Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 8 de diciembre de 2002
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Cultura
Ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz, de la FIL, por la obra Cielo de tambores

"Lo femenino hace que la vida duela menos": Ana Gloria Moya

Las mujeres "tienen algo que decir y hay lectores dispuestos a escucharlas", expresa

CAYETANO FRIAS FRIAS CORRESPONSAL

Guadalajara, 7 de diciembre. En literatura, el tema del género nos encuentra en 2003 entre el machismo y el feminismo, pero "el enemigo está en otra parte, creo que el dolor, la muerte, el sufrimiento, el amor, son universales. Ahí nos hermanamos todos, pero de pronto nos distraemos en viejas luchas que de últimas ya tuvieron su resultado", asegura Ana Gloria Moya, ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz, que otorga la Feria Internacional del Libro (FIL).

Moya, nacida en Tucumán, Argentina, es abogada, y como hija de libreros dice que empezó leyendo y escribiendo "desde siempre", pero su primer libro elaborado, Sangre tan caliente, apareció en 1994, tras haber escrito varios cuentos.

Moya recibió este premio por Cielo de tambores, publicado por la Universidad de Salta en 2002. El estímulo consistirá en que la misma universidad publicará una edición crítica, además de que la editorial Curbstone Press lo traducirá al inglés.

Contenta de haber logrado este premio, la autora argentina advierte que hay un avance de la escritura femenina en Latinoamérica, lo que demuestra que las mujeres "tenemos algo que decir y hay lectores dispuestos a escuchar la mirada femenina sobre los temas universales".

Precisa que la literatura no tiene género, pero que de cualquier forma se puede notar en Latinoamérica, "cuando entras a una librería, ver la cantidad de escritoras mexicanas, colombianas, argentinas, cubanas, que atestan las estanterías".

Explica que en su caso, al escribir piensa en un lector universal, porque es el destinatario natural de todo libro y de él depende la aceptación. "La mirada masculina es tan importante como la femenina", precisa.

Resalta que la mirada femenina aporta a la literatura, sobre todo, "la diferencia de percepciones al momento de saber que puede engendrar vida. Suaviza aristas, convoca, cobija. Lo femenino hace que la vida duela menos".

Añade que lo femenino "puede detenerse en lo poético, en los detalles, cosas en las que quizá, el hombre es más directo. Si bien es una generalización, porque García Márquez no lo hace, pero el aporte de la mujer es diferente, eso enriquece".

En general, Moya dice que no se puede hablar aún de igualdad entre géneros, porque se siguen padeciendo flagelos tan grandes "como la violencia, la globalización, el desempleo; todos somos víctimas. Hay avances y retrocesos y no depende de ser hombre o mujer".

Insiste en que todavía hay discriminación en muchas cosas y el sistema se nutre de víctimas indistintamente, "obviamente el fragmento más débil son las mujeres y los niños, pero, ¿cómo hacer para que deje de suceder? La violencia que ejerce la sociedad sobre la familia repercute, el desempleo es una forma de violencia, la inseguridad laboral es violenta".

Ante esos problemas que aquejan a los habitantes de Latinoamérica, expresa que podría parecer menor hablar de literatura, pero "estoy convencida de que el arte es y debe ser nuestra última trinchera de resistencia. Si no pensamos ni leemos, tampoco vamos a poder ejercer nuestros derechos ni conocer qué nos está pasando".

Insiste en que "así como hay una desnutrición física, también hay una espiritual. Pero el espíritu sigue siendo libre, pese a todo no vamos a entregar las alas, tenemos que concretar los sueños, seguir luchando".

Refiere que desde la escuela secundaria conoció la poesía de Sor Juana. "A partir de ahí siempre me apasionó por todo lo que tuvo que resignar, no tanto por vocación religiosa, pero sí por vocación de conocimiento."

Señala que Sor Juana "lo entendió demasiado joven y tuvo que pagar un precio muy alto. Entró en una orden religiosa, pero fue la única manera en que pudo trascender su escritura".

Todo pasa por la pasión, dice, "ni renunciar, ni dejar atrás, ni resignar las banderas. Sor Juana es un ejemplo para todas las mujeres americanas, me admira su mezcla de fragilidad y de invulnerabilidad. Transgredió, pero no tanto, estuvo entre los límites y demuestra que nada es gratis. Creo que el peaje del dolor es ineludible".

Cuenta que Cielo de tambores es una historia basada en lo que pasó con los negros africanos a partir de 1800, luego de quedar en libertad y demonizados por los gauchos o criollos de Argentina, que casi los llevó al exterminio.

Explica que en esa época, donde incluso a negros o "pardos" los enviaban por delante en las guerras, y "como última rebelión de la raza, llevada a cabo por las mujeres, había una bajísima tasa de natalidad y una altísima tasa de mortalidad infantil, como que hasta los vientres se secaron porque no soportaban vivir en cautiverio".

Ana Gloria Moya ha publicado Sangre tan caliente y otras pasiones, La desmemoria, Perder el paraíso y María Kumba, entre otros libros.

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