El pequeño pueblo de Piaxtla, en la sierra mixteca, fue escenario del Foro Internacional de la Mixteca. Estaban invitados el Presidente de la República y los gobernadores de Morelos, Oaxaca y Guerrero. Ninguno de ellos asistió. Ni siquiera hizo acto de presencia el anfitrión Melquiades Morales. Los que sí estuvieron fueron los migrantes, con ganas de colaborar e invertir (aunque por ahora no de regresar). Manuel Aquino Carrera, alcalde de Piaxtla, dice que el encuentro “se quedó al nivel de lo que están haciendo los migrantes, que son los que están luchando por su pueblo. Aquí lo que va a haber es inversión, negocios, no una solución de Estado a la migración”

PIAXTLA, PUEBLA. “Yo soy vendedor; malo, pero soy vendedor, y lo primero que vendo es la idea de volver (a México)”, dice Jaime Lucero ante las 300 personas, muchas de ellas migrantes radicados en Nueva York -como él-, congregadas en la plaza de este pueblo para celebrar el Día del Migrante Mixteco.

Tan mal vendedor no puede ser. A los 17 años, Lucero dejó su natal Independencia (una junta auxiliar de Piaxtla) y se fue a la Gran Manzana, siguiendo los pasos de su hermano Julio.

Años después, logró levantar una gran empresa del vestido, Gold and Silver, y en julio de 2001 “inauguró” (en realidad llevaba dos años funcionando) en San Salvador El Seco una maquiladora de ropa con la cual prometió que en un plazo de tres años crearía 7 mil empleos (hoy lleva 2 mil). Lucero es la estrella del espectáculo político, que el pasado 10 de agosto tuvo lugar en este poblado enclavado en la sierra mixteca, con el fin de presentar “importantes proyectos regionales de desarrollo social”. Y es que él es el principal promotor e inversionista de esos proyectos. Hace un año, Lucero tuvo otro momento de celebridad, cuando fue anfitrión de Vicente Fox en su hacienda, con motivo de la “inauguración” de Gold and Silver México y del bautizo de su hijo Steven David. Pero entonces era otra la relación entre los migrantes y el titular del Ejecutivo. Juan Hernández, entonces comisionado de la Oficina Presidencial de Atención a los Mexicanos en el Exterior, gozaba de popularidad. Hoy la oficina está muerta y su ex titular es cronista de la Presidencia. (El pasado fin de semana, por cierto, nadie mencionó públicamente al doctor en literatura, que hace poco era pieza clave entre el gobierno del cambio y los mexicanos radicados en el exterior).

En esta ocasión, a pesar de que los gobernadores de las tres entidades que comparten con Puebla la Mixteca (Oaxaca, Guerrero y Morelos) fueron invitados, sólo mandaron representantes. El Presidente tampoco llegó. Para colmo, ni siquiera estuvo presente quien convocó al acto, el gobernador poblano Melquíades Morales Flores. Mandó decir que una gripa no le permitía asistir ni a Piaxtla ni a una cena con los migrantes, que la víspera él también convocó. El presidente municipal de Piaxtla, Manuel Aquino Carrera, lo resume así: “Hablamos de algo (de que estaría presente el gobernador) y engañamos. Cargamos con esta falta de credibilidad de la gente hacia nosotros. Como dijo mi tocayo santo Tomás de Aquino: “hasta no ver no creer”

Mario Riestra, coordinador de asesores del gobernador y de las Oficinas Estatales de Atención al Migrante (Conofam), recurre al “cambio” para explicar la situación: “Antes para que las cosas se echaran a andar tenían que tener la bendición presidencial, muchas de estas actividades se empiezan a desmitificar”.¿Para que, entonces, invitar a altos funcionarios que no van a llegar porque “ya cambió la relación”? Quizá su ausencia tenga algo que ver con la reciente defunción de la oficina de Juan Hernández y la creación del Consejo Nacional de las Comunidades Mexicanas en el Exterior. O quizás no. Vaya usted a saber. Ah, pero eso sí, en su programa radiofónico, el Presidente deseó” éxito al lanzamiento de los proyectos”.

En la oficina del presidente municipal de Tulcingo, Sergio Jacinto Barrera, detrás de su escritorio, al lado del retrato de Melquíades Morales, cuelga un gigantesco cheque al portador por la cantidad de 10 mil dólares, otorgado por la Casa Puebla en Nueva York (organización de la cual Jaime Lucero es presidente). Es una cuarta parte del premio por haberle ganado 2-1 a Piaxtla en la final de la primera Copa Internacional de la Mixteca. Es un Programa 3X1 (por cada dólar aportado por los migrantes, los gobiernos federal, estatal y municipal ponen un dólar cada uno), el primero de su tipo en Puebla. El orgulloso alcalde describe algunos de los “incentivos con los que su pueblo llegó a ser campeón: compraron uniformes nuevos para el equipo, pagaron la gasolina, los pasajes y la comida de quienes fueron a echarle porras a su equipo”.

Y es que no sólo estaba en juego el prestigio deportivo, sino la nada despreciable cantidad de 40 mil dólares, los cuales, anuncia el alcalde Tulcingo, serán usados para la construcción de una unidad deportiva.
Además de esta aportación, enseguida, algunos de los proyectos que se anunciaron en Piaxtla:

• La elaboración de un millón de guías de salud del migrante para que sean distribuidas a través de los clubes, quienes además difundirán la lista de clínicas donde los migrantes sin papeles pueden ser atendidos sin correr riesgo de deportación.

• La construcción de tres carreteras por un monto de 20 millones de pesos a través del programa 3X1.

• Instalación de sistemas de agua potable (“apenas estamos en el catálogo de necesidades”, explica Riestra).

• La creación de la comercializadora 5 de Mayo Food Products.

• Casa Puebla financia una secundaria en Zacapala.

• Alfonso Zapata (“super empresario”, según el titular de Conofam) dona un módulo de telemedicina” –vía satélite diagnosticarán a los migrantes– conectado con la Universidad de Texas.

• Microsoft obsequia 25 millones de pesos en software.
“Estamos creando oportunidades para que sea más rentable quedarse, que trabajar en Estados Unidos”, dice Riestra. Y es que uno de los “problemas” en la región es que los trabajadores buscan ganar lo mismo que en Estados Unidos, si no, no aceptan el empleo.

Cosa curiosa, los migrantes exitosos que vuelven a Puebla a instalar maquila buscan regiones donde les sea rentable alquilar mano de obra. El piaxtlalteco, Félix Sánchez El rey de la Tortilla, por ejemplo, no tiene su fábrica de chiles jalapeños en su municipio; Jaime Lucero tampoco eligió poner ahí su maquila, optó por San Salvador El Seco. El alcalde de Piaxtla lo explica así: “Aquí no hay las condiciones (para poner maquila), no somos opción para la inversión porque la carretera (es deficiente), hay escasez de mano de obra y ésta se ha encarecido”.

Una centena de migrantes hicieron el viaje a Puebla desde el país que los “acogió”. Quizá el agradecimiento que la mayoría de los aquí reunidos sienten hacia Estados Unidos tenga que ver con que son parte de la crema y nata de la migración: los grandes “héroes” –Fox dixit-, sobre todo de la academia y de la iniciativa privada, los que triunfaron en la búsqueda del sueño americano. Están presentes, por ejemplo, Miguel Sánchez, empresario del ramo de los alimentos, primo de El rey de la tortilla (quien distribuye 5 millones de tortillas diarias en Nueva York); Jesús Pérez, académico de la College University of New York y creador de la página electrónica tulcingo.com; y Carlos Olamendi, nombrado por George W. Bush como consejero del Centro John F. Kennedy. Todos los presentes tienen claro que la migración no va a parar, aunque Lucero diga que el objetivo de los proyectos es terminar con ella (“dicen que estoy fuera de la realidad”). Sin embargo, la mayoría muestra optimismo, en mayor medida por el potencial de las acciones de los migrantes que por las gubernamentales.

El alcalde perredista, Manuel Aquino, va más allá. Para él, si bien lo ocurrido el Día del Migrante es un logro porque “se empezó a hablar de los problemas de la región”, no se habló de una solución de Estado. “Se quedó al nivel de lo que están haciendo los migrantes, que son los que están luchando por su pueblo; hubo desinterés del gobierno, ni siquiera se presentaron (el Presidente y los gobernadores). Aquí lo que va a haber es inversión, negocios, no una solución de Estado a la migración”.

El dinero que llega del norte, sigue Aquino, “no se ha destinado a crear proyectos productivos, no se han creado alternativas para independizarse de los dólares”. Aunque, aclara, sí ha mejorado el nivel de vida, pero éste depende del billete verde.

“Desgraciadamente ha habido mucho dinero, pero se ha gastado en algo que no produce; ha servido para la alimentación, lo cual está bien, pero hay despilfarro porque no se emprende nada, no se invierte en algo que te solucione el problema para ya no seguir dependiendo de los ingresos”.

Según Aquino, lo que la región necesita es apoyo al campo. “Lo que falta es agua. Ojalá el gobierno nos equipara a cada municipio con un módulo de maquinaria que nos permitiera construir una mayor cantidad de bordos, represas, jagüeyes”. Ya encarrerado, añade: “Nos falta platicar más con el campesino. Me gustaría que se buscaran proyectos en los que la gente participara más directamente, si se pudiera (apoyar proyectos) más del estilo de cooperativas”.

Con todo y el “despilfarro”, el alcalde de esta localidad reconoce que sin la migración la situación en la región sería alarmante. “A lo mejor si (no hubiera migración) habría un problema de inestabilidad en esta zona, porque es una región violenta. Lo que ha ocurrido en Chiapas, Guerrero, ya hubiera ocurrido aquí”.

La migración es, pues, “una válvula de escape”.

Los migrantes (en particular los agrupados en Casa Puebla) escogieron el 10 de agosto para celebrar a los mixtecos que viven fuera de su tierra por la sencilla razón de que las fiestas patronales de Piaxtla comienzan ese día.

Entre un millón y un millón 200 mil poblanos viven en Estados Unidos, de los cuales –según Mario Riestra– 75% es de la Mixteca y vive en el noreste de Estados Unidos (sobre todo en Nueva York, Nueva Jersey y Houston).

En la Mixteca oaxaqueña se calcula que hay 350 mil fuera del país; en la Mixteca guerrerense, 200 mil; y en la morelense, por ser una nueva migración, no se tienen datos, explica Riestra.

A Piaxtla ingresan más de 200 mil dólares a la semana, dice el alcalde. Y en total, durante 2001, ingresaron al estado de Puebla, según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo, más de 800 millones de dólares (240 millones se pierden en las transferencias).

Sentado en el suelo de la plaza, Marvi Ramírez Osorio, de siete años, tiene la cabeza agachada, su atención fija en el tráiler que, a lápiz, dibuja en el cuaderno que apoya sobre sus piernas dobladas. Nada lo perturba, ni los transeúntes que le dan la vuelta para no tropezar con él, ni los exaltados discursos que provienen del podio instalado junto al palacio municipal, ni la banda que de cuando en cuando lanza trompetazos.

Marvi no sólo dibuja tráileres. Su especialidad es el 11 de Septiembre, en todas sus interpretaciones: las Torres Gemelas y un avión a punto de estrellarse con uno de los edificios, un ovni bombardeando “una piedra” (“para partirlo a la mitad y que no se estrelle contra la tierra”) y abajo las torres gemelas en llamas.

Mas allá de que Marvi traza todo tipo de seres –caballos, superhéroes– con asombrosa facilidad para su corta edad, el dibujo más sorprendente es uno que muestra un pueblo en la parte inferior de la hoja, y que, a la manera de Escher, se va transformando en Nueva York hasta llegar a unas Torres Gemelas en llamas con gente saltando de las ventanas. Al lado, esta el Empire State Building, la bandera estadunidense ondea en la cima del edificio.

–se le pregunta.

-Soy de Nueva York, pero vivo aquí –contesta Marvi, seguro de lo que dice.“Es muy inteligente”, confía orgullosa su madre, Elvia Osorio García. “Por eso me gustaría regresarme a Estados Unidos, para que los niños tengan una buena educación, para que tengan un futuro mejor”. Su esposo, sin embargo, no quiere volver porque en dos ocasiones sufrió asaltos, uno a mano armada. “Estuvo a punto de perder la vida”, dice Elvia. Y, pues, se le quitaron las ganas de vivir en el país vecino.

Elvia está en la plaza, con sus hijos, Marvi y un pequeño de brazos, “por curiosidad, para ver de qué se trata el evento”. Nunca se sabe, quizá se entere de algún programa de educación para su talentoso hijo, que quiere ser dibujante-científico (“para bombardear la piedra que en 17 años va a estrellarse contra la Tierra”) y no tenga que seguir anhelando irse al otro lado para darle “un futuro mejor”.

Carlos Olamendi, del Centro Cultural Kennedy, se emociona cuando ve los dibujos de Marvi y, si bien no propone que alguno de los proyectos presentados pueda aplicarse al caso del pequeño aspirante a dibujante, sí dice: “Deberíamos de invitarlo a que haga un dibujo para la conmemoración del 11 de Septiembre, para que se lo entregue al presidente Bush”.,¿Eso ayudará a Marvi a tener un futuro mejor y evitará que este pequeño, que dice ser neoyorkino, se sume a los millones de mexicanos que viven del otro lado? Queda por ver.