Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 13 de septiembre de 2002
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Política
ASTILLERO

Julio Hernández López

Los desafectos del canciller

Pascoe Pierce, llamado urgentemente "para consultas" en Tlatelolco
Ley del hielo a Aguilar Zinser
Vacilaciones luego de la salida del TIAR

SOLO QUE FUESE para ofrecerle una disculpa pública podría entenderse que el secretario de Relaciones Exteriores haya hecho viajar a toda prisa al embajador de México en Cuba para reunirse hoy en Tlatelolco. De otra manera, no resultaría decoroso que el pulcro canciller Castañeda rebajase su investidura institucional y su reputación personal al recibir en su oficina, para pláticas formales ("a consultas", dijo la vocera Gloria Abella), a un delincuente como sería el embajador Ricardo Pascoe Pierce, quien, a decir conclusivo del oficial mayor de la secretaría, Mauricio Toussaint (comisionado especialmente por su jefe para difundir con escándalo el caso), dilapidó el dinero público, aprovechó en beneficio propio el presupuesto de su oficina, maniobró en el mercado ne- gro cubano y cometió irregularidades administrativas y financieras estimadas en 86 mil 629 dólares (divisa ésta que, a juicio del citado funcionario, sería la más adecuada para hablar de asuntos económicos mexicanos).

OTRA POSIBILIDAD, igualmente impúdica (e improbable, a juicio de este tecleador candoroso), sería que el llamado de Pascoe Pierce a México fuese una forma de apresurar el cumplimiento de órdenes de aprehensión u otros apercibimientos punitivos que el gobierno federal quisiese aplicarle. O bien, que en el colmo de los equívocos, se le hubiera brindado una oportunidad excepcional al "todavía" embajador (la expresión entre comillas fue acuñada, desde luego, por el deslumbrante oficial mayor antes citado) para ser despedido sin sombra de duda de que contra él se estaría ejerciendo una venganza personal y política, pero no el cumplimiento de un acto de justicia que de otra manera sería plausible (el tufo de revanchismo castañedista es innegable: el contralor federal, Francisco Barrio Terrazas, dijo ayer mismo que su secretaría no encontró evidencias de irregularidades en el expediente que sobre el embajador en Cuba le había hecho llegar la cancillería; aunque, explicó el chihua-huense, en estos días había recibido una petición de Tlatelolco para que se revisara nuevamente el expediente en busca de transgresiones administrativas que Relaciones Exteriores cree percibir con absoluta claridad).

EN EL FONDO, EL incidente con Pascoe Pierce reafirma la conocidísima vocación de choque y escándalo político que ha caracterizado a la cancillería en el periodo a cargo de Jorge Castañeda Gutman. Todo aquel que no se somete incondicionalmente a las tajantes órdenes del secretario estelar del gabinetazo acaba sumido en los infiernos de sus iras y sus intrigas. Esa lava proveniente de la cumbre de Tlatelolco suele arrasar no sólo con las personas, sino también con funciones institucionales y con supremos intereses nacionales, si aquéllas y éstos no coinciden con los proyectos y ambiciones del polémico secretario.

(EN NUEVA YORK, por ejemplo, Adolfo Aguilar Zinser sufre en el desierto político en que Castañeda, que había sido su amigo y su cómplice en el escalamiento del poder, lo colocó luego de que pelearon, al parecer sin arreglo posible, por ganar el aprecio presidencial a la labor de cada cual. Consejero de seguridad nacional sin espacio de maniobra ni apoyo real de Los Pinos, y coordinador -sin fuerza ni respeto- de uno de los seccionamientos del gabinete presidencial, Aguilar Zinser consiguió que Vicente Fox lo colocara en la silla de miembro rotatorio del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que Castañeda había buscado para su canasta política personal y no para ir a dar a manos de un adversario despechado. En venganza, el jefe de la diplomacia foxista ha sometido al embajador mexicano ante la ONU a penurias económicas y a la más increíble e infantil de las leyes del hielo: el secretario Castañeda no habla ni discute con el miembro mexicano del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, quien ha de definir su propia ruta, e incluso tomar decisiones trascendentes, conforme le parece que debe ser la postura mexicana, lo que lo ha llevado en más de una ocasión a asumir posiciones que luego Tlatelolco ha de corregir de manera apresurada pero, sobre todo, lesiva a la imagen mexicana. Fobias y pataleos parecidos sufre Porfirio Muñoz Ledo, para no agregar más ejemplos.)

TANTA APLICACION EN el desahogo de las pasiones personales ha hecho que el canciller destine menos de su brillo e inteligencia a la atención de los asuntos propios de su estratégico encargo. El viernes de la semana pasada, por ejemplo, México tomó una decisión que recibió apoyo abierto de legisladores y políticos de todos los partidos pero que, sin embargo, fue convertida ayer en el chirriar desvencijado de una rueda desalineada: tal como un año antes lo había anunciado el presidente Fox, México decidió retirarse del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que Estados Unidos impulsó en tiempos de la guerra fría para enfrentar la "amenaza comunista" pero que no fue acatado por Washington, por ejemplo, a la hora que Argentina sufrió frente al Reino Unido en la Guerra de las Malvinas. La decisión mexicana, que provocó "decepción" en Washington, fue explicada, sin embargo, por el subsecretario Gustavo Iruegas, en un tono de mal cantinflismo: nos salimos del TIAR, explicó, porque "no pensamos que tengamos enemigos fuera ni dentro del continente". Y, a pesar de que la semana pasada se había dicho que México trabajaría en el diseño de un nuevo esquema civil de seguridad hemisférica, ayer el subsecretario en mención simplemente dijo que no hay tal "intención", pues "preferimos que no haya acuerdo en el que México esté comprometido".

POR LO PRONTO, la saga cubana sigue adelante, hoy con el episodio del pezecillo de colores llamado a la pecera-ratonera de Tlatelolco.

PACO GIL PASO tranquilo por la aduana de los legisladores federales, mientras Santiago Creel sigue entrampado en el zarzal de la comparecencia cancelada y de sus correligionarios panistas que lo dejaron en off side... Que dice Fernando Espino, líder de los trabajadores del Metro, que no habrá paro el próximo 17... No sabe este tecleador si habrá sido una concesión por lo anterior, pero el gobierno capitalino anunció que habrá charros vigilando la Alameda Central de la ciudad de México. El nuevo cuerpo policiaco montado llevará sombrero ancho, gabán y otros aditamentos campiranos, además, claro, de su pistola de verdad... Y ya con esta se despide, hasta el próximo martes, este tecleador, deseando a su clientela que pase un sabroso fin de semana...

Fax: 55 45 04 73 [email protected]

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