lunes 12 de agosto de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Del hecho al dicho

¡A dormir... como criada oaxaqueña!

n Manuel de Santiago

La gente de Oaxaca es muy estimada por su capacidad de trabajo; sobre todo las personas que emigran de los pueblos de la Mixteca hacia las grandes ciudades se aplican con ganas a la chamba, que seguramente en sus lugares de origen es escasa o poco redituable. La relativa cercanía de la ciudad de Puebla hace que ésta sea una meta deseada por numerosos jóvenes, hombres y mujeres que se emplean o subemplean en el servicio doméstico, la venta ambulante y la prestación de "servicios" a nivel muy bajo, vigilantes o lavadores de coches, entre otras cosas.
Sus características físicas y el empleo de un español "martajado" los identifica rápidamente. Están acostumbrados a niveles de sobrevivencia y a trabajar duramente. Sus magros ingresos les permiten subsistir y ahorrar un poco para que en la menor oportunidad regresen a sus pueblos y puedan comprar aperos de labranza o emprender alguna actividad comercial. La mayoría son personas tranquilas, poco afectas a meterse en líos, inteligentes y sobre todo muy dispuestas a aprender.
-Aquí, yo cuido tu coche. No tenga pendiente...¿eh?-. El muchacho de baja estatura, moreno y de manos callosas, que revelan su origen campesino, se encuentra todo el día en el estacionamiento de la tienda de autoservicio, bajo el rayo del sol o cubriéndose apenas con un plástico de la lluvia vespertina para llevarse unas cuantas monedas, suficiente para medio vivir.
-¿Quieres? Te corto el pasto y arreglo plantitas...yo sé trabajá la tierra... si-. Otro joven con una hoz, un machete y un costal de material sintético ofrece sus servicios de jardinería, casa por casa.
Escenas como ésta se ve a diario en la ciudad de Puebla. Los oaxaqueños han invadido, como muchos otros campesinos sin esperanzas, nuestras ciudades para buscar la vida, la existencia básica para no morir de hambre. Familias enteras en México parecen tener un destino señalado, invariable, indeclinable, inmutable.
"El presidente Fox besa el anillo papal". La señora Martha Saghún de Fox, piadosa, entorna sus dulces ojos para rogar a la guadalupana que abogue por los pobres.
Mientras tanto, la trabajadora doméstica de Oaxaca duerme a pierna suelta, soltando de cuando en cuando un pedo y un ronquido. Podrá hacer erupción el volcán, que ella seguramente no se enterará... es el sueño profundo del cansancio, único sueño que se permite tener.