lunes 2 de septiembre de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
n Estuvo a punto de chocar con fotógrafos y no entrevistó a la UCEZ
La suerte de un "oreja" novato en Actipan y el conflicto por el Millenium

Ignacio Juárez Galindo n

San Pablo Actipan, junta auxiliar de Tepeaca. Jueves 29 de agosto, 17 horas. Cinco horas después de que la Unión Campesina Emiliano Zapata Vive retuvo a dos empleados de la SCT estatal, un vehículo Volkswagen Sedán, color verde, frenó violentamente frente a un grupo de campesinos reunidos en el entronque principal a esa población.
Presuroso, el joven conductor saltó del automóvil y se lanzó decidido al encuentro de Concepción Colotla, dirigente de los opositores al Proyecto Millenium (PM), pero al estar frente a frente, el temple del labriego hizo cambiar radicalmente su actitud. Entonces, tembloroso, el conductor sacó una acreditación de prensa de un medio desconocido. "Soy reportero y quiero que me dé una entrevista", dijo casi tartamudeando.
Colotla observó fijamente a su interlocutor, y con la sola mirada hizo desistir al pseudorreportero de su petición. "Bueno, si no se puede, más al rato", balbuceó. El campesino no se inmutó y afirmó tajante: "¡Ahorita no es tiempo para dar entrevistas!", y así cerró su encuentro con el empleado de una de las tantas oficinas gubernamentales de investigación política, mejor conocidos como "orejas".
La escena fue presenciada por algunos reporteros, quienes no pudieron ocultar su risa e intercambiaron entre sí algunas mofas. "ıste es nuevo", exclamó uno. A los pocos minutos, los campesinos, representantes de los medios de comunicación y el "oreja" regresaron al zócalo de Actipan, pero al llegar a ese lugar el pseudoperiodista se alejó del grupo. Nervioso, vio pasear a varios pobladores con los machetes en las manos y vió con sorpresa cómo algunos trataban de sacarles filo raspándolos en el suelo.
A las pocas horas, Concepción Colotla recibió la información vía telefónica de que autoridades de la Secretaría de Gobernación se reunirían con él en el zócalo de Tepeaca. La llamada puso a todos en acción, gente corriendo rumbo a sus autos, encendido de motores, alboroto, algunos gritos. Los reporteros, a bordo de sus coches, hicieron una fila para esperar y seguir la camioneta del dirigente de la UCEZ, pero el "oreja" obstruyó el camino sin darse cuenta debido a que estaba más concentrado en una llamada telefónica. Los cláxones sonaron y el oreja arrancó desesperadamente para quitarse, dejando pasar unas camionetas, e intentó meterse, pero casi chocó con el auto de un fotógrafo. Recibió mentadas de madre y fue enviado al final de la caravana.
Ya en el zócalo de Tepeaca, el mismo reportero gráfico con el que casi choca lo encaró y le reclamó su impericia al volante. Con hablar tropezado y la cara encendida, el "oreja" trató de justificarse pero recibió otra mentada y la sentencia: "¡No me importa dónde trabajas pero haz bien tu trabajo!". El incidente no pasó a mayores, pero en la plática informal con algunos funcionarios de la Segob que asistieron al encuentro, los reporteros sacaron a colación el tema. "¡Pero qué mal oreja enviaron!", dijeron. "Bueno, algunos tardan en aprender", respondió uno de los servidores públicos alzando los hombros.
Al día siguiente (viernes), cuando se reanudaron las pláticas entre la UCEZ y la Segob, el mismo "oreja" asistió acompañado por otros más. En esa ocasión ya no portaba ninguna grabadora o libreta, ni conducía el VW verde. Una cámara fotográfica pendía en su pecho, signo de la única encomienda que le asignaron.