Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 2 de septiembre de 2002
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Espectáculos
Rescata el director Claudio Valdés el arte del benshi en la obra El automóvil gris

"Si hay farándula, hampa y gobierno no sabes qué es verdad o mentira"

Basada en la cinta de Enrique Rosas, la historia pasó del drama al humor por el filtro del tiempo

Al estilo del cine silente, Sofía González e Irene Akiko hacen las voces de más de 50 personajes

MARIANA NORANDI ESPECIAL

El nacimiento del cine mudo en Japón, a diferencia del resto del mundo, se distingue por la aparición de una singular figura cinematográfica llamada benshi, personaje que, situado a un lado de la pantalla, narraba, interpretaba y prestaba su voz a los actores del cine silente.

Poco a poco, los benshis fueron apropiándose del protagonismo de los actores fílmicos. Mientras en Hollywood surgían grandes estrellas como Rodolfo Valentino, Theda Bara o Clara Bow, en Japón los benshis adquirían más brillo que los actores de la pantalla. Debido al éxito del que gozaban estos narradores nipones, el público y la industria cinematográfica japonesa se resistían a la penetración del cine sonoro. En 1927, cuando el sonido era una inevitable realidad, en Japón había 6 mil 818 benshis y era poco el interés que existía por incorporar las nuevas tecnologías cinematográficas, ya que en ese país predominaba la sensación de que nunca había habido cine mudo.

En 1932, cuando el cine sonoro había conquistado el mundo, en Japón, de 400 películas, sólo 45 tenían sonido. La incorporación del cine sonoro en este país fue tardía y lenta (1932-39), pero no por eso causó menos estragos. Famoso es el caso de Heigo, hermano del más internacional cineasta japonés, Akira Kurosawa, quien en 1933, un año después de que perdiera su trabajo de benshi, decidió suicidarse.

Entre seducción y estremecimiento

Años antes de ese lamentable suceso, a finales de la segunda década del siglo XX, mientras en Japón los benshis seducían a su público con sus magistrales voces, al otro lado del mundo, en México, la gente se estremecía ante el realismo de una conmovedora película: El automóvil gris. Esta cinta, realizada en 1919 por el cineasta Enrique Rosas, muestra las hazañas de la banda más criminal de aquel entonces: la banda del automóvil gris. Fue filmada en los mismos lugares de los hechos y con varios de sus protagonistas.

Hoy, en los albores del siglo XXI, el director teatral Claudio Valdés Kuri, quien el año pasado nos sorprendió con la obra De monstruos y prodigios, la historia de los castrati, rescata otro arte olvidado: el benshi, y se sirve de la mítica cinta de Rosas para montar una puesta creativa y reveladora: El automóvil gris. Las actrices Sofía González de León e Irene Akiko Lida interpretan, al estilo benshi, las voces de los más de 50 personajes de la película. Claudio Valdés nos adentra en el proceso creativo del montaje del que afirma: "Está más enfocado en el detalle que en la producción".

-¿Cómo surge la idea de hacer esta obra?

-En 1997 fui invitado al encuentro internacional que se celebró en Japón con motivo del centenario del cine japonés. Allí vi un espectáculo benshi interpretado por Sawato Midori, última heredera directa de esta tradición, ya que estudió con el último actor benshi. A pesar de que no entendía japonés, me sentí conmovido por el espectáculo y en seguida pensé en adaptar esa técnica al cine mudo mexicano. No pude realizar el proyecto en el momento hasta que, el año pasado, estando en Venezuela con la obra De Monstruos y prodigios..., me ofrecieron una comisión para la casa de la cultura de Berlín. El único requisito era que debían reunirse más de dos nacionalidades sobre el escenario. Entonces recordé mi proyecto benshi.

-Detrás de este montaje se observa un gran trabajo de investigación.

-Me doy cuenta de que cuanto más información genera un suceso, más enriquecida es la puesta en escena. Para esta obra lo primero que investigamos fue la historia y las características del cine mudo mexicano. Al parecer hubo casi un centenar de películas, de las cuales se conservan menos de 10. Después comenzamos a escribir el guión. Tal como lo hacían los benshis en aquel entonces, empezamos escribiendo lo que las actrices interpretaban al ver la película. Luego recurrimos al guión original, publicado por la Cineteca Nacional, que nos aclaró muchas cosas. También resultaron de gran aportación los doblajes que se realizaron de esta película en 1933 y 1940. Pero algo muy importante en esta investigación fue la historia original de la banda. En esta película, Enrique Rosas se centra únicamente en los hechos policiacos, es decir, asaltos, persecución, detención y castigo de los malhechores, pero no aborda las implicaciones políticas y sociales que tiene esta historia. Se sabe que Higinio Granda, el jefe de la banda, salió 17 veces de la cárcel y murió de enfermedad. ¿Hasta qué punto estaría involucrado con el gobierno esta fichita para gozar de tanta impunidad?

-De esta banda de delincuentes no quedaron testimonios judiciales y se eliminaron los archivos. ¿Dónde está, pues, la frontera entre la realidad y el mito?

-Es tan realidad y tan ficción como cualquier caso actual en este país, sin ir más lejos, ahí tenemos el caso Colosio. Cuando se mezcla farándula, hampa y gobierno, no distingues qué es verdad y qué es mentira.

El filtro del tiempo hace a la gente reír

-El humor que aparece en la obra teatral, ¿es creación de la compañía o del guión original de la película?

-La película es un drama. La gente en aquella época la veía con espanto y horror. Para ella el tema de la banda era como para nosotros ahora el Mochaorejas. El filtro del tiempo juega un papel determinante. Yo nunca dije que tenía que ser gracioso, pero salió así, era inevitable. Con o sin nuestra interpretación, el filtro del tiempo hace que la gente se ría.

-Menos en la escena final, en la que Rosas filma el fusilamiento real de los miembros de la banda.

-Nuestra intención es preparar al espectador para esa escena. Que sostenga su atención, su interés por la historia y que conozca los personajes para llegar a la gran escena documental del fusilamiento. Que, aunque sea cine mudo, sigue siendo muy fuerte. Siempre será impactante ver la muerte real en pantalla. Fue un shock en ese entonces y lo sigue siendo ahora.

-¿Qué cualidades debe tener un actor benshi?

-Como decía Sawato Midori, debe amar el cine mudo, entender muy bien la película, tener contextos y referencias culturales, capacidades histriónicas y convertirse en medium de las imágenes.

-En tus propuestas escénicas se percibe cierta melancolía por esos personajes de las artes perdidas como los castrati o los benshis.

-Tal vez haya algo de eso, pero no lo planeo como una constante de mi trabajo, sino que se presenta. De alguna manera son figuras perdidas en el tiempo. Los castrati fueron perdidos en la historia y los benshis ni se diga. Eran grandes figuras, a veces más estrellas que los actores. Fueron tan poderosos que, cuando el mundo adoptó el cine sonoro, Japón tardó 10 años en ceder, bajando el sonido de las películas que llegaban de occidente. El último benshi fue en 1939, luego, en la década de los 50 se hizo algo de benshi, pero ya como una pieza museográfica, no como género.

El automóvil gris: teatro El Galeón (atrás del Auditorio Nacional). Lunes, martes y miércoles a las 20:30 horas. Entrada: 120 pesos.

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