Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 2 de septiembre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Política

SEGUNDO INFORME

Convocó a construir mayorías para lograr las reformas que el país necesita

En el combate a la corrupción no habrá ajuste de cuentas: Fox

Ofreció que en las investigaciones de la guerra sucia no permitirá excesos ni venganzas

Pidió a todas las fuerzas políticas que se le permita concretar su proyecto de gobierno

JUAN MANUEL VENEGAS Y MIREYA CUELLAR

El presidente Vicente Fox Quesada aseguró ayer ante el Congreso de la Unión que las diversas investigaciones que se siguen con motivo de la guerra sucia y los casos de corrupción, presentes y pasados, no se usarán como "propaganda política, ni para el ajuste de cuentas".

Afirmó que en las indagatorias no permitirá "excesos" ni "venganzas" de ninguna naturaleza, y terminó por convocar a los partidos a la "cooperación democrática" y a llevar un gobierno de "corresponsabilidad".

Y aunque hablaba ante los representantes de las siete fuerzas políticas, el mensaje pareció ser sólo para el PRI.

El Presidente retomó la nueva línea política de que el gobierno ya no está buscando consensos con las minorías, al advertir en San Lázaro que es tiempo de fortalecer el diálogo con la genuina disposición para alcanzar acuerdos y de traducirlos en reformas "con la construcción de mayorías". Atrás quedaron las convocatorias al consenso.

Informe sin grandes anuncios

En un informe distinto a los escenificados por la clase política priísta, no sólo en la forma sino en el fondo, Vicente Fox arribó a la Cámara de Diputados sin el bombo y platillo del pasado. "Consciente de los límites de su poder", como él reconoció, no hizo grandes anuncios y su intervención fue un reiterado llamado a que se le permita concretar su proyecto de gobierno.

Además, todos escucharon la repetida aceptación de que la ciudadanía no está complacida con lo alcanzado, que sigue esperando mucho más de la democracia, y se muestra "impaciente" ante la falta de acuerdos.

La ocasión para poner las cartas sobre la mesa frente a los priístas y su pasado fue la breve alusión a los trabajos de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, y la reciente aprobación de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública que, según Fox, son parte de su esfuerzo para combatir la corrupción y la impunidad, pero que actuarán "con absoluta neutralidad política".

También aseguró que en las elecciones de 2003 su gobierno actuará "de manera imparcial y transparente para no entorpecer la posibilidad de un acuerdo para las reformas que el país reclama".

Esta frase mereció una ovación de los panistas, que tuvo por respuesta un coro de "culeros, culeros, culeros", que salió de las bancadas de PRI y PRD.

La arenga presidencial tuvo pronta respuesta en voz de la diputada priísta Beatriz Paredes Rangel, quien en su momento, y por principio de cuentas, definió la situación que vive el país con la palabra "gobernabilidad" y le dejó abierta la posibilidad de los acuerdos. Sin embargo, ambas partes, es decir, el Presidente y el PRI, evitaron durante sus intervenciones entrar a los grandes temas que se discuten en las reuniones privadas de Los Pinos. Apenas una mención de Fox a que ninguno de esos encuentros "cobijará pactos inconfesables ni consentirá impunidad".

Sólo de paso, Fox insistió en su convocatoria al Legislativo para impulsar una hacienda pública sólida que permita financiar el gasto social, la inversión y promover un sector energético "soberano, eficiente y suficiente". A estos dos temas, las reformas eléctrica y hacendaria -esta última se va a retomar, según fuentes oficiales-, el mandatario sumó los cambios que propondrá en telecomunicaciones y a la Ley Federal del Trabajo, para afirmar que sólo con estos cambios legales se fortalecerá el mercado interno y se asegurará la generación de empleos y el apoyo al campo y a los pequeños y medianos empresarios.

Sin tenerlas, y no habiendo grandes cosas que presumir, como él mismo dice, la mayor parte del mensaje, de poco más de una hora, la dedicó a reiterar que con él terminó el presidencialismo omnipresente; que ahora el país goza de una clara separación de poderes; que se acabaron la discrecionalidad y el paternalismo del Estado; que frente a la intransigencia y la imposición siempre interpondrá la tolerancia y el diálogo; que los mexicanos gozamos de un clima de libertad sin precedentes; que "la censura es tema del pasado" y, por supuesto, no faltó su reiterada concepción de que "por fin hubo un cambio de gobierno sin crisis económica".

Cuando quiso dar cifras con la pretensión de destacar algún logro, la respuesta de los legisladores de oposición fue una rechifla. Especialmente de los priístas, quienes desplegaron mantas con leyendas de protesta, como en el pasado lo hacía el PRD. No le pasaron por alto que quisiera alardear sobre la "recuperación de empleos", la supuesta distribución de mayores recursos a estados y municipios y más apoyos al campo. Fue sonora la protesta cuando el Presidente señaló que en lo que va de su administración se han realizado más de 700 mil obras en el país.

Los gritos de "Ƒdónde?, Ƒcuáles?" se escucharon en todo el recinto. Y el Presidente retomó el hilo para decir que los estados más beneficiados son Chiapas y Oaxaca, con 40 mil y 50 mil obras.

Tampoco le fue muy bien cuando trató el tema de su programa contra la pobreza Oportunidades, y presentó entre sus invitados especiales a la familia Copca Hernández, la número cuatro millones en recibir los recursos de lo que fue Progresa. "šPinocho!", retumbó entre las curules, mientras un diputado abría una manta que decía: "Fox, dónde están los millones y millones de inversión..." "Vicente, tú si estás nominado", se leía en otra.

El nuevo rostro de México

Junto a las muchas cifras que ofreció, reconoció que "no todas las metas que nos propusimos se han cumplido" y dijo que muchas de las transformaciones que se están dando en el país "no son cuantificables", pero confió en que todas ellas empiezan a configurar el rostro de un México moderno, marcado por la legalidad, la inclusión y con un carácter plenamente democrático.

Quizá porque nadie esperaba nada espectacular y el discurso presidencial empieza a desgastarse, el segundo Informe provocó pocas emociones. Los perredistas, tradicionalmente aguerridos, ni siquiera intentaron las conocidas interpelaciones, y cuando salieron del salón lo hicieron en silencio y hasta que Fox concluyó la lectura de su mensaje, en clara señal de que el pleito era con el PRI.

Y así, todo pareció seguir quedando para después. Para cuando priístas y panistas logren ponerse de acuerdo y finalmente construyan la ansiada mayoría. "Pasemos de la democracia que hoy gozamos a un Estado y un gobierno cada vez más eficientes. Es tiempo de darle naturalidad e intensidad al diálogo y al acuerdo", les pidió Fox.

Terminó, pues, todo en veremos. Y si acaso al final, sólo la incógnita de saber si la alta jerarquía católica de México estuvo presente en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Desde los lugares dispuestos para la prensa fue imposible registrar su asistencia. En círculos camarales circuló la versión de que había asistido el nuncio Giuseppe Bertello, pero, ubicado en el segundo piso, destinado a una parte de los invitados especiales, fue imposible asegurar su presencia.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año