Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 16 de octubre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Política

Luis Linares Zapata

AMLO y Fox, contrastes

López Obrador y Vicente Fox no sólo pertenecen a generaciones diferentes: el pasado, las posturas y los amigos los separan aún más. Algo similar les sucede con su educación escolar y lugar de nacimiento: uno en el altiplano del centro de la República con toda su influencia colonial a cuestas; el otro, en el sureste tropical, informal y acuoso. En el pasado juvenil del jefe de Gobierno no hay una relación íntima con un banquero (tipo Roberto Hernández) ni sus inicios profesionales se parecen, pues Obrador se interesó en las ciencias sociales y políticas (UNAM) y el otro en la administración de empresas (Ibero). Mientras uno se entrenaba vendiendo cocacolas y hacía sus pininos en el PAN, que fortalecía con nueva y aventurera sangre Clouthier, el otro entraba en contacto con las bases, primero del priísmo y después ayudaba a fundar las del naciente perredismo.

Si recurrimos al análisis de sus visiones políticas, posturas ideológicas o intenciones e intereses, entonces las divergencias se agrandan hasta hacerse abismales. Pero ambos están obligados a convivir en el ámbito público, forzados a resistir comparaciones inevitables, pues pretenden ocupar un lugar, que aspiran a hacerlo cada vez más amplio, donde sus respectivos quehaceres se cruzan y, más aún, se traslapan. La honestidad de AMLO es reconocida hasta por rivales, la de VFQ entró, junto con sus amigos que lo auxiliaron en la campaña, bajo cuestionamiento y crecientes dudas al resistirse al creciente escrutinio (IFE)

López Obrador apresó, casi desde el inicio el papel, radicado en su persona, de un jefe de Gobierno: celoso de su independencia hasta el extremo de la necedad, de una megaciudad. Fox ha cambiando rumbos y tácticas hasta hacer confusa su ruta. El mañanero irredento se aferra con firmeza a sus premoniciones, gustos y creencias sin dar cuartel a la voz ajena, a las opiniones disidentes. Fox ha ensayado, como parte necesaria de sus funciones, el contacto con el mundo. Obrador se concentra en algunas partes, grupos y segmentos de la ciudad y abandona lo demás. Uno se difumina hasta desdibujarse entre la problemática nacional y los frívolos desatinos de sus poco apreciados viajes, mientras el otro se empecina en estar presente, de manera cotidiana, a cargo de la ciudad que parece, por voluntad propia, haberlo tomado de rehén. Fox se ufana de su gabinetazo de gerentes, compulsivamente inclinado hacia la iniciativa privada, y Obrador se atrinchera con vehemencia en su alegada atención de grupos e individuos desamparados.

Ambos se han enfrentado en varias ocasiones. La construcción del aeropuerto en Texcoco ha sido uno de los más destacados diferendos, pero sus pugnas han llegado hasta la Suprema Corte de Justicia. Al jefe de Gobierno lo acusan de apoyar a trasmano a los grupos de rijosos macheteros que lograron detener el llamado "proyecto sexenal", que después se esfumó junto a las masivas aspiraciones de negocios inmobiliarios. A Fox le echan en cara la ineficiencia de sus secretarios y sus olvidos para perseguir, como prometió, a los tramposos del Fobaproa.

A Obrador se le señala su radicalismo y una falla de espíritu negociador para con los diputados a la Asamblea y con las autoridades del estado de México. El Presidente labró sus primeros pasos como conductor nacional apelando a una esquiva ciudadanía intentando conseguir apoyo frente a partidos y legisladores. Trató de rodear el arduo camino de la negociación, vía indispensable de los gobiernos divididos. El jefe de Gobierno puso sus primeros sellos diferenciándose, hasta la arbitrariedad, de lo que Fox hacía o decía. Tan rijosa postura le costó a Obrador una caída estrepitosa en popularidad hasta que se convirtió en referencia obligada y optó enseguida por una tregua que le ha sido harto beneficiosa en cuestión de presencia pública.

Aunque ambos son atentos guardianes del estado que guardan las simpatías ciudadanas, sus maneras para procurarlas divergen, aunque ya no tanto. El presidente Fox dio su segundo informe ante el Congreso en tono conciliador, con cifras maquilladas e increíbles, pero evitando roces y provocaciones ante la exigencia de sus votantes mayores, sobre todo los financieros y empresarios externos, para que les entregue la industria eléctrica, el premio más apetecido de todos ellos. López Obrador también se presentó ante la Asamblea en momentos definitorios, forzado, en una naciente etapa, para dar testimonio de su habilidad más allá de sus exitosos programas de prepas, auxilio a la tercera edad y a mujeres pobres, así como su eficaz edificación de vivienda.

Los dos han provocado controversias varias y hasta escándalos. Uno con su perseverante persecución del caso Pemex-STPRM-PRI al que ha trasmutado en un gran triunfo de gobierno para caer, de manera por demás imprudente y provocadora, en arreglos con los concesionarios de los medios electrónicos; y, el otro, con su inesperada propuesta de construirle pisos adicionales al Periférico y Viaducto, que hasta un plebiscito requirió para envolver lo que todavía aparece como capricho autoritario y no proyecto acabado e integral, parte sustantiva de un orquestado plan vial urbano. López Obrador reincide en fechas recientes y se embarca en indispensables desalojos para terminar retando, de manera bastante confusa, a los influyentes de Las Lomas y Los Pinos. Su anuncio de contratar asesores externos (Giuliani), harto cuestionados por sus mismos apoyadores de la izquierda, sobre todo la más radicalizada, es sólo un episodio adicional de lo que ya marca una peligrosa forma de enfrentar a la opinión ciudadana.

A los dos los aguarda el referéndum que el año entrante se hará de sus gestiones y en los que ambos serán pivotes de sendas campañas electorales; ahí quedarán registradas con precisión sus verdaderas historias.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año