Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 30 de agosto de 2002
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Política

Luis Javier Garrido

La contrarreforma eléctrica

La decisión del gobierno foxista de entregar los recursos energéticos de México al exterior no parece tomar en cuenta que amplios sectores de mexicanos los van a seguir defendiendo sabiendo que de ellos depende el futuro del país, y que muy difícilmente van a engañarse con la mentirosa campaña oficial.

1. La cuestión energética es de índole estratégica para Estados Unidos, porque de la resolución de ésta en un mediano plazo depende el crecimiento de su economía y el que puedan conservar su papel hegemónico en el mundo, y a eso obedece lo mismo su proyecto de una pre-emptive war contra Irak que las renovadas exigencias a Vicente Fox para que entregue sin más los recursos energéticos de la nación al capital trasnacional.

2. La gravedad de lo que está en disputa se ha ocultado sin embargo a los mexicanos, a quienes como adolescentes se pretende hacer creer que esta medida formaría parte de un proceso "de modernización" del país ante la imposibilidad del Estado de seguir invirtiendo en ese sector, y no como es el caso, que implicaría el fin de la posibilidad para México de tener un desarrollo independiente como país, y que de perder totalmente el petróleo y la electricidad quedaríamos condenados a ser un pueblo maquilador y en la miseria.

3. La privatización de la industria energética mexicana tiene por lo mismo un doble aspecto: es en primer término un objetivo militar, económico y estratégico para el gobierno estadunidense, y una prioridad en consecuencia para el Banco Mundial y el FMI, pero es también asunto privado, porque en el mundo globalizado el gobierno de Washington, con todo su poderío, está al servicio de muy precisos intereses privados.

4. Vicente Fox requiere por lo mismo con urgencia llevar a cabo la privatización de la industria eléctrica mexicana en su totalidad, tal y como propuso en su iniciativa enviada al Senado, porque éste fue el compromiso que contrajo con el gobierno de George W. Bush y con los organismos financieros que lo han estado ayudando, pero también porque necesita responderle a las trasnacionales vinculadas a los Amigos de Fox, y a las que no les ha satisfecho plenamente en su expectativa de hacer de México un paraíso para el capital, por lo que necesita que puedan éstas ahora -"hoy, hoy, hoy"- realizar los enormes negocios que les ofreció y que se les han ido por la oposición de los campesinos de Atenco al Aeropuerto Internacional y la resistencia de las comunidades de Chiapas al Plan Puebla-Panamá, la que según todas las evidencias Fox pretende vencer con los paramilitares.

5. La desesperación de Fox por alcanzar esa privatización, y que se ve en su obsesión por comprar legisladores priístas y perredistas, obedece también, por otra parte, a una necesidad de carácter político, ya que su gobierno ha resultado inviable políticamente, y un acuerdo con los principales dirigentes neoliberales del PRI en vistas a la cuestión energética le permitiría sentar las bases para subordinar a "la oposición" a su gobierno en el marco de lo que él y sus asesores consideran que le daría una legitimidad a la plena imposición del modelo neoliberal en México y que es "un Acuerdo de Transición": su sueño de hacendado guanajuatense.

6. La "contrarreforma eléctrica" constituye por ello una prueba determinante para los que han aceptado ya abiertamente ser considerados en el Congreso federal como los partidos de oposición al gobierno foxista: PRI, PRD, PT y PVEM. Y hasta ahora todas las evidencias marchan en el sentido de que no van a estar a la altura del momento histórico y de que no constituirán un bastión para evitar que las trasnacionales logren el pleno control del sector energético en nuestro país. La campaña de 2000 mostró que las diferencias programáticas entre los principales candidatos presidenciales eran mínimas por una razón muy simple: los partidos socialdemócratas, como el PRD o el PRI, que al menos formalmente lo es, al presentarse como opciones "de gobierno" han aceptado que no existe más camino que el neoliberal y no quieren confrontar ya a los organismos financieros ni al Departamento del Tesoro.

7. Las tesis de la izquierda socialdemócrata y de la derecha son en el mundo prácticamente las mismas, y por ello sus plataformas son tan similares, aunque los dirigentes políticos difieran en el estilo y en el discurso. Y lo que es más grave: los dirigentes de ambas corrientes políticas no sólo son plenamente funcionales al proyecto neoliberal, sino que participan directamente en él como gestores de intereses concretos de los que forman parte. Lo que ha terminado por distinguir en España a Aznar de Felipe, no es el proyecto de privatizaciones que ambos aceptan casi en los mismos términos, sino los intereses económicos a los que están vinculados: las grandes trasnacionales de origen español a las que sirven, y que se encuentran en competencia entre ellas, y eso es lo que ha empezado a acontecer de este lado del Atlántico. Los principales capos del foxismo y del priísmo están vinculados a poderosos intereses trasnacionales y ese factor será también un elemento determinante en la "contrarreforma eléctrica".

8. La privatización "gradual" de la industria eléctrica mexicana, en manos del Estado por principios constitucionales consignados en los artículos 27 y 28, y que se suponía intocables, fue aceptada en los años recientes con diversos matices por los tres principales partidos, y aunque tibiamente como ahora, fue rechazado también por ellos en algún momento y con diversos argumentos, lo que ha generado la confusión.

9. El pacto de la oposición en Morelia para defender las empresas públicas eléctricas (28 de agosto) corre el riesgo por ello de quedarse como una operación de los partidos que la firmaron para eludir su responsabilidad en lo que viene, como una simple declaración de principios que esos partidos podrían no respetar al abrirle al capital extranjero en leyes reglamentarias la posibilidad de apoderarse de los recursos eléctricos de los mexicanos. El PRI, no puede olvidarse, propuso ya una privatización en términos similares a la de Fox en los tiempos en que su "jefe nato" era Ernesto Zedillo, quien sostenía que "la línea" era que "no había línea, y el PRD, durante su Congreso Nacional de 1999 aprobó el principio de una privatización gradual.

10. El desmantelamiento que el gobierno foxista pretende hacer, no del Estado posrevolucionario sino de la nación, va a encontrarse sin embargo cada vez con mayores obstáculos. Fox está entregando ya fluido eléctrico a California y lo prometió enviar a Centroamérica desde Chiapas, dentro del marco privatista del Plan Puebla-Panamá, pero la Constitución todavía está ahí.

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