Pide tomar en cuenta los abusos que generó el modelo de cero tolerancia en Nueva York

Seguridad y derechos humanos no deben separarse, indica la CDHDF

Peligrosa, la estrategia de Giuliani; puede generar más corrupción policial: Centro Pro

ANGEL BOLAÑOS Y CLAUDIA HERRERA

El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Emilio Alvarez Icaza, señaló que "bajo ninguna circunstancia se puede someter a los derechos humanos o las garantías individuales a alguna iniciativa de seguridad pública", por lo que pidió al Gobierno de la ciudad tomar en cuenta los antecedentes de denuncias por abuso de autoridad que generó el modelo de cero tolerancia en la ciudad de Nueva York, al valorar las recomendaciones que le haga la consultoría del ex alcalde Rudolph Giuliani.

El ombudsman dijo que la CDHDF revisará con todo detalle en qué consiste el convenio de colaboración que suscribió el Gobierno del DF con la consultora Giuliani Asociados, pero las denuncias en la ciudad estadunidense por el uso excesivo de la fuerza pública es ya una señal que preocupa.

Si bien con el tiempo se verá el alcance de la iniciativa, dijo, "en términos generales me referiré a dos principios: el de la no separación del respeto a los derechos humanos y la promoción de la seguridad pública, y poner atención en los señalamientos que se vertieron en su momento sobre el abuso de la fuerza pública".

Destacó que los programas no son transplantables de una ciudad a otra, más aún entre urbes con naturaleza, fenómenos y dinámicas muy distintos.

Recordó que una parte importante de las quejas que recibe el organismo se refiere a actos de los integrantes de los cuerpos de seguridad -siete de cada 10-, y refirió los abusos que cometieron los granaderos durante el desalojo de predios de conservación ecológica en Xochimilco, asunto sobre el cual adelantó que la CDHDF emitirá una recomendación.

En este punto, lamentó la respuesta del secretario de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard, que ante señalamientos de saqueos contestó: "les pagamos sus frituras y sus refrescos", pues esa respuesta, además de minimizar el hecho, envía un mensaje que "se puede leer en el interior de los cuerpos de seguridad de que su jefe los protege".

Pero, independientemente de las medidas que el gobierno local adopte en materia de seguridad pública, sostuvo, la CDHDF, para garantizar el respeto a los derechos humanos, "continuará haciendo su trabajo, como día a día lo ha hecho, por medio de la supervisión de los actos de autoridad o a través de las quejas. De manera tal que ésta y otras iniciativas tendrán que caminar bajo el respeto de las garantías de las personas".

Al respecto, el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez llamó al gobierno capitalino a reconsiderar su decisión de aplicar el programa cero tolerancia, pues se trata de una "estrategia peligrosa" que puede generar mayor corrupción y abuso de los policías.

"Es inquietante que en la ciudad de la esperanza se vea una tendencia a criminalizar a los pobres de las calles, quienes no han sido objeto de la benevolencia asistencialista de su gobierno y sí de una autoritaria, racista y clasista visión de seguridad pública", indicó el organismo.

Recordó que un informe de la Comisión de Derechos Civiles de Estados Unidas dado a conocer en agosto de 2000 aportó evidencias del uso racista de esta política, en la que los afroamericanos y los latinos fueron ubicados como los sospechosos y víctimas favoritas de una policía mayoritariamente blanca, de tal manera que, de aplicarse esta política en el DF, los sectores más vulnerables serían los indígenas recientemente inmigrados y los urbanizados, quienes frecuentemente se ven orillados al subempleo, tan perseguido por el programa cero tolerancia, en particular la mendicidad y las actividades económicas en la vía pública (vendedores, limpiaparabrisas, acomodadores de coches, payasitos).

Explicó que la eficacia que el programa tuvo en la disminución de delitos en Nueva York se debió a que además de existir un cuerpo policiaco altamente capacitado y bien remunerado, cuenta con la tecnología y la infraestructura necesarias. Sin embargo, refirió, aquí la policía capitalina no cuenta con la capacidad tecnológica y humana para llevar a cabo ese proyecto. "Lo más preocupante no es la mediocre preparación de los policías o su falta de tecnología, sino la ausencia en los cuerpos policiacos de una cultura cívica y de respeto a los derechos humanos".

Daniel Cazés Menache, coordinador de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM y consejero de la CDHDF, dijo que si bien los derechos humanos están siempre en riesgo de ser vulnerados, es un hecho que ha crecido la delincuencia en la ciudad; "estamos a merced de todo tipo de violencia, lo que también es una situación de derechos humanos menguados en la cotidianidad", expresó, por lo que propuso no condenar a priori algo que todavía no se conoce.

"Yo creo que lo prudente es esperar y estar muy atentos a que ninguna medida menoscabe el ejercicio de los derechos humanos, que de por sí están amenazados", apuntó.

Sylvia Aguilera, directora general de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, consideró por su parte que más allá del trabajo que hacen las organizaciones no gubernamentales, la ciudadanía en el Distrito Federal ha demostrado que tiene vocación para dar seguimiento a esas cuestiones, y un ejemplo fue la vigilancia que se hizo de los operativos policiacos que se realizaron en años pasados en las colonias Buenos Aires y Argentina, que provocaron la muerte de seis jóvenes.

"Los grupos de derechos humanos tenemos el compromiso de monitorear ese tipo de acciones para que no haya ningún tipo de abuso por parte de las autoridades".