Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 9 de octubre de 2002
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Estados
El tricolor alcanzaría 23 diputados, pero igual número de legisladores sumaría la oposición

Cláusula de gobernabilidad daría al PRI la mayoría en el Congreso de Guerrero

Desautoriza el PRD a candidato y militantes suyos que quemaron urnas en Tlapehuala

JESUS SAAVEDRA, MISAEL HABANA Y ROBERTO GARDUÑO CORRESPONSALES Y ENVIADO

Chilpancingo, Gro., 8 de octubre. En la víspera de la entrega de constancias de mayoría a los candidatos ganadores para el Congreso local y ayuntamientos, se confirmó la nueva realidad bipartidista en el estado. El PRI y PRD comparten desde ahora, y por vez primera, el gobierno y la administración de los recursos públicos.

La imposición de candidatos a manos de los grupos caciquiles liderados por Rubén Figueroa y Angel Aguirre propició la caída estrepitosa del priísmo. Por el lado contrario, la decisión de nombrar candidatos por medio de encuestas le significó al PRD un repunte inusual y, de paso, demostró a los ciudadanos la posibilidad de cambiar autoridades cuando éstas hayan incumplido sus promesas de campaña.
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El estado de Guerrero, tradicionalmente caracterizado por he-chos de violencia poselectoral, fue escenario ayer de un homicidio sin visos políticos. En la cabecera municipal de San Marcos, en la Costa Chica, Maximino Agatón Rodríguez, guardaespaldas del candidato del PAN a la alcaldía del lugar, Fernando Sotelo del Carmen, fue asesinado por Manuel Lorenzo, militante del PRD, con dos disparos de arma de fuego calibre .9 milímetros.

Las pesquisas del Ministerio Público señalaron de ese hecho que fue una venganza personal porque Manuel Lorenzo había amenazado de muerte a Maximino desde la semana pasada. No obstante, la directiva estatal del PAN manifestó inconformidad por este hecho. En San Marcos, la posibilidad de una impugnación por el homicidio se descarto porque Fernando Sotelo ganó en la contienda electoral.

Un hecho cuestionado por la directiva estatal del PRD, encabezada por Martín Mora, fue la decisión de los simpatizantes del candidato perredista a la alcaldía de Tlapehuala, Aureliano Santamaría Bahena, de quemar papelería electoral, urnas y un equipo de cómputo en las instalaciones del Consejo Electoral Municipal, al sentirse despojados de su triunfo.

A las 21 horas del domingo un grupo de perredistas, encabezados por Aurelio Santamaría, ingresó al local electoral porque los resultados preliminares apuntaban hacia una victoria del PRI. Sin esperar el conteo final, incendiaron documentos y un equipo de cómputo, propiciando de inmediato una denuncia por delito electoral del PRI contra el PRD.

El hecho generó de inmediato el rechazo de la directiva perredista, al considerar como "irresponsable" aquella actitud, por lo que se deslindó de esos actos.

Un día después, el presidente perredista Martín Mora habló por teléfono con sus correligionarios de Tlapehuala. Estos le anunciaron que organizaban una caravana con 10 autobuses "repletos" de personas rumbo a Chilpancingo, con el propósito de tomar las instalaciones del Consejo Estatal Electoral (CEE) y exigir que se respetara el triunfo de Aurelio.

La directiva les contestó: "Si vienen a Chilpancingo nos deslindamos y los expulsamos de forma inmediata. No se dan cuenta que el partido es una organización propositiva, en la que no cabe la violencia para ganar posiciones".

La réplica desde Tlapehuala fue la siguiente: "Nosotros no somos irresponsables, no nos parece haber incurrido en eso; por el contrario, la gente nos está diciendo otra cosa y nos está aplaudiendo". Ahí se cortó la comunicación. La presidencia del PRD considera improbable la llegada de la caravana a Chilpancingo, "porque estamos seguros que se está desactivando ese problema".

En la conformación del Congreso, surrealismo político

El repunte del perredismo en la entidad adelantó una fuerte pugna entre el sol azteca y el tricolor por las diputaciones plurinominales. Ayer se confirmó el triunfo priísta en 15 distritos y el repunte del partido del sol azteca en 13 más.

Si se cumpliera con la lógica de que a los partidos con menor votación le corresponden una mayor cantidad de escaños plurinominales, el PRD tendría la mayoría simple en el Congreso. No obstante, la Ley Electoral de Guerrero, uno de esos extraños casos en la vida nacional, mandata otra cosa.

Las mayorías priístas dominantes durante décadas en ese poder incluyeron en la legislación electoral una cláusula de gobernabilidad. Esa salvedad manifiesta que el partido ganador en la mayoría de los distritos tendrá más diputaciones plurinominales. Ante eso, por lo menos hasta ahora, nada es posible.

En Chilpancingo, los priístas hacían cálculos desesperados por garantizarse el dominio en el Congreso, aunque fuera una mayoría simple. Pero no había motivo para quebrarse mucho la cabeza.

Con sus 15 distritos y gracias a la benévola cláusula de gobernabilidad, el PRI tiene derecho a ocho escaños plurinominales para hacer en total 23. Al PRD, con sus 13 diputaciones uninominales ganadas, le corresponderán seis; es decir 19. Al PAN, PT, Partido de la Revolución del Sur (PRS) y Partido Convergencia por la Democracia (PCD) les tocarán una por bando.

Ahí es donde se encierra la principal disputa poselectoral. Con esa división el PRI asegura que no será derrotado, porque si la oposición se uniera alcanzaría 23 diputados, quedando un empate técnico en el Legislativo.

El interés del priísmo por conservar la mayoría legislativa se relaciona al simple aserto de la sobrevivencia política, porque esa conformación le permitirá aprobar las cuentas públicas y dictámenes y leyes a su conveniencia, siempre y cuando la votación sea de 50 más uno.

Bipartidismo real

El retroceso del PRI en Guerrero se relaciona directamente en la sobrevivencia y control ejercido por los grupos de Rubén Figueroa, René Juárez y, en menor medida, de Angel Aguirre. Los dos primeros quisieron dar continuidad a la tradición del dedazo imponiendo candidatos sin considerar el interés y la causa de las bases priístas.

En Iguala, Teloloapan y San Miguel Totolapan, el ex gobernador Rubén Figueroa impuso como candidatos a integrantes de su grupo político, en donde el domingo pasado fueron derrotados. En Acapulco, Juárez Cisneros insistió en colocar como candidato a la alcaldía al acaudalado empresario Ernesto Rodríguez Escalona, quien ya había perdido la elección en 1999.

Menguado políticamente, al ex gobernador Angel Aguirre únicamente le dejaron maniobrar en la Costa Grande con la candidatura de Zihuatanejo, donde impuso a Bolívar Navarrete Heredia, hijo de Mario Navarrete Ramírez, actual alcalde de Ometepec, ubicado en el otro extremo de Guerrero. También perdió.

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