Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 14 de agosto de 2002
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Capital

Emilio Pradilla Cobos

Riesgo de que fracase el plebiscito

La organización del plebiscito sobre la construcción del segundo piso a Periférico y Viaducto ha transcurrido con múltiples trabas. Primero fue la controversia sobre su legalidad, interpuesta por la mayoría de los partidos políticos, rechazada por el Tribunal Electoral del DF (TEDF). Luego tuvo lugar la polémica sobre el presupuesto para realizarlo, entre el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) y el jefe de Gobierno, quien se negó a aportar recursos adicionales para su celebración, al tiempo que acusaba de despilfarro al Instituto, lo que obligó a éste a destinar un presupuesto mínimo para la organización del proceso de consulta. Más tarde el PRI y el PRD se inconformaron contra la resolución del IEDF de excluir al gobierno capitalino y a los partidos políticos de la campaña previa al plebiscito, controversia que acaba de concluir con la decisión del TEDF de permitir al GDF la promoción del plebiscito, sin hacer proselitismo a favor, y la participación activa a los partidos políticos.

En este marco, el riesgo de que el plebiscito fracase es muy grande. El presupuesto asignado finalmente por el IEDF no garantiza que los medios comerciales de comunicación, sobre todo la televisión, lleven a cabo la difusión masiva de la realización del plebiscito y de la información amplia que permitiría a los ciudadanos votar con conocimiento pleno del tema, es decir, con libertad real. En estas condiciones, difícilmente se logrará la votación suficiente para que una de las opciones alcance los 2 millones 200 mil votos que le darían carácter obligatorio a la posición mayoritaria. Aunque el jefe de Gobierno acepte el fallo cualquiera sea el resultado, la previsible abstención masiva de los ciudadanos permitirá que sea el voto duro de los partidos y la imagen política del mandatario local -apuntalada por los programas de distribución de apoyos monetarios a diversos sectores, que nada tienen que ver con el segundo piso vial- los que decidan, y no una mayoría bien informada sobre el tema concreto.

Los partidos son representaciones políticas de sectores concretos de la ciudadanía, por lo que deben participar en todo aquello que tenga que ver con las políticas públicas urbanas. Sin embargo, la cultura política vigente no lleva a los partidos a tomar sus posturas en función de las particularidades del tema tratado; por el contrario, contaminan los debates con intereses electorales, o las subordinan totalmente a estos, sobre todo en vísperas de las elecciones del 2003. Así, el jefe de Gobierno partidizó el debate desde el principio, acusando de "panistas" a todos los opositores a la megaobra, al margen de las razones técnicas o de interés urbano colectivo que adujeran. El PRD-DF tomó erróneamente la disyuntiva entre el sí o el no como una cuestión de apoyo o rechazo a la gestión global del gobierno capitalino y en particular del Jefe de gobierno; transformó el plebiscito sobre el segundo piso vial, en un eje central y oficial de campaña electoral partidista, colocando a sus militantes que se oponen a la obra vial, en la hipotética situación de "desleales" al partido y al gobierno. Los partidos de oposición (PAN y PRI), que no logran rearmar su posición con argumentos de interés ciudadano, han hecho lo mismo, llevando la consulta al plano del sectarismo total.

Así, la primera consulta pública regida por la Ley de Participación Ciudadana, sobre una política urbana de gran envergadura y amplio impacto ambiental y urbano, que hubiera marcado un avance en el proceso de democratización de la vida urbana y en la participación de los ciudadanos en la gestión de la capital, para quitar piso al autoritarismo del viejo régimen político y a las decisiones cupulares de los gobernantes tomadas sin apego a la planeación, se está transformando en uno más de los actos formales del gastado régimen político mexicano que todos queremos ver morir, para que crezca el nuevo régimen democrático y republicano, pero cuyo parto es dificultado por los hábitos del pasado y los intereses coyunturales de siempre.

A un mes apenas de realizarse el plebiscito, parece difícil que cambien estas condiciones y que éste se pueda rescatar; solo una movilización amplia de la sociedad civil, muy poco probable, lo salvaría del fracaso. Al menos, pedimos al GDF y al PRD-DF, que liberen el voto de los funcionarios públicos locales, de los militantes del partido, y de los beneficiarios de los programas gubernamentales, de la hipoteca del apoyo al partido y el gobierno, para que en la consulta decidan su voto sólo en función de los intereses de la ciudad y los ciudadanos; esto sería un aporte significativo para la construcción de la verdadera democracia participativa. ƑSerá esperar en vano?

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