En preventa, comprados ya 50 mil boletos

Con pompa y fasto, la presentación del musical Los miserables, de Víctor Hugo

ARTURO CRUZ BARCENAS

Los miserables, para las clases media y alta. El musical dirigido y adaptado por Trevor Jun y John Caird, con un costo de producción de 3 millones de dólares, fue presentado la noche del pasado jueves con pompa y fasto, en el imponente marco del patio central del Museo Nacional de Arte (MNA), que forma parte de la Plaza Tolsá, en la calle Tacuba, cuya entrada y parte frontal -desde hace semanas- son cubiertas por las rudimentarias casas de campaña de campesinos demandantes de justicia en todos sus sentidos, empezando por la económica.

"Estábamos a un lado del museo, pero nos pidieron que nos colocáramos aquí", dijeron algunos de los trabajadores del campo dispuestos como escenografía realista. Nadie supo decir quién "ordenó" que se recolocaran. Hacían como que dormían a las ocho de la noche. Del frente del MNA pendían los carteles alusivos a la inmortal obra de Víctor Hugo.

Tal fue la escenografía exterior. Llovía. Adentro del recinto dos hileras de velas recibían a los visitantes, que se distribuyeron en mesas y bancos altos tipo periqueras. Meseros sirvieron whiskys, tequilas, licor de café. El neoclásico en columnas y la iluminación tenue.

Subieron al templete los productores Federico González Compeán y Morris Gilbert. Este pronunció parte del elenco: Carlos Vittori y Fazio Galván (Jean Valjean); Luis René Aguirre y Abel Fernando (Javert); Pía Aun (Fantine); Roberto Blandón y Darío Ripoll (Thernardier); Laura Cortés (Madame Thernardier); Natalia Sosa (Eponine); Claudia Cota (Cosette). Y al resto del ensamble.

El proyecto de presentar Los miserables data de hace 16 años, expuso Gilbert. "No se hizo por diferentes circunstancias, pero ya estamos", añadió. El trato lo cerraron, él y González Compeán, en Londres, directamente con el productor Cameron Mackintosh. "Este es nuestro octavo musical (de OCESA)", agregó.

Lo interrumpían los aplausos de los actores y el grupo de producción, que se autollaman "el equipo", "la familia". "Estamos en un punto sublime, con este reparto", señaló Gilbert. "Espero que ahora venga gente de Nueva York a México, para ver teatro de calidad", se ufanó y fue aplaudido. González Compeán: "Tenemos ya vendidas las primeras seis semanas después del estreno; es decir, 50 mil boletos. Es inusitado", acotó. Los boletos costarán de 150 a 350 pesos; hemos ido abatiendo costos".

-Haciendo un balance, el teatro en México se mueve entre el teatro de la miseria y la miseria del teatro. Obras de buena factura acaban temporada por falta de público. ƑLa fuerza de una pieza está determinada por la cantidad de la inversión?

-Todos los proyectos son válidos. La calidad no la da la cantidad de dinero; en el pasado hemos visto a mucha gente invertir en el teatro y ha sido dinero tirado a la basura. El dinero sirve para potenciar el talento. Mientras más y mejor teatro haya será para bien de todos -expuso Gilbert.

González Compeán: "Hay obras que encuentran un público, pero otras no. No obedece a un asunto de presupuesto".

-ƑCuál es la actualidad de esta obra, para ustedes?

Gilbert: "Es una obra inmortal, maestra, atemporal. Estará vigente mientras haya seres humanos". González Compeán: "En cada país funciona diferente".

-Surgieron dos nuevas empresas productoras de musicales. Los señalan a ustedes como "el monopolio"...

Gilbert: "Si fuéramos monopolio no las hubiéramos dejado -actuar, a las empresas-. Hay muchos teatros y ganas de hacer productos de calidad. El universo de obras en el mundo es tan grande que no tenemos la capacidad de montarlas todas. Eso se gana con el tiempo. No hay monopolio. La competencia es buena porque no permite que nos durmamos en nuestros laureles".

Aceptaron que en México no hay cultura teatral, lo que afecta la permanencia de las obras. "Esa necesidad -de ir al teatro- hay que darla desde niño. El teatro es el alma de un pueblo".

-ƑCuál será el público de esta obra?

-No hay uno, sino que esperamos que sea todo tipo de gente.

Siguió una muestra de lo que será el musical. Los coros emocionaron y fueron el preámbulo de algo grande, que será el 14 de noviembre, día del estreno en el Centro Cultural Telmex.

Para Mariano Detry, director asociado, la puesta en escena no debe verse a la luz de una lectura política, sino como arte. "Los miserables es distinto a cualquier otro musical y cada quien se identificará con un personaje".