249 ° DOMINGO 29 DE  SEPTIEMBRE DE  2002

 


La estela de 
Tlatelolco

LA MATANZA DEL 2 DE OCTUBRE de 1968 es un momento clave de la historia contemporánea. Ahí el régimen priísta revela su verdadera esencia al exterminar con violencia a un movimiento estudiantil pacífico que enarboló las banderas de los derechos humanos y las libertades civiles.

La brutal represión encontró campo abierto ante una sociedad aplastada por el autoritarismo que nos gobernó más de 70 años. El gobierno impuso su visión de los hechos y encarceló a las víctimas y las juzgó como culpables.

Durante más de 30 años, el Estado evadió su responsabilidad en la matanza y la versión oficial impidió conocer a cabalidad la verdad de lo ocurrido. Esto no impidió que muchos mexicanos mantuvieran la memoria de las víctimas de aquel trágico suceso y no cejaran en su exigencia de castigar a los responsables. Así, la lucha por la democratización del país también se convirtió en una disputa por la memoria histórica.

Gracias a este empeño colectivo, hoy sabemos que la matanza en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, fue planeada desde el poder y que esa política represiva fue pilar del régimen.

En este contexto se inscribe el libro La estela de Tlatelolco de Raúl Alvarez Garín, uno de los principales dirigentes del movimiento estudiantil de 1968 (recientemente impreso por la Editorial Itaca en su tercera edición).

Alvarez Garín ha centrado parte de su actividad política de los últimos años en reconstruir la verdad histórica de este movimiento y recuperar la dignidad de las víctimas.

En La estela de Tlatelolco se hilvanan los momentos más importantes del movimiento estudiantil. Alvarez Garín se basa en sus experiencias personales y en numerosos documentos. También documenta cómo el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz planeó y ejecutó la represión a los estudiantes.

Se demuestra la actuación del Ejército mexicano en estos hechos, el papel que jugó el Batallón Olimpia y las demás unidades militares que participaron. "La actuación del Ejército respondía a un plan cuidadosamente formulado para realizar un triple cerco: uno alrededor de la unidad habitacional Tlatelolco, otro alrededor de la Plaza de las Tres Culturas y un tercero alrededor del edificio Chihuahua, de manera que nadie pudiera escapar a ese diluvio de balas y muerte", concluye.

En 1998, Alvarez Garín junto con otros participantes de ese histórico movimiento, presentó una denuncia penal contra varios ex funcionarios (que estaban entonces en altos puestos), por su responsabilidad en la matanza: Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Alvarez y 60 coacusados más.

Durante tres años, el Poder Judicial se negó a investigar los hechos denunciados. Recientemente, por fin, un juez ordenó a la Procuraduría General de la República indagar estos ominosos acontecimientos. En las últimas semanas han sido llamados a declarar varios ex funcionarios, en calidad de indiciados, por la fiscalía especial para la investigación de delitos cometidos por funcionarios en contra de movimientos sociales y políticos del pasado. Esta ha sido una victoria histórica, moral y política, de la sociedad y de las víctimas. 

Pero aún falta saber si se les juzgará y se hará justicia.

En su libro, Raúl Alvarez muestra cómo el movimiento del 68 y su desenlace trágico ha sido causa o antecedente de numerosos fenómenos sociales, políticos y culturales actuales, nuevos partidos, guerrillas, frentes populares, universidades democráticas, entre otras repercusiones.

El recuerdo del 2 de octubre vuelve a plantear la deuda histórica que tiene el Estado y la sociedad con las víctimas y los participantes de un movimiento que haciendo uso de sus derechos constitucionales cuestionó a un régimen que hizo uso de las armas para acallar sus reclamos.

Hacer justicia implica primero recuperar la memoria. A este propósito sirve La estela de Tlatelolco, cuya lectura es más que vigente y obligada para quien desea conocer una visión fresca y documentada del movimiento estudiantil del 68 y sus consecuencias.

(Jesús Ramírez Cuevas)