Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 7 de enero de 2003
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Cultura

Vilma Fuentes

La obra invisible de Leonardo

l destino de la pintura parece, algunas veces, un cuento fantástico.

Hace poco más de 20 años, dos amigos entonces recientes -uno de ellos hoy fallecido en parte a causa de esta aventura- me contaron la extraordinaria historia de la última obra maestra desconocida. No la pintura imaginada por Balzac en una de sus novelas. No: una tan real como un cuadro perfectamente pintado y firmado por Leonardo.

En los cofres de un banco alemán, mejor protegido que la reserva de oro del país, un cuadro de Leonardo de Vinci se halla actualmente encerrado, en secreto, fuera de circulación y, desde luego, invisible. Pertenece a varias personas: una sociedad en la que cada uno de los miembros posee un porcentaje de acciones, correspondiente a una parte de la obra. Cierto, ésta no ha sido repartida en pedazos como las santas reliquias, y los copropietarios saben que para venderla -lo que es su objetivo-, la obra debe seguir entera. A menos que... futuros coleccionistas no prefieran ofrecerse pedacitos de Rembrandt, Picasso, Miguel Angel, Orozco, Balthus, Velázquez, Goya, Rubens; en fin, lo que quede en el mercado.

Por desgracia para los propietarios del Leonardo, el tesoro parece difícilmente negociable, si no en definitiva invendible. Según la regla, basta con que uno de los copropietarios se oponga a la venta para que ésta sea imposible. Sin contar con que diversos estados reclaman el derecho de adquirir y conservar en su territorio la obra. Así, mientras los alemanes no quieren dejarla salir de sus fronteras, otras naciones pretenden tener razones para llevarla a sus territorios. Los argumentos sobran: son tan variados como la idea del patrimonio nacional o las reclamaciones fiscales que persiguen a algunos de los copropietarios de la tela y sirven de pretexto para intentar apoderarse de la obra. En fin, por el momento este capital no distribuye dividendos más que a... los abogados.

Tal vez debiese sugerirse al banco alemán una iniciativa que lo convertiría en un museo único en el mundo: podría organizar la visita, desde luego remunerada, pero sobre todo bajo el riguroso control de las fuerzas policiacas, e incluso militares, en los sótanos, de la obra invisible.

En el clima de sicosis terrorista que reina en estos días, una visita organizada de este museo no puede asombrar a nadie. ƑQué pensaría Leonardo de Vinci? Siendo él mismo el inventor genial de numerosas máquinas, tales como el helicóptero o las aún hoy sofisticadas piezas de artillería, sin duda encontraría una nueva invención, a la vez militar y artística, para permitir a lo invisible aparecer con toda seguridad.

De hecho, la cuestión se vuelve metafísica. Esta obra inaccesible es como el ser. Es. Y no existe. El dinero, cuando se apropia de las obras de arte, conduce al umbral donde se abren las puertas de la angustia existencial, resucitan los fantasmas, los espectros y las casas hechizadas; en fin, la razón se extravía ante tantas cuestiones sin respuestas.

En su novela Le chef d'Ŗuvre inconnu Balzac narra la historia de un pintor insatisfecho que recomienza sin cesar la pintura de una tela que termina por convertirse en un lienzo donde no hay nada. (Cabe recordar que, por una de esas paradojas del azar, la casa, situada en la calle de Grands Augustins, donde Balzac escribió esta novela, es la misma donde Picasso pintó Guernica.)

El encierro del cuadro de Leonardo en el cofre de un banco lleva, de alguna manera, al mismo resultado: no hay nada visible y la única realidad es la de los paquetes de acciones repartidos entre los copropietarios. Lo que hace dudar de la realidad de lo real. O de lo real de la realidad. šOtra cuestión metafísica! Acaso esta obra oculta de Leonardo paga el precio de la idea sobre la pintura como cosa mentale de su autor.

Decididamente, las celebraciones de Año Nuevo abren el espíritu a consideraciones sobrecargadas de sentido. Pero si esta historia, absolutamente verídica, parece un cuento fantástico, podría tomársela por un extraño cuento navideño, una de esas seculares historias que despiertan la imaginación de los hombres y causan ese sagrado terror que inspiran el final, lo desconocido, lo invisible, el ser y la nada.

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