Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 9 de noviembre de 2002
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Mundo

Adolfo Pérez Esquivel

Las izquierdas en su laberinto

El mundo está lleno de sorpresas, y no es cierto que no hay nada nuevo bajo el sol. Hay muchas cosas que surgen y nos asombran. Casi como abrir la caja de Pandora y esperar que se desate lo inesperado. Hablar de las izquierdas y saber a qué se refiere se necesita de múltiples interpretaciones cargadas de distintos significados: si son de extrema, del medio, de derecha-izquierda, de arriba o de abajo. Es como penetrar en un laberinto y no poder encontrar la salida. Deambulan sin capacidad de poder construir un espacio común que permita alcanzar sus objetivos. Otras veces nos encontramos que ciertos grupos, que dicen ser de izquierda, son funcionales para el sistema de derecha, que sí sabe manejar y manipular el poder para su propio provecho.

Las cosas no son tan simples; encontrar los caminos en el laberinto lleva su esfuerzo y algunos nunca encuentran la salida, así que quedan perdidos y atrapados en corredores que los llevan a ningún lado. Otras de las "cualidades de muchas llamadas izquierdas" es el aprendizaje: sólo sa-ben dividir y nunca aprendieron a sumar; por lo tanto, se encuentran en serias dificultades cuando tienen que construir espacios y políticas comunes y terminan perdidos en su propio laberinto de ideas, intolerancia y, peor aún, creen saber dónde está la salida del laberinto, cuando en realidad están perdidos.

Recuerdo un cuento que cada tanto resurge de ese diputado que siempre llegaba tarde a la Cámara y que, al sentarse en su banca, pedía la palabra y decía: "Señor presidente... no sé de lo que hablan, pero me opongo". Ser de izquierda supone la capacidad de resistencia frente a un sistema injusto que atenta contra la vida de los pueblos y la lucha de ideas y valores que surgen de la participación del pueblo en alcanzar el derecho e igualdad para todos. La pregunta es cómo lograrlo si en lugar de unir se divide, si en lugar de sumar se resta. Algunos grupos que se dicen de izquierda y pregonan "la verdad", se reducen a su "pequeña verdad", al absolutismo e intolerancia, y de allí surge su fracaso electoral y la falta de proyectos coherentes que permitan construir los espacios de poder y gobernabilidad.

Podemos observar este fenómeno en la mayoría de los países, tanto de Europa, como en América Latina y otros continentes: el fracaso de las izquierdas, salvo el fenómeno reciente de las elecciones en Brasil con el triunfo del Partido de los Trabajadores, con Luiz Inacio Lula da Silva, quien tuvo que encontrar un equilibrio en sus propuestas para la gobernabilidad de un país como Brasil. Eso bajo ningún pun-to de vista es renunciar a los principios de alcanzar el derecho y la igualdad para todos en los procesos democráticos. Lula comenzó a vislumbrar el camino para salir del laberinto, pero esperamos que no se pierda en corredores falsos. No se puede destruir todo para volver a reconstruir to-do. Es necesario recuperar los valores y obras realizadas al servicio de los pueblos y construir nuevos caminos.

Cuando observamos los caminos de las izquierdas en Europa, América Latina y otros continentes, vemos que en su gran mayoría han fracasado perdidas en el laberinto de la falta de ideas, de unidad política y cultural. El presidente George W. Bush, el primer ministro Silvio Berlusconi, el jefe de gobierno José María Aznar, entre otros gobernantes, las empresas trasnacionales, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial son los que sostienen el sistema de dominación, mientras las dos terceras partes de la humanidad vive en es-tado de pobreza y exclusión social.

Mientras las llamadas izquierdas no logran articular políticas conjuntas para enfrentar al sistema de dominación están enredadas en sus propias políticas internas, sin encontrar el camino correcto para salir del laberinto.

La gran revolución del siglo XXI es la creatividad, la imaginación y el desarrollo del conocimiento. El presidente Fidel Castro ha dado ejemplo de resistencia, gobernabilidad y capacidad de cambios para su pueblo, a pesar de más de 40 años de bloqueo ecómico a Cuba por la gran potencia del norte. No estoy hablando de sociedades ideales, sino de sociedades posibles y perfectibles; son caminos a construir de li-bertad y derecho para todos y la capacidad de resistencia frente a la voracidad del poder-dominación. Se necesitan proyectos comunes de gobernabilidad, de creatividad, de propuestas junto con los pueblos y no los grupúsculos de izquierda que hacen mucho ruido, pero están faltos de ideas, de creatividad y, lo que es mucho más triste, se creen dueños de la verdad absoluta, sin comprender que todos tienen una pequeña parte de la verdad y que lo importante es compartir esas pequeñas partes y sumarlas para construir la verdad de todos. Las iz-quierdas deben aprender a sumar para no quedar atrapadas en su propio laberinto. Es necesaria una mirada hacia adentro.

Un antiguo proverbio africano dice que "si no sabes a dónde vas, regresa para saber de dónde vienes". Es el comienzo para descubrir los nuevos caminos y salir del laberinto.

El autor es premio Nobel de la Paz

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