Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 17 de diciembre de 2002
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Cultura
Con su libro El rastro transforma en literatura las Variaciones Goldberg

La estructura de una partitura de Bach anima la nueva novela de Margo Glantz

El corazón como órgano físico, hilo conductor del relato finalista del Premio Herralde

MONICA MATEOS-VEGA

La novela El rastro (Anagrama), de Margo Glantz, es más que un viaje por los senderos conocidos y desconocidos del corazón. Es una pieza de Bach transformada en literatura. Para ser exactos, explica la autora, la narración transcurre a la manera de las Variaciones Goldberg: "los elementos más importantes del relato permanecen y se repiten modificados, degradados, engrandecidos, copiados al carbón, como si fueran sus pivotes estructurales, realzados con numerosas intercalaciones y disgregaciones".

El resultado es la historia de un hombre muerto que revive en el sentimiento y los recuerdos de la mujer que acude a su entierro. La estrategia musical utilizada por Bach en sus Variaciones ayuda a Glantz a incorporar a la anécdota principal del relato toda una serie de temas y obsesiones que flotan alrededor.

Además de la muerte, otro hilo conductor de la novela "es el problema del corazón, no sólo como sentimiento sino como órgano físico. ¿Y cómo se trabaja uno de los temas más importantes de la literatura? Pues haciendo una especie de transplante, de corazón, claro, siguiendo un ritmo musical, porque el corazón late con uno propio que puede ser alterado por diferentes circunstancias. Fue un desafío maravilloso".

Y para que el libro no fuera cursi por tratar temas del corazón, la autora señala que debió atemperar la novela "manejando un lenguaje científico, para juntarlo con lo cursi. Hubo un trabajo innovador en el manejo de la puntuación, el usar un paréntesis dentro de otro paréntesis. O utilizar, para conectar y separar, algo nuevo: dos puntos seguidos de un paréntesis, eso le dio otra densidad al texto.

"Así, pude reproducir una pieza musical y lograr una estructura que tuviese mucha semejanza con una sonata o una cantata de Bach: marcar las fugas, como una idea que se va y no se escapa del todo, y siempre se queda conectada a una esctructura principal".

El rastro -finalista en la vigésima versión del Premio Herralde de Novela- "reproduce una operación a corazón abierto", trata de "un viaje al interior de la propia vida, como decía (Juan José) Arreola: viaje mujer adentro", añade Glantz.

La escritura de esta narración, que comenzó en 1999 y concluyó este año, significó para la traductora y periodista salir avante de un desafío personal: demostrar que "sí, soy una mujer que sé mucho, llevo años acumulando conocimiento, soy una buena maestra, pero también soy una buena escritora. Fue padrísimo lograr desmenuzar un ensayo muy erudito sobre Sor Juana Inés de la Cruz y hacer que entrara en la novela. Es uno de mis mayores triunfos".

Glantz se refiere a su escrito titulado El jeroglífico de la pasión, el cual le llevó dos años redactar y ha despertado mucho interés cuando lo ha leído en diversas universidaes. Es un estudio acerca de un soneto de Sor Juana, en el que "ella se pregunta cómo trabajar con palabras tan usadas, con imagenes tan manejadas. La monja se pregunta cómo podrá decir la verdad si la retórica es absurda. Pero en su época, para poder escribir, se tenía que usar la retórica, y era una prisión. Sor Juana se da cuenta de que puede liberarse por medio de la imaginación y del entendimiento. Primero sueño es eso, su liberación, un texto en que ella vuela y al final se da cuenta de que no puede llegar donde quiere y vuelve a caer al cuerpo, el cuerpo como prisión. Además, en mi texto explico cómo descubrí que Sor Juana era moderna a través de un soneto. Incluir este ensayo en mi novela fue muy difícil".

Margo Glantz se emociona al platicar esta experiencia, pues asegura: "vivo la literatura como algo fundamental. Porque de niña era muy tímida y leía mucho. Pensaba: cuando sea grande voy a escribir, y mire, estoy escribiendo cuando soy grande".

La autora de Síndrome de naufragios (premio Xavier Villaurrutia 1984) tiene planeado escribir en 2003 una narración acerca de sus viajes, la cual incluirá parte del material que durante cinco años ha publicado semanalmente en La Jornada. "Tengo que darle un sentido a esos escritos, encontrar un punto central para que el viaje sea el latido principal de la novela", expresa.

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