Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 18 de enero de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  

Economía
Abrió la puerta a trasnacionales agrícolas para la siembra con fines comerciales

Permite el gobierno el cultivo de transgénicos sin regulación previa

Greenpeace alerta sobre daños a la salud pública y ambiental Monsanto, la principal productora de semillas modificadas, se ampara en norma con fines experimentales para vender la simiente

ROBERTO GONZALEZ AMADOR

El gobierno mexicano abrió la puerta para que empresas agrícolas, principalmente trasnacionales, establezcan en el país una plataforma para la siembra con fines comerciales de productos genéticamente modificados o transgénicos, sin que exista una ley sobre bioseguridad que regule esos cultivos, alertaron especialistas.

"Parece que al gobierno le urge establecer normas para la siembra de transgénicos, en un afán por beneficiar a empresas trasnacionales y sin atender las consecuencias que estos cultivos tienen para la salud pública y ambiental", expuso Liza Covantes, especialista del grupo ambientalista Greenpeace en cultivos genéticamente modificados.

Sin consultar a expertos ni a grupos de productores o a las comunidades rurales, el gobierno federal inició el trámite para emitir una regulación que permita la siembra, con fines comerciales, de productos transgénicos. Hasta ahora, estos cultivos se limitan a fines de experimentación, pero expertos consultados por La Jornada advirtieron que en la práctica ya se están explotando grandes extensiones de tierra con semillas modificadas genéticamente.

El gobierno, al buscar que se apruebe la siembra con fines comerciales de transgénicos, está actuando a favor de los intereses de empresas como la estadunidense Monsanto, consideró Silvia Ribeiro, responsable de la oficina en México del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC). "Lo que es más grave -alertó- es que la propuesta gubernamental reabriría la posibilidad del cultivo experimental de maíz transgénico", una práctica sobre la que existe desde 1999 una prohibición al ser detectada contaminación genética en maíz criollo en Puebla y Oaxaca, añadió la experta.

La ingeniería genética es la herramienta de la biología molecular que se encarga de hacer modificaciones en el ADN de los seres vivos, agregando o quitando genes, que son como un programa que indica a un organismo la manera de actuar cuando hay frío, ante una lesión o cuando una planta no tiene agua suficiente; también indica el momento preciso de funciones como la reproducción y son responsables de que las células de cada organismo se desarrollen, formen los tejidos y órganos de un ser vivo, funcionen y mueran.

Actualmente es posible insertar genes de organismos completamente diferentes, por ejemplo, a una variedad de maíz han sido introducidos genes de una bacteria para crear una defensa ante los insectos. A los organismos que han sido modificados genéticamente se les conoce como "organismos transgénicos".

De acuerdo con Greenpeace, el peligro de cultivar organismos transgénicos radica en que la mayoría de las plantas se reproducen intercambiando polen entre miembros de su misma especie y con algunos parientes silvestres. Esta forma de reproducción es la que puede provocar la contaminación genética: al implantar organismos transgénicos en el medio ambiente, se libera al mismo tiempo el polen transgénico y hasta ahora no se sabe qué le puede suceder a los insectos polinizadores o a las abejas cuando consuman miel de una planta que produce su propio insecticida. "Hasta que se demuestre lo contrario es posible que la propagación de los genes modificados pueda poner en riesgo a las especies existentes", indica el grupo ambientalista.

En materia de salud humana, no se saben tampoco las consecuencias que puede tener a mediano y largo plazos el consumo de productos transgénicos. Greenpeace asegura que existe información de que ciertos cultivos transgénicos, a los cuales se les insertaron genes de resistencia a antibióticos, pueden generar bacterias que causan enfermedades o resistencia a los antibióticos en humanos y animales. "Esto quiere decir que quienes consuman cultivos transgénicos con resistencia a los antibióticos podrían tener dificultad para combatir infecciones".

Liza Covantes, experta de Greenpeace en el tema, explicó que en México existe una regulación, conocida como Norma Oficial Mexicana (NOM) para permitir la siembra de semi- llas transgénicas con fines de experimentación.

Sin embargo, expuso que el gobierno del presidente Vicente Fox ya envió a consulta ante la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) una nueva NOM para permitir que el cultivo de semillas transgénicas pueda ser realizado con fines comerciales.

Grave problema

Pero advierte la existencia de un "grave problema". Hasta ahora, el Congreso no ha legislado -aun cuando existen cinco iniciativas al respecto- sobre la creación de una ley de bioseguridad para el manejo de organismos genéticamente modificados, en la que se establezca claramente la responsabilidad en que podrían incurrir las empresas, principalmente trasnacionales, productoras de semillas transgénicas ante daños a la salud de la población o al ambiente.

"El gobierno federal quiere definir reglas para la siembra de transgénicos con fines comerciales. La pregunta es por qué le urge tanto. Ahora ya existen siembras comerciales de algodón y soya transgénicos en el norte del país, realizadas con semillas producidas por Monsanto", señaló Liza Covantes.

Más aún, expuso que Monsanto -empresa productora de 90 por ciento de las semillas transgénicas en el mundo- obtuvo del gobierno los permisos para venta de semillas de algodón modificadas genéticamente amparada en la norma que regula los cultivos experimentales.

Al citar cifras de la Secretaría de Agricultura, la experta comentó que el gobierno autorizó la siembra de 35 mil hectáreas de algodón en el norte del país. "Por la extensión de tierra, se trata entonces de un experimentote. Lo que ocurre es que, amparados en la reglamentación que permite los cultivos transgénicos con fines experimentales, se están sembrando grandes extensiones con fines de comercio", apuntó.

Es por eso que, añadió, el gobierno y las empresas productoras de semillas transgénicas tienen urgencia de que haya una norma para permitir la explotación comercial, "para justificar lo que ya están haciendo".

La experta aseguró que si el gobierno permite la siembra de transgénicos con fines comerciales estará actuando claramente en beneficio de un puñado de empresas: Monsanto, que ya recibe subsidios del gobierno por la venta de sus semillas modificadas; Dupont, Aventis, Bayer, Basf y la mexicana Savia, filial del grupo Pulsar, propiedad del empresario Alfonso Romo.

"Es grave que estas empresas estén participando en la elaboración de los planes para permitir la siembra de transgénicos con fines comerciales. Ellas dan sus opiniones y lo que buscan es que haya el menor número de restricciones posibles, reducir sus responsabilidades. La propuesta del gobierno responde más a los intereses de las empresas que a los de la sociedad".

Una opinión similar es la de Silvia Ribeiro, encargada de la oficina en México de ETC, organismo con estatus de consultor de Naciones Unidas.

La propuesta del gobierno, aseguró, busca legalizar el cultivo a gran escala de productos modificados genéticamente. "Lo que está haciendo el gobierno es actuar en función de los intereses de las empresas productoras de semillas transgénicas, en especial de Monsanto, que tiene una urgencia de que esto salga pronto".

Alertó que modificar las reglamentaciones sobre cultivos modificados genéticamente entraña un riesgo adicional. La aprobación de la norma, dijo, "abriría la posibilidad del cultivo experimental de maíz transgénico y eso es lo más grave de todo, porque hasta ahora no se ha entregado al público la información sobre la contaminación con maíz transgénico en Puebla y Oaxaca.

En caso de que prosperaran los planes del gobierno, aseguró, se abriría la puerta a la comercialización a gran escala de productos transgénicos y se levantaría la moratoria que existe ahora sobre la siembra de maíz modificado genéticamente.

"El papel del Estado no es garantizar que Monsanto comercialice sus semillas, sino garantizar la seguridad pública y el interés de los mexicanos", consideró Silvia Ribeiro. 

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año