Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 18 de octubre de 2002
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Espectáculos
Leonardo García Tsao

Del método a la chamba

En la forma en que se ha devaluado la filmografía de Robert de Niro uno puede leer otro síntoma del deterioro del cine hollywoodense. En el inicio de su carrera, tras la revelación que significó Calles peligrosas (1973), el actor se distinguió por escoger con cuidado sus proyectos, prefiriendo trabajar nuevamente bajo las órdenes de Scorsese, o con otros directores prestigiosos como Coppola, Bertolucci, Kazan, Leone y Cimino (la mayoría italianos o de origen italiano).

Hace tiempo que esa exigencia se ha sustituido por una disposición a filmar cualquier cosa a cambio de un cheque millonario. De hecho, las últimas actuaciones de De Niro en películas significativas se dieron en 1995, cuando hizo Casino, su última colaboración a la fecha con Scorsese, y Fuego contra fuego, de Michael Mann. Desde entonces ha desperdiciado su considerable talento en productos innobles como Las aventuras de Rocky y Bullwinkle, 15 minutos y Showtime.

Pero todo es rescatable al lado de La marca del asesino, espeluznante melodrama policiaco dirigido por el escocés Michael Caton-Jones, cuya carrera se ha distinguido por una ausencia total de estilo. Adaptado muy libremente de un hecho real, la película describe el dilema del policía neoyorquino Vincent LaMarca (De Niro, claro) quien hace años abandonó a su familia en la ahora dilapidada ciudad de Long Beach para mudarse a Manhattan. Cuando aparece el cadáver de un narco asesinado, se señala como culpable al drogadicto Joey (James Franco), nada menos que el hijo descarriado de LaMarca. El sentimiento de culpa es doble, pues el policía debe enfrentar además la revelación pública de que su propio padre fue condenado a la silla eléctrica por la muerte accidental de un bebé que había secuestrado.

Si esa trama rebosante de descubrimientos melodramáticos se hubiera contado desde el punto de vista de Michelle (Frances McDormand), la novia casual de LaMarca, la película podría haber funcionado como comedia negra: quien parecía un buen partido resulta ser descendiente del primer preso ejecutado de Long Beach, y progenitor de un joven prófugo, drogo y homicida, padre a su vez de un nieto recién descubierto y abandonado por su madre, una ex junkie. Pero no. Michelle es un personaje meramente reactivo, que está ahí sólo para asombrarse -y con razón- de la complicada vida de su amante.

El truculento guión de Ken Hixon, con suficiente material descabellado como para alimentar un par de telenovelas, intenta abordar los temas de la paternidad y la herencia; o sea, qué tanto uno es responsable de las virtudes o defectos de los hijos. Sin embargo, los sensibleros diálogos se esmeran por subrayar esas preocupaciones, una y otra vez, con menos convicción que en la tercera entrega de Austin Powers. La marca del asesino es una de esas películas pensadas para el espectador con problemas de atención, o que abandona su butaca con frecuencia para ir al baño o comprar palomitas. A cada rato uno de los personajes repite las diversas incidencias de la historia en tono didáctico.

El colmo de esa obviedad dramática es ilustrar el estado emocional del protagonista, mostrándolo atormentado por el recuerdo sonoro de las frases recriminantes de sus allegados ("¿Crees que te quiero?", "¡¿Por qué lo abandonaste?!"?). Un recurso que desde los años 50 sólo debería permitirse con fines paródicos.

Lo único realmente triste de La marca del asesino es comprobar que De Niro ha descendido a cumplir su chamba en piloto automático. Abotagado -sin que su papel se lo exija- y a todas luces indiferente, el actor incluso se sobreactúa en la escena climática, lloriqueando de manera artificial mientras explica los sentimientos de su personaje. Eso no es nada digno de un Taxi driver o de un Toro salvaje.

 

LA MARCA DEL ASESINO

(City by the Sea)

D: Michael Caton-Jones/ G: Ken Hixon, basado en un artículo Martín McAlary/ F. en C: Karl Walter Lindenlaub/ M: John Murphy/ Ed: Jim Clark/ I: Robert De Niro, Frances McDormand, James Franco, Eliza Dushku, William Forsythe/ P: Brad Grey Pictures, Franchise Pictures, Sea Breeze Productions. EU, 2002.

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