Habría reducción de plazas para ahorrar en nómina 23 millones de pesos

Planean restructuración de Diconsa ante la caída de las ventas en el sector rural

ANGELES CRUZ

La pérdida del poder adquisitivo rural provocó la caída de las ventas de Diconsa, poniendo en una situación de crisis a la empresa. Algunos campesinos, señalaron los consejos comunitarios de abasto (CCA) durante una reunión con el consejo de administración, en lugar de pagar en efectivo hacen trueques.

Lo anterior, junto con el desabasto en las tiendas rurales, provocó un déficit de 461.7 millones de pesos en los primeros nueve meses del año, 11.1 por ciento más en comparación con el mismo periodo de 2001, según los informes financieros.

Las autoridades no desconocen los efectos negativos y por ello planean ya la restructuración interna de Diconsa, que incluye la reducción de plazas para ahorrar en nómina 23 millones de pesos, mientras el oficial mayor de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), Octavio Aguilar, desestimó que esté en puerta la fusión de dicha instancia con Liconsa.

Ayer, más de un centenar de integrantes de los CCA se apostaron frente al edificio central de Diconsa, situado en la avenida Insurgentes Sur de la capital, para exigir a los integrantes del consejo de administración -reunidos en la 64 asamblea- cuentas sobre la situación de la empresa y externar su descontento por la política social aplicada por la titular de la Sedesol, Josefina Vázquez Mota.

José de Jesús Levy, director de la institución, reconoció que hay números rojos en la institución, al afirmar que "en todos los casos hemos perdido, porque estamos vendiendo un poco más barato (excepto en el maíz, que se comercia con los intermediarios en 2.40 pesos, cuando el año pasado estaba en 1.80). El resultado del remanente es una pérdida de 7.4 por ciento en comparación con el año pasado. Esto nos representa un foco amarillo a subsanar para no poner en una situación más difícil a la empresa".

Confió en terminar el año con cero deudas a proveedores. Al principio del ejercicio, según el estado financiero, se tenían adeudos por aproximadamente 300 millones de pesos, y hasta la semana pasada ya sólo eran 40 millones. Esta situación se subsanó por los 773 millones de pesos que de manera adicional le otorgó la Sedeso, después que el Congreso de la Unión le aprobara un presupuesto por 200 millones para el presente año.

Los representantes de los CCA, encabezados por María José Arellano, señalaron su exigencia de que se alcancen 990 millones de presupuesto, 50 por ciento del cual sería para el subsidio del maíz -que en 32 por ciento se importa de Estados Unidos por la baja producción nacional-, 26 por ciento para el déficit operacional de los almacenes, 20 para inversión y 4 por ciento para la renivelación del personal comunitario.

Pese a la negativa de los representantes encargados del abasto de las 22 mil 757 tiendas rurales, ayer el consejo de administración de Diconsa -conformado, entre otros, por el Congreso Agrario Permanente, la Sedeso, la Confederación Nacional Campesina y Liconsa- aprobó tres de los cinco puntos de propuesta de restructuración del organismo, presentada por Leyva.

Entre los planteamientos están fusionar las direcciones de Finanzas y Operaciones con Abasto de Administraciones; reducir de 16 a cuatro las divisiones geográficas para supervisar las unidades operativas, y disminuir las oficinas administrativas en idéntico número. Quedan pendientes convertir los almacenes centrales en multifuncionales y adecuar el número de éstos y tiendas para una mejor cobertura. Con el objetivo de discutir estas medidas con los CCA, habrá una sesión extraordinaria en enero próximo.

De acuerdo con los registros financieros, Diconsa tuvo ingresos por ventas de enero a septiembre, a nivel general, por 4 mil 253.4 millones de pesos, 0.6 por ciento menor en comparación con el mismo periodo de 2001, aunque presentó una caída más drástica en el área rural, donde las ventas promedio por tienda se redujeron aproximadamente 600 pesos mensuales.

A este comportamiento negativo se suma el desabasto temporal que registró la empresa, como reacción de una parte de los proveedores por la falta de pago oportuno al comienzo del ejercicio fiscal.