Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 26 de diciembre de 2002
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Mundo

Simpatizantes y opositores al presidente Hugo Chávez prosiguen movilizaciones

La contienda política en Venezuela se libró cada minuto de la Navidad

La fiesta, presente; continúa abriendo el pequeño comercio, en especial el de abarrotes

GERARDO ARREOLA ENVIADO

Caracas, 25 de diciembre. La Navidad ha pasado por Venezuela con la tirantez de una contienda política que se libra en cada minuto de radio, en cada imagen de televisión, en cada centímetro de calle, en cada muro, e incluso dentro de algunas familias.

Las vencidas arrancan el primer minuto del 24 de diciembre. El canal estatal Venezolana de Televisión concluye un panel de actualidad política, solicita un paréntesis de conciliación y en el estudio lanza "un aplauso por la Navidad". En ese momento, Globovisión, quizás la más militante de las emisoras privadas, está repitiendo el llamado hecho por uno de los líderes del paro a mantener el movimiento, asegurando que el gobierno prepara una ola de sabotajes y saqueos, de los cuales culpará a los antichavistas.

Es Carlos Ortega, uno de los sobrevivientes de la política tradicional, de la vieja ola del casi extinguido partido Acción Democrática del ex presidente Carlos Andrés Pérez y líder de la Confederación de Trabajadores de Venezuela.

Amanece Caracas. Se empiezan a formar lo que serán largas filas de automóviles, de varios kilómetros, que duran hasta cinco o seis horas, para cargar gasolina. El movimiento de la ciudad es muy menor al de un feriado como éste, pero superior al de jornadas previas de paro. Los hoteles y restaurantes no han hecho sus habituales ofertas de cena de Nochebuena. En realidad los hoteles no tienen clientela, y en su mayoría ofrecen descuentos a los escasos viajeros que llegan a la ciudad. Algunos restaurantes abren y se llenan rápidamente.

El pequeño comercio sigue abriendo, especialmente las tiendas de abarrotes, licores, regalos, ropa. En la mañana del 24, con el paro encima, ríos de caraqueños creen recordar que de todas formas hay que hacer cena familiar. Se vende rápidamente el pan de jamón, bocadillo de temporada.

En la zona bolivariana de la ciudad, elvenezuela_santa_ham casco antiguo y el occidente, la vida es casi normal. El comercio ambulante inunda plazas y aceras. La Plaza Caracas es una explanada hundida, en el centro de un complejo de edificios gubernamentales, cubierta por tiendas de campaña donde fluye la venta, pero no la masa compacta que discute precios. La gente apresura sus compras, pero camina lentamente por estrechos pasillos.

Feliz Chavidad

A media mañana el gobierno anima el festejo con varios Santacloses, que congregan niños en la Plaza Bolívar, frente al Congreso. Finalmente hacen una caminata por la zona. Nadie escapa al conflicto: "Viva Chávez... Feliz Chavidad", dicen los Santacloses. Los niños reciben dulces y algunos levantan carteles de apoyo al líder. La zona está barnizada de murales, pintas y carteles oficialistas.

Cae la tarde. En el este, en el Parque Cristal, la oposición se reúne para celebrar al aire libre un oficio religioso ecuménico. Escoge un lugar cercano a uno de los edificios de Petróleos de Venezuela (PDVSA), insignia de este paro.

Por la noche el oficialismo se concentra en La Campiña, geográficamente en el centro de la ciudad. Lo hace a un lado de otra torre de la empresa petrolera, en medio del jolgorio, con música, boinas rojas y fotos de Chávez. Habla el vicepresidente José Vicente Rangel, rodeado de líderes del Movimiento V República. Una típica noche de la izquierda, puños en alto, banderas, vivas a Chávez.

Medianoche. En la Plaza Francia, corazón de la zona opositora, los militares rebeldes y sus simpatizantes siguen en plantón. Un gran reloj digital marca el tiempo que lleva la protesta hasta ese momento: mil 519 horas, 11 minutos, 20 segundos. Hay unas 300 personas. Como hace días, alguien hace algún tipo de alegato antigubernamental ante el micrófono y delante de una imagen de la Virgen María Auxiliadora. Casas de campaña y pequeños kioscos de venta rodean la tribuna. A la medianoche en punto empieza el cacerolazo, convocado por los líderes opositores.

Por los cuatro flancos de la plaza llegan grupos de gente a pie y en carro, con banderas nacionales. El ruido y la gritería crecen. Truenan fuegos artificiales. Parece más la celebración de una final de futbol que una Nochebuena en medio de un paro que trata de derribar a un gobierno.

Casi a la una de la mañana, la plaza reúne a miles. Se canta Noche de paz, pero se corea "Ni un paso atrás". Se canta dos veces el himno nacional, pero se grita "šFuera!" La joven clase media ha salido al jolgorio: "Feliz Navidad... Ni un paso atrás".

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