Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 30 de agosto de 2002
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Economía
ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Geografía de la pobreza en México

De la pobreza alimentaria a la pobreza

Cálculos de pobreza con el censo

Los muchos méxicos

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

EN UN INTENSO diálogo con los medios, un incipiente diálogo con los miembros del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza, y un casi nulo diálogo con la Sedeso sobre la presentación de la peculiar manera en la cual el gobierno federal se apropió de los resultados de pobreza obtenidos por el comité, me he visto involucrado en las dos últimas semanas. Estoy trabajando con un grupo de investigación con la base de datos del cuestionario complementario del censo de población y vivienda de 2000, aplicando el MMIP (Método de Medición Integrada de la Pobreza) para conocer la distribución de la población en la geografía nacional. Aunque la base de datos del censo tiende a sobrestimar la pobreza, los resultados que estamos obteniendo constituyen la versión geográfica desagregada de una visión alternativa de la pobreza en México que he venido construyendo desde hace 10 años. En agudo contraste con la visión del comité técnico, que toma en cuenta solamente la necesidad alimentaria, en esta visión alternativa se toman explícitamente en cuenta todas las necesidades humanas. Hoy presento algunos resultados que iré complementando en futuras entregas.

LA PROPORCION DE PERSONAS POBRES a nivel nacional en 2000 resultó de 86.7 por ciento de la población nacional. En el medio rural, localidades de menos de 2 mil 500 habitantes, casi toda la población es pobre (98.1 por ciento), mientras que en las áreas urbanas se encuentran en esta condición 83 por ciento de las personas. Antes de continuar conviene comparar estas cifras con otros resultados. Con datos del censo de población de 1990, una aplicación ligeramente menos completa del MMIP (en la que estaba ausente uno de los indicadores de necesidades básicas insatisfechas, el de salud, y el indicador de pobreza de tiempo) resultó en 83.1 por ciento de la población en situación de pobreza a nivel nacional, 97.3 por ciento en el medio rural y 78.3 por ciento en el medio urbano1. Como se aprecia, resultados muy similares. Con base en la ENIGH 2000, una aplicación similar a la del censo de 2000 del MMIP, resultó en 76.3 por ciento de pobreza a nivel nacional, 95.2 por ciento en el medio rural y 69.9 por ciento en el urbano, diferencias con el censo de 10 puntos porcentuales a nivel nacional, sólo 3 puntos en el medio rural y 13 puntos en el urbano. La evaluación completa de los resultados censales está en proceso. De todos modos parece claro que, comparados con la ENIGH, el censo sobrestima la pobreza, particularmente en el medio urbano. Conviene tener presente este rasgo al analizar los resultados.

EN EL TRABAJO CON el censo de 1990 comparé los resultados obtenidos con los que se derivan de la ENIGH de 1989 (con los datos ajustados a cuentas nacionales) y obtuve una diferencia de poco más de 12 puntos porcentuales (70.6 por ciento contra 83.1 por ciento). La explicación de la diferencia la ubiqué en el componente de ingresos del MMIP, donde la incidencia con la ENIGH89 (ajustada a cuentas nacionales) fue de 56.6 por ciento contra 77 por ciento con el censo, ya que en el componente de NBI (necesidades básicas insatisfechas) los resultados fueron muy similares. Sin embargo, concluí que la mayor parte de la diferencia se explicaba por el no ajuste a cuentas nacionales en el caso del censo. Recuerde el lector que en 2000 el contraste encontrado entre ambas fuentes no puede explicarse por esta razón, ya que ninguna de las dos fuentes fue ajustada. En 1998, último año para el cual he calculado la pobreza con el MMIP ajustándolo a cuentas nacionales, el nivel de la pobreza resultó de 80.3 por ciento sin ajuste y de 75.3 por ciento (cinco puntos porcentuales menos) con el ajuste. Si algo similar ocurriese en 20002, la ENIGH ajustada arrojaría alrededor de 72 por ciento de pobres por el MMIP, ampliando la brecha con el censo no ajustado a casi 15 puntos porcentuales (casi 21 por ciento de la cifra baja), de los cuales un tercio se explicaría por el ajuste a cuentas nacionales y dos tercios por la mayor subestimación de los ingresos en el censo que en la ENIGH.

LA MAGNITUD DE LA pobreza en México con los criterios y métodos que me parecen correctos en 2000 debe de ser alrededor de 72 por ciento -que se precisará una vez que se realice el cálculo con la ENIGH 2000 ajustada a cuentas nacionales. Este nivel se ubica alrededor de 7 puntos porcentuales por arriba de los cálculos del Comité Técnico y 18 puntos por arriba del adoptado oficialmente como pobreza de patrimonio por el gobierno federal. Sin embargo, debe notarse que la cercanía con las cifras del comité se debe en parte a que éste no ajustó a cuentas nacionales. La distancia de las cifras con el MMIP, con base en la ENIGH y no ajustadas a cuentas nacionales, respecto a los cálculos del comité, es de casi 12 puntos porcentuales y de 23 puntos respecto de las que adoptó el gobierno federal.

NO ES CONVENIENTE EL AJUSTE a cuentas nacionales de la información de ingresos del Censo de 2000, pues el único ajuste posible sería muy burdo, ya que no es posible desglosar el ingreso de los hogares por fuentes de ingresos (salarios, negocios propios, transferencias, etcétera), como lo hace la ENIGH. Tampoco es conveniente intentar una asociación estadística entre los indicadores de necesidades básicas y los de ingresos en la ENIGH para luego imputar ingresos a los hogares, ya que se ha mostrado en el mundo que la correlación entre ingresos y satisfacción de necesidades básicas es mucho menos que perfecta. Por tanto, la mejor opción es tomar los resultados como están, teniendo en mente la sobrestimación. Los resultados relativos al comparar unas áreas contra otras parecen muy razonables, como verá el lector.

LA ESTRUCTURA SOCIAL por entidad federativa se presenta en la gráfica anexa. En la gráfica se distinguen tres estratos de la población: los indigentes, los pobres no indigentes y los no pobres. Los dos primeros grupos constituyen, conjuntamente, los pobres. La distinción entre ellos consiste en que los pobres no indigentes cumplen con al menos la mitad de las normas (pero menos que la totalidad ) de ingresos, de necesidades básicas y de tiempo libre. Los indigentes, en cambio, cumplen menos de la mitad de las normas. El promedio nacional para estos tres estratos es como sigue: 45.4 por ciento son indigentes; 41.3 por ciento son pobres no indigentes y 13.3 por ciento son no pobres. Como se aprecia, los dos primeros estratos son de tamaños muy similares.

LAS ESTRUCTURAS URBANA Y RURAL son muy diferentes. En la primera predominan casi de manera absoluta los indigentes, situación en la que se encuentra 81.8 por ciento de la población, mientras los pobres no indigentes representan 16.3 por ciento y los no pobres 1.9 por ciento. En cambio, en el medio urbano el grupo dominante en la estructura social son los pobres no indigentes, que representan prácticamente la mitad de la población (49.3 por ciento), mientras los indigentes representan un tercio (33.7 por ciento) y los no pobres 17 por ciento. Este enorme contraste entre la estructura social del medio urbano y la del rural se refleja en las estructuras sociales de las entidades federativas. Por una parte, las entidades con mayores proporciones de población rural tendrán una estructura más cargada hacia la indigencia. Por otra parte, en las ciudades de estos estados predomina también la indigencia.

LOS INDIGENTES ESTAN representados en el primer tramo de las barras en la gráfica. Como se aprecia, en Chiapas casi 80 por ciento de la población es indigente, proporción que disminuye rápidamente hasta menos de 15 por ciento en Nuevo León. En la gráfica se puede apreciar cómo la pirámide social va transformándose a medida que nos movemos de izquierda a derecha. Si sólo se toman en cuenta los indigentes y el resto, el cambio se hace más notorio, ya que mientras los no indigentes (pobres no indigentes más no pobres) son sólo una quinta parte de la población en Chiapas, constituyen 85 por ciento en Nuevo León. Las barras de las 32 entidades federativas han sido clasificadas en tres grupos. El primero, que comprende desde Chiapas hasta Quintana Roo, son los estados en los cuales los indigentes son el grupo más numeroso. Son 18 estados predominantemente del sur y centro del país. En el segundo grupo se incluyen 11 entidades en las cuales el estrato más numeroso son los pobres no indigentes y el segundo son los indigentes. Por último, el tercer grupo comprende sólo tres entidades (DF, Baja California y Nuevo León), donde los indigentes son el estrato menos numeroso, superado incluso por los no pobres. Como se aprecia, tanto en el segundo como en el tercer grupo predominan entidades de la frontera norte del país. La ordenación es consistente con la que realicé con la ENIGH96 por regiones y con las que han realizado otros autores.

1 Julio Boltvinik, Pobreza y estratificación social en México, INEGI-Colmex-IISUNAM, México, 1995.

2 Apenas hace unas semanas que el INEGI ha dado a conocer las cuentas institucionales para 2000, sin las cuales no es posible llevar a cabo el mencionado ajuste.

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