Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 29 de diciembre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Cultura

Carlos Bonfil

Atrápame si puedes

"En ocasiones es más sencillo vivir en la mentira". A partir de esta sentencia y de una experiencia real, la de Frank Abagnale Jr., artista estafador, maestro en fraudes bancarios y en suplantación de personalidades y oficios, el director Steven Spielberg propone una nueva reflexión sobre el paraíso perdido de la infancia y la incapacidad de un adolescente para aceptar la realidad excepto a través de una laboriosa red de simulacros. Antes de cumplir los diecinueve años, Frank (Leonardo di Caprio) cuenta ya con un largo historial delictivo: se ha hecho pasar por copiloto de Pan American, por médico internista e incluso ha aprobado los exámenes de ingreso para la carrera de abogado. Es un seductor impenitente que actualiza las enseñanzas de su padre y mentor venido a menos, Frank Abagnale Senior (Christopher Walken), y posee el talento de extraer de las series televisivas de la época (los sesenta) los trucos que requiere para afinar cada nueva profesión (Dr.Kildare, Perry Mason), sin dejar también de creerse un James Bond (Sean Connery) en peligrosísimas misiones secretas.

El atractivo central de Atrápame si puedes (Catch me if you can) es su clara vocación paródica, presente desde su notable secuencia de créditos, familiar para cualquier adicto a las comedias de Blake Edwards o Billy Wilder, con siluetas de policías y ladrones en diseños geométricos en los que sólo falta una insinuación de la pantera rosa. La crónica del impostor mal amado se construye a partir de dos puntos de vista, la egocéntrica mirada de Frank, el perseguido, y el empecinamiento casi paternal de Carl Hanratty (Tom Hanks), su perseguidor, un agente de la FBI, confundido por las artes y mañas del timador, seducido a la vez por su candor infinito, en total identificación con él en el terreno de las carencias afectivas.

Spielberg adopta, reproduce, eterniza las convenciones del género policiaco, en su versión light de persecución cómica. ƑQuién persigue a quién en este club de corazones solitarios con fondo navideño? ƑEl hombre divorciado sin derecho a ver a su hija o el joven cuyos padres se divorcian sumiéndolo en un desasosiego afectivo? En esta comedia de la orfandad sentimental, el pillo se erige en héroe popular, self-made crook, en un modelo de superación personal recuperable por el mismo sistema que lo persigue y finalmente admira. No muy distinto en esencia del tipo de triunfador que exhiben los hermanos Coen en El apoderado Hudsucker. ƑQué necesidad hay de perseguir y someter a una mente brillante cuando son óptimas sus posibilidades de reintegración social? El padre del joven (un espléndido Christopher Walken) resume así la filosofía patriarcal: "Dos ratones caen en un tarro de leche; el primero se ahoga, mientras el segundo sobrenada con tal perseverancia que transforma la leche en mantequilla y sale victorioso". Spielberg lleva esta sabiduría instantánea a los extremos previsibles: la sensiblería de un desenlace que le resta fuerza y atractivo a la comedia paródica. Pese a esta caída, ya familiar para los seguidores del cine de Spielberg, hay indudablemente una destreza fílmica muy disfrutable, el profesionalismo de colaboradores cercanos -la fotografía de Janusz Kaminski, la pista sonora de John Williams- y una deliciosa evocación de los años sesenta y sus iconos culturales y mediáticos. Frank Abagnale Jr., personaje camaleón, genial niño adulto, Peter Pan de la transfiguración y el engaño, tiene en el propio Spielberg una suerte de alter ego. Atrápame si puedes es a la vez crónica intimista y recreación de una época y un mito, el sueño americano. Su estreno en Navidad, sus continuas alusiones a esa fecha, el contacto telefónico, tan entrañable, entre perseguidor y perseguido (Frankie, phone home!), remiten al universo familiar del director de Siempre y ET, el extraterrestre, como si paralelo a la excelencia artística se diera una involución en la elección de los temas y en las fijaciones con la infancia como un territorio privilegiado.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año