con resignación tu próxima filípica y te mando un costal de besos hechos a mano uno por uno para ti desde la otra cara de la luna, por tu hermana siempre un poco libertina pero nunca aburrida y que te adora: Mónica.

Posdata: Resulta que existe una antigua maldición china, Sombra dice que muy famosa pero yo no la conocía: "Te deseo que vivas tiempos interesantes". Se me hace que de niña alguien me echó esa maldición. Será el masoquismo que según tú me cargo, pero no lamento estar "maldita". Lo terrible puede ser bueno, pedazo de mi corazón.

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