Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 28 de agosto de 2002
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Política

BAJO LA LUPA

Alfredo Jaliffe-Rahme

Las epístolas escarlatas según Citigroup (y JP Morgan Chase)

Tambores de guerra para opacar fraudes empresariales
Sandy quisiera borrar a Enron de su memoria
La idea de la "re-regulación"

MAS SE ACERCAN las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos y más retumban los tambores de guerra contra Irak, para opacar el clamor de la opinión pública ultrajada por los fraudes empresariales.

LOS MANEJOS CRIMINALES de la banca (de Estados Unidos, desde luego) han sido mínimamente escrutados y llama la atención la tardanza de las averiguaciones, desde la quiebra de la gasera mafiosa texana Enron, el 2 de diciembre pasado, con la que Citigroup, el superlativo banco global, y JP Morgan Chase jugaron un papel relevante en sus turbios financiamientos.

CON NUEVE MESES de retraso, empieza a salir la luz en Enron con la confesión de culpabilidad de un alto ejecutivo, Michael Kopper, cuyas revelaciones pueden arrastrar a todo la cúpula empresarial criminal, hasta hoy inmune e impune. Se siente la presión electoral de la opinión pública, que exige castigos contra la fauna empresarial de Wall Street. Todavía las autoridades judiciales no llegan a los más altos niveles, pero el simple hecho de que el inimputable director general de Citigroup, Sandy Weill, sea interrogado por el procurador general del estado de Nueva York, Eliot Spitzer, es todo un acontecimiento.

NO HAN SIDO BUENOS DIAS para Citigroup y su filial acorralada Salomon Smith Barney, que libran varias batallas en diversos frentes judiciales, aún sin órdenes de aprehensión pero con muchas aprehensiones en cuanto a su futuro. La carta que el máximo jerarca de Citigroup, Sandy Weill, envió a sus empleados el 25 de julio pasado es de sublime antología: niega cualquier exacción, pero se disculpa por su involucramiento con Enron, que se ha convertido en el beso del diablo del sistema empresarial de Estados Unidos. Si no debe nada Sandy, Ƒpor qué se avergüenza de sus tratos con Enron, cuando nunca se inquietó por haber manejado las cuentas criminales de ciertos sátrapas y banqueros (bajo el estigma de la sospecha) de Latinoamérica?

LAS DISCULPAS EPISTOLARES de color escarlata (por la vergüenza rubicunda) acentuaron el desplome de las acciones de Citigroup, que hasta el día del envío de la misiva de Sandy era de 41 por ciento: 107 mil millones de dólares, el equivalente a casi nueve bancos Banamex que adquirió en México.

LA BANCA DE INVERSIONES Salomon Smith Barney, filial de Citigroup, está siendo investigada por la Comisión Bancaria de Valores (SEC, por sus siglas en inglés), por haber ayudado a ocultar la deuda de Enron en los paraísos fiscales mediante subsidiarias fantasmagóricas y artilugios contables.

SANDY, DE 69 AÑOS de edad, se había salvado de otras operaciones como supremo jerarca del banco Travelers Group (con su propia historia macabra), fusionado con Citicorp en 1998, en el paroxismo de la especulación bursátil, para crear Citigroup.

NO FALTAN APOLOGISTAS como Amey Stone y Mike Brewster, quienes le realizaron una biografía ditirámbica (ahora le dicen "autorizada"), El rey del capital (con tanta facilidad de deuda, cualquiera, Ƒno?). Sin necesidad de ir tan atrás en su biografía empresarial para excavar otros pecadillos, Sandy había sido elegido en 1998 como uno de los miembros predilectos del consejo de administración de la poderosa AT&T, lo cual le puede significar ahora su probable eclipse.

EL PROCURADOR NEOYORQUINO, Eliot Spitzer, investiga a Citigroup por su presunta colusión con AT&T para obtener lucrativas ganancias. Sucede que Sandy, el impoluto banquero (según sus dúctiles biógrafos), aprovechando ser simultáneamente supremo jerarca de Citigroup y miembro del consejo de administración de AT&T, presionó al matemático Jack Grubman, analista estrella de telecomunicaciones de Salomon Smith Barney (la filial de Citigroup), para elevar la calificación de AT&T, que realizaba una "oferta inicial pública" (IPO, por sus siglas en inglés) de una empresa inalámbrica por 10 mil 620 millones de dólares, en abril de 2000, gracias a lo cual Citigroup se embolsó 45 millones de dólares en suculentas "comisiones". Si existe la figura del "acoso sexual", Ƒpor qué no la más común alegoría del "acoso empresarial"? ƑCuál será el nivel de persuasión de un banquero para hacer cambiar la calificación de su analista de "negativo" a "positivo", en el denso enjambre de negocios compartidos y repartidos? Era más que sabido en los pasillos de Wall Street que el matemático Grubman, hoy en desgracia, no tenía buena opinión de las acciones de oferta inicial pública de AT&T, llegando, incluso, hasta proferir que WorldCom se "la iba a tragar".

CITIGROUP NO SE encontraba sola yenron_eee comparte la ignominia de la operación arreglada con Goldman Sachs y Merril Lynch, ambas al borde del linchamiento público. Lo grave del asunto es la relación añeja entre Sandy y Michael Armstrong, el jerarca de AT&T. Esto no lo dicen los dúctiles biógrafos de Sandy, pero Armstrong fue el director del mancillado banco Travelers cuando Sandy era su patriarca.

LOS REPORTEROS SETH SCHIESEL y Gretchen Morgenson relatan que "Michael Armstrong le hizo patente su frustración y desilusión a Sandy Weill con la perspectiva negativa de Jack Grubman en relación con AT&T" (The New York Times, 24 de agosto). Por lo visto, el matemático Grubman sucumbió al irresistible "acoso empresarial" de Sandy.

UN AÑO DESPUES, la agradecida dirección de AT&T le devolvió el favor al matemático analista Grubman, y le confió un día antes que la empresa no iba a alcanzar sus expectativas de ganancias. ƑCuánto valió el pitazo? ƑCómo dispuso de tal información privilegiada?

ASI OPERA EL MUNDO de Wall Street, como Sandy señala puntualmente en su excelsa epístola escarlata: "nuestras actividades con Enron fueron legales, cumplieron los estándares contables y reflejaron las prácticas de la industria".

LOS PROBLEMAS VISIBLES de Sandy empezaron con Enron (su frase célebre ha quedado grabada en el panteón de la criminalidad bancaria: "hubiera deseado nunca haber sabido nada de Enron"). Pero, como muy bien apunta Julie Creswell en su ensayo "Los bancos en el asiento caliente" (en Fortune del próximo 2 de septiembre), el jerarca de Citigroup "probablemente desearía también borrar WorldCom, Adelphia, Tyco, Qwest y otro número de trenes financieros descarrilados de su corta memoria (...) y la reputación de Citigroup y JP Morgan Chase ha quedado mancillada".

LOS DOS BANCOS han perdido fuertes sumas en sus cotizaciones bursátiles, pero más que nada han perdido la confianza de sus principales clientes: los poderosos fondos de pensiones, que han entablado juicios legales que se suman a la letanía de otras demandas judiciales penales y civiles.

PERO TODAVIA ESTA POR VENIR lo peor de la tormenta judicial. El fiscal de distrito de Manhattan, el temible Robert Morgenthau, ha iniciado indagaciones sobre las transacciones de Enron y WorldCom con los bancos para engañar a los inversionistas ingenuos, quienes creyeron en el finamente tejido circuito criminal financiero-contable de Wall Street conformado por bancos, empresas calificadoras, consultoras, analistas y medios de comunicación. Las penalidades pueden alcanzar 100 mil millones de dólares, que representan muy poco frente al daño incalculable causado en el sistema financiero de Estados Unidos, que ha quedado herido de muerte, pese a todos los maquillajes en los cuidados intensivos mediáticos.

EL DAÑO ESTRUCTURAL se lo propinó la maligna "desregulación bancaria", que incitó a toda suerte de atropellos delincuenciales. La abolición de la Enmienda Glass-Stiegall en 1999 dio rienda suelta para que las instituciones financieras operaran a la vez como bancos comerciales y de inversión. La desregulación bancaria llevó a conductas desreguladas (en el sentido siquiátrico) de sus operarios, quienes arrasaron en forma depredadora contra los ciudadanos comunes indefensos, cuando el Estado había claudicado de su obligación de cuidar la seguridad financiera de los inversionistas. Los banqueros, por medio de la desregulación, obtuvieron "licencia para liquidar al prójimo": dueños de la distribución y retribución del dinero, eran los "amos del universo".

LA DESREGULACION ESTIMULO la criminal eclosión de las "finanzas estructuradas" y sus "cuentas invisibles" en los paraísos fiscales. Los correos electrónicos internos entre Enron y Citigroup, que comienzan a ser divulgados, exhiben el alto grado de peligrosidad delincuencial que puede alcanzar la desregulación, que dejó sueltas a las peores bestias de rapiña del planeta. Solamente tres años de desregulación, a partir de la abolición de la Enmienda Glass-Stiegall, fueron suficientes para depredar el entorno empresarial de Estados Unidos.

JULIE CRESWELL ADMITE que los banqueros no serán alcanzados por los castigos penales: tendrán fuertes pérdidas en las acciones pero no irán a la cárcel, porque es prácticamente imposible en el sistema judicial de Estados Unidos comprobar su presunta "intencionalidad", que finalmente será diluida en el juego bursátil de "un mal negocio". Ningún fiscal, antes de perseguir a un banquero por la vía penal, tendrá que solicitar permiso a la Reserva Federal para no poner en riesgo al sistema bancario. Además, en la globalización los invaluables banqueros de Estados Unidos deben "competir" con sus similares en Europa y Asia, que tampoco entonan mal las rancheras.

NO SE TRATA DE decapitar a los banqueros, cuya actividad se ha vuelto esencial para el metabolismo social, por la "naturaleza de las cosas", como proclaman los clásicos griegos. La clave reside en "re-regular" a las instituciones financieras por medio de la resurrección de la Enmienda Glass-Stiegall, aprobada en 1933, después del desastre de la anterior desregulación y su depresión de 1929.

PESE A LAS RETICENCIAS del equipo Bush y del megaespeculador Soros, la idea de la "re-regulación" empieza a cobrar mucha fuerza en la opinión pública de Estados Unidos y resalta la lúcida opinión de Martin Meyer ("El futuro de la banca reside en su pasado", The New York Times, 25 de agosto), un académico huésped del Brookings Institute, quien se ha manifestado por la reactivación de la Enmienda Glass-Stiegall de 1933. Pero antes habrá que "re-regular" en las urnas a Bush y a Soros.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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