Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 27 de octubre de 2002
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Mundo
Sobrevivieron sólo tres de los 50 miembros del comando independentista checheno

Murieron al menos 90 rehenes en la operación de rescate en Moscú

El asalto habría comenzado antes de que se venciera el ultimátum de los captores, según la prensa

El presidente Putin ofrece perdón a los rusos por no haber podido salvar a todos los secuestrados

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 26 de octubre. Pasará mucho tiempo antes de que se sepa, si es que algún día llega a saberse toda la verdad, qué ocurrió en realidad y, en primer término, cuántas personas murieron durante la operación de rescate que el Kremlin or-denó, la madrugada de este sábado, para liberar a las cerca de 700 personas secuestradas por un co-mando checheno.

Tampoco se conocerá pronto el número exacto de rehenes que, tras ser rescatados, fallecieron en los hospitales de esta capital como secuela del empleo de gas neuroparalizante, altamente tóxico, y de otros recursos especiales usados durante el asalto.

Por lo pronto, hay un desfase considerable entre la cifra oficial de víctimas mortales que se proporcionó poco después de concluida la operación y los datos, también oficiales, que han ido sa-liendo a lo largo de este día y que, lamentablemente, podrían ser to-davía no definitivos.

El Ministerio de Salud Pública de Rusia, cuyo servicio forense realizó las respectivas autopsias, informó que, para las 22 horas de este sábado, 90 rehenes murieron en la operación de rescate en el teatro Dubrovka de Moscú o en las primeras horas después, al tiempo que la cifra de muertos por herida de bala no supera las cuatro personas.

Se sobrentiende la causa que segó la vida de la inmensa mayoría (el gas) pero, desde las instancias oficiales rusas, no se nombra.

Es más, el viceministro del Interior, Vladimir Vasiliev, al conceder que se utilizó un gas en el asalto, aseveró que no hay una relación directa con la muerte de ninguno de los rehenes.

Aniquilamiento total

Por su parte, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) reveló que, durante el asalto, murieron 50 in-tegrantes del comando separatista, 18 mujeres y 32 hombres, y que sólo tres secuestradores están de-tenidos, y, aparentemente, ninguno de los miembros del comando consiguió escapar.

De tal modo, el número de muertos asciende ya a 140 personas, al menos, y duplica con creces la primera cifra oficial que se dio a conocer a la prensa, 30 cautivos y 36 plagiarios, un total de 66 personas, según recoge La Jornada en su edición de este sábado.

Pero todo parece indicar que, por desgracia, puede aumentar to-davía el número de víctimas mortales, debido al delicado estado de salud de muchos de los rehenes, que, después de las 58 horas de calvario desde que fueron secuestrados la noche del pasado miércoles o a consecuencia del gas neuroparalizante, requieren tratamiento especializado en hospitales.

Al respecto, se sabe que entre 350 y 500 personas están internadas con diagnóstico, principalmente, de afecciones respiratorias y cardiacas de distinto grado de gravedad, y varias decenas se en-cuentran en estado crítico.

Versiones encontradas

Cuando el país todavía no se repone de los casi tres días de tensión y angustia que se vivieron a partir del secuestro masivo en plena ca-pital de Rusia, sin duda el mayor desafío para el presidente Vladimir Putin desde que despacha en el Kremlin, la versión oficial no aclara serias contradicciones que ponen en entredicho que las cosas hayan ocurrido realmente así.

Repetida hasta la saciedad por diferentes voceros, la primera afirmación que resulta dudosa es que el Kremlin satisfizo todas las demandas de los secuestradores para mantener abierta la vía de la negociación.

En realidad, sólo tenía que cumplir una sola exigencia, que era comenzar el retiro inmediato de sus tropas en Chechenia y anunciar su disposición a alcanzar un arreglo político para la república independentista caucásica.

Nunca dio la menor señal de que podría aceptarlo, y ello dificultó el diálogo y acabó por cerrar la puerta de la negociación.

Ligado a esto, no es del todo claro qué hizo que se tomara la decisión de iniciar el asalto. Las autoridades aseguran que fue el hecho de que los secuestradores empezaron a fusilar rehenes.

Un vocero del FSB dijo que, en esas condiciones, se resolvió acudir sin demora en ayuda de los cautivos y se desató un intenso combate, que al cabo de una hora permitió a los efectivos del grupo antiterrorista Alfa entrar en el teatro Dubrovka.

No obstante, de haber sucedido de ese modo, quizás nada habría impedido que los secuestradores llevaran a cabo su amenaza y, al primer indicio de que había co-menzado una operación de rescate, volaran el edificio. Tenían ex-plosivos suficientes.

Circula la versión de que el asalto no fue precipitado por los se-cuestradores, más aún, que el FSB sostiene que mataron a los primeros dos rehenes algo así como seis horas antes de que venciera el ultimátum, sin razón aparente para adelantar el plazo.

El periódico Moskovski Komsomoliets, en una edición especial que empezará a circular este do-mingo, afirma que el Kremlin, al percibir que se había agotado la vía negociadora, ordenó la operación de rescate antes de que los secuestradores chechenos empezaran a matar rehenes.

Elaborado hasta el mínimo detalle, al basarse en el factor sorpresa de la operación, el plan neutralizó a los secuestradores sin necesidad de disparar un solo tiro, al menos en la sala, donde se encontraban las mujeres chechenas con los paquetes de explosivos adheridos a sus cuerpos.

Relato inquietante y cruel

El influyente diario, de acuerdo con el adelanto que puso en su página de Internet, publicará este domingo el testimonio de un miembro del grupo Alfa que participó en la operación de rescate.

"A través del sistema de ventilación de la sala se inyectó una fuerte dosis de gas neuroparalizante. Lo principal es que pudimos eliminar a las mujeres suicidas. Hicimos boquetes y nuestros combatientes simplemente entraron en la sala y mataron a quemarropa a las terroristas dormidas. De un tiro en la sien", dice.

Agrega: "Entiendo que es cruel, pero cuando una persona lleva encima dos kilogramos de explosivos, no se nos ocurre otra forma de neutralizarla".

Al margen de versiones encontradas, el secuestro masivo de rehenes no dejó mu-chas opciones a Putin, quien de hecho tuvo que escoger entre ceder a las exigencias de los separatistas chechenos o intentar su liberación mediante un asalto armado.

La primera opción implicaba un alto costo político; la segunda, un enorme costo en vidas humanas.

El eje de la argumentación justificatoria del Kremlin para lanzar la operación de rescate es que los secuestradores empezaron a matar rehenes, y, ante el peligro de que murieran todos, era mejor intentar salvar a cuantos se pudiera, a pesar del daño que podría causar en muchos cautivos el uso del gas neuroparalizante.

En breve mensaje a la nación, dirigido la noche de este sábado por cadena de radio y televisión, el presidente Putin pidió perdón a los rusos por no haber podido salvar a todos los rehenes.

Noble gesto, pero el mandatario no consideró necesario explicar a sus compatriotas por qué rechazó la demanda independentista de comenzar negociaciones para poner fin a la guerra de Chechenia.

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