Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 9 de enero de 2003
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Política

Octavio Rodríguez Araujo

Don Vicente y el doctor Peter

El principio de Peter establece que "en una jerarquía todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia". Se trata de un libro escrito por Raymond Hull, con base en las notas del doctor Lawrence J. Peter, en el que se estudia precisamente el nivel de competencia de las personas y el momento en que entran en su nivel de incompetencia a partir de un ascenso en cualquier jerarquía.

En el primer capítulo Peter escribió: "Durante mi primer año de enseñanza me sorprendió descubrir que numerosos maestros, directores de escuelas, inspectores e interventores parecían ser indiferentes a sus responsabilidades profesionales e incompetentes para el cumplimiento de sus obligaciones. Por ejemplo, la preocupación principal de mi director era que todas las persianas se hallaran al mismo nivel, que hubiera silencio en las aulas y que nadie pisara ni se acercara a los rosales". Si sustituimos "director" por "Presidente de México", Ƒestaré exagerando?

Vicente Fox, según su biografía oficial, "entró a trabajar al Grupo Coca Cola, donde se inició como supervisor de ruta. A bordo de un camión de reparto tuvo oportunidad de viajar y conocer todo el país. Por su desempeño y constancia llegó a ocupar el puesto de presidente de la compañía para México y América Latina, siendo el gerente más joven de la empresa". Posteriormente fue diputado federal y luego gobernador de Guanajuato. Ahora es Presidente de México. Estudió la licenciatura en administración de empresas en la Universidad Iberoamericana, donde se tituló muchos años después de haber terminado la carrera. Dicen los que dicen que saben que fue un buen presidente de la Coca Cola y que, como gobernador, no hizo mal papel, aunque también se afirma que ha exagerado sus logros y que en realidad sus acciones de gobierno no fueron tan benéficas para los pobres de ese estado como se ha afirmado posteriormente a su gestión.

La ambición política de Fox y una coyuntura favorable lo llevaron no sólo a ser candidato a la Presidencia de México, sino al triunfo. Aquí empezó a fallar su nivel de competencia. Hoy en día, cuando uno lee los periódicos, es claro que el licenciado Fox no ha podido ni sabido gobernar. El principio de Peter se ha cumplido: el ciudadano Fox, según parece, ha ascendido a su nivel de incompetencia, y junto con él la mayor parte de su gabinete, si no todos sus colaboradores de primera línea.

El asunto no sería siquiera motivo de reflexión, si no se tratara de un país, del presente y el futuro de un país, de un país con 100 millones de habitantes y que es mucho más importante y complejo que, digamos, la Coca Cola -pese a la cobertura y aceptación mundial que ésta tiene. Para empezar, los ciudadanos de este país no somos empleados de una empresa, por más que el Presidente de México quiera actuar (y actúe) como director de un negocio. Por lo mismo, el papel del Presidente no es ni puede ser semejante al de un empleado con una relación de labores establecida, ni hacerse el desentendido respecto de problemas tales como el conflicto entre empresas televisoras (concesionadas por el Estado) o los graves y crecientes problemas del campo mexicano.

El presidente de un país tiene (o debe) actuar como gobernante, es decir, gobernar para todos. Y gobernar quiere decir ejercer el mando político, administrar, guiar, conducir, dirigir, resolver problemas y evitar (democráticamente) que surjan o crezcan, representar a los gobernados, garantizar que las leyes se cumplan, respetarlas y actuar conforme a ellas. Si el gobernante no hace lo que debe hacer pierde la confianza de los gobernados, y cuando esto ocurre se da lo que en ciencia política se conoce como crisis de gobernabilidad.

Una crisis de gobernabilidad es un fenómeno muy peligroso, pues crea un círculo vicioso muy difícil de romper, especialmente si se piensa en una lógica democrática y no autoritaria. Es una situación peligrosa porque la pérdida de confianza y de credibilidad de los gobernados en su gobierno y en las instituciones provoca, a su vez, una pérdida de capacidad y de autoconfianza en los gobernantes para afrontar sus responsabilidades. En otras palabras, una crisis de gobernabilidad acentúa, patéticamente, el mencionado principio de Peter, lo cual no es poca cosa.

Es obligación del Presidente de la República mirar en todo por el bien y prosperidad de la nación, como tuvo que decirlo en su protesta al tomar posesión de su cargo. Sin embargo, según toda evidencia, esta obligación parece olvidada. Bueno es recordarla.

Cualquiera puede leer gratis El principio de Peter en: http://www.crosswinds.net/~librosdelayer/principiodepeter/index.html)

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