Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 16 de enero de 2003
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Cultura

Olga Harmony

Signos cruzados

En la vida, como en el teatro, las convenciones y la simbología nos van dando pautas para entender algo. Pero de pronto las líneas que entendíamos claras se nos enredan y retuercen, los modos, cambian, las nuevas buenas y malas se entrecruzan. En las cuestiones políticas, quienes no estamos en el ajo (que somos la mayoría de los mexicanos) vemos trastocarse los símbolos. Algunos para bien, como es la toma del Angel de la Independencia, tan ligado en nuestro imaginario citadino a las manifestaciones panistas y las fiestas futboleras, por los campesinos en huelga de hambre de El campo no aguanta más, en protesta por lo que les (nos, porque lo que ocurra a los labriegos nos compete a todos) acontece. Para mal, cuando el subcomandante Marcos en su reto a debatir en la isla Lanzarote habla de que irían un caballero -por supuesto él- con 11 escuderos que serían sus superiores jerárquicos en el EZLN, aquéllos por quienes habla, reducidos a la tarea de sostenerle lanza y escudo. Y a pesar de tan craso error del sub -más todos los que ya se le han señalado- las voces de alerta en la zona zapatista resultan uno más de los signos ominosos con que empieza el año.

Otro mal signo es el de añadir IVA a las revistas. Se nos dice que se eximirán del impuesto las que traten asuntos científicos y de divulgación cultural... Y muchos nos preguntamos por quién y con cuáles criterios serán calificadas, si el precedente de lo ocurrido con el Canal 40 no nos estará hablando de una censura disfrazada que pronto se llevará a todos los órdenes de la actividad cultural. Y aunque así no fuera, queda la duda de lo que se entiende por cultura. El mismo nombre del Consejo para la Cultura y las Artes desconcierta, porque las artes son parte de la cultura (como lo es la ciencia, a la que siempre separamos). ƑO de qué estamos hablando? Si se toma el término en su sentido antropológico, que es muy amplio, todas las revistas son manifestaciones culturales, así sea de una cultura popular que a todos nos ha marcado. La delimitación misma de lo que es pornografía resulta un asunto muy delicado, cambiante según las épocas y que nos trae a la mente a los siempre citados, en referencia al tema, James Joyce y D. H. Lawrence, aun a los que rechazamos lo pornográfico (por aburrido y falto de imaginación).

Creo que resulta muy raro encontrar a quien no haya leído, o tenga alguna referencia, algún cómic, que en mi lejanísima infancia llamábamos historietas, tanto de factura nacional como extranjera. La influencia del cómic en las artes que se podrían llamar cultas (y aquí otra vez la indefinición), sobre todo en las artes plásticas, es ya muy estudiada; Roy Lichtenstein sería el primer nombre de un artista que se nos viene a mente. Precisamente con una estética basada en este pintor -quien por entonces tenía una gran exposición en México- y del cómic estadunidense, Iona Weissberg escenificó la exitosa obra Opción múltiple, de Luis Mario Moncada. De este mismo autor es Alicia a través de la pantalla, que si bien trata de la enajenación televisiva de la protagonista, lo hace tomando como modelo a algunos superhéroes que antes de sus versiones televisivas habitaron revistas. El nombre de otro superhéroe, aunque sus textos no tengan que ver, es tomado por Alejandro Licona para englobar cinco pequeñas comedias en La abuelita de Batman. Recuerdo también la primera dirección que le vi a Mauricio García Lozano en los ciclos del Santa Catarina, Tríptico perverso, de Alberto Castillo, con claras referencias a La familia Burrón. También con fuerte influencia del cómic fue la escenificación hecha por Philippe Amand a Perder la cabeza, de Jaime Chabaud.

Seguramente ha de haber muchos otros textos y montajes en que existe esta imbricación, que se me escapan. También habría que hacer hincapié en el habla cotidiana, plena de modismos, que los dramaturgos contemporáneos han incorporado a sus diálogos tal como en su momento lo hicieron los clásicos, que dan mayor credibilidad a sus personajes. Aun una leperada cobra sentido en algún texto cuando es necesaria para definir a un personaje o una situación. Las dos culturas, la cultura, probablemente sean una y la misma.

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