Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 26 de septiembre de 2002
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Editorial
 
EU: ¿DESPIERTAN LOS DEMOCRATAS?

sol-2Ante los planes delirantes del presidente George W. Bush de invadir Irak para deponer a Saddam Hussein, designios que guardan poca relación con la lucha contra el terrorismo y mucha con el momento electoral estadunidense y con los intereses petroleros de la familia Bush, diversos gobiernos en el mundo -Francia, Alemania, Rusia, China y la mayor parte de los países árabes, entre los más destacados- han salido en defensa de la estabilidad mundial, del derecho internacional y del sentido común, y han señalado que cualquier acción en torno al presunto desarrollo de armas de destrucción masiva por parte de Bagdad debe ser adoptada en el marco de la Organización de las Naciones Unidas, y no en forma unilateral por las fuerzas militares de Estados Unidos, secundadas, en todo caso, por las de Inglaterra.

Tales reacciones sensatas y saludables no garantizan, sin embargo, que se logre disuadir a la Casa Blanca de sus proyectos militares y que se evite un conflicto de consecuencias nefastas e incalculables. La única forma segura de atar las manos al presidente estadunidense e impedirle que cause un gravísimo daño a la población de Irak, a las relaciones entre Occidente y las regiones árabes e islámicas, así como a su propio país, es que la clase política de Washington reaccione a tiempo y ataje los sueños de dominación mundial de los halcones que rodean a un mandatario de mentalidad rudimentaria, pero depositario de un poder tan monumental como su ignorancia de los asuntos internacionales.

Deben valorarse, en esa perspectiva, los indicios de que la oposición del Partido Demócrata, al que corresponde el control del Senado, empieza a salir del pasmo en el que ha permanecido desde la dudosa elección que lo desalojó de la Casa Blanca a finales de 2000. El lunes pasado, el ex candidato presidencial Al Gore, quien resultó derrotado ante Bush, no por el sufragio popular, sino por argucias legales y chantajes políticos, puso el dedo en la llaga al afirmar que el planeta observa, con angustia, "no lo que van a hacer los terroristas, sino lo que vamos a hacer nosotros", en referencia al descabellado y criminal empeño por arrasar Irak por segunda ocasión, y al acusar a Bush de abandonar los principios del derecho internacional y de reemplazarlo por "la noción de que no hay leyes internacionales sino la discrecionalidad del presidente de Estados Unidos".

Ayer, el líder de la bancada mayoritaria en el Senado, Tom Dashle, acusó al mandatario de politizar el debate sobre Irak y le exigió una disculpa pública por ello. A su vez, el senador hawaiano Daniel Inouye, fustigó a Bush por sus "comentarios que dividen a la nación".

Es pertinente precisar que ambos legisladores se referían a una reciente declaración del presidente en el sentido de que la mayoría senatorial demócrata "no está interesada en la seguridad del pueblo estadunidense" y que expresaron un rechazo inequívoco a los planes guerreristas de la Casa Blanca. Sin embargo, los deslindes referidos parecen ser el inicio de un mayor aislamiento político de Bush en su propio país. En este caso, la proverbial torpeza discursiva del mandatario parece estarse convirtiendo en un factor tan inesperado como positivo para mantener en sus bases a las tropas y los aviones estadunidenses y desarticular los proyectos intervencionistas en curso. Ojalá.
 

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