Historia de amor en la Plaza de San Roque
Guanajuato, Gto., 11 de octubre. No
es del todo fortuito que el maestro Enrique Ruelas profesara especial cariño
por la Plaza de San Roque para montar allí los Entremeses cervantinos.
Es un afecto que tiene como trasfondo una historia de amor que compartió
con Alicia Barajas, con quien habría de contraer matrimonio en 1944.
Resulta que Ruelas, durante su época de estudiante
de derecho en Guanajuato, en los años 30, conoció a Alicia
Barajas en los montajes aficionados que emprendió con otros estudiantes
de diversas profesiones. Alicia cursaba la secundaria y fue invitada para
intervenir en varias obras e incluso viajar a San Miguel de Allende para
presentarse con el resto de la incipiente compañía, que habría
de ser precursora de la Compañía de Teatro de la Universidad
de Guanajuato, fundada en la década de los 50, en el teatro Angela
Peralta.
En esos montajes nació el amor entre ambos personajes,
mal visto, según cuentan algunos vecinos de la ciudad, por los padres
de doña Alicia. Por eso Ruelas tuvo que ingeniárselas para
lograr encontrarse con su amada, y algo que acostumbraba hacer antes de
llegar a las citas era pasar muy de mañana a la plaza de San Roque
y comprarle allí rosas o claveles. Una piedrecilla en la ventana
era el anuncio del encuentro. Lo demás es otra historia.
De allí el cariño por San Roque, donde por
cierto ahora existe una placa conmemorativa del Teatro Universitario y
una estatua de cuerpo entero de don Enrique Ruelas.