El niño tiene la intuición de que no es preciso formar

una secta aparte o sentirse

superior a los otros para hacer poesía.

La poesía se halla en la lengua,

en su naturaleza misma está inscrita.

Y sus primas frases son poéticas siempre.

Como un poeta azteca o chino,

el niño de dos años se interroga o pregunta:

-¿Adónde van los días que pasan?

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Parágrafo 14 del poema incluido en el libro que, a manera de catálogo, acompaña la exposición de Vicente Rojo en Madrid