Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 25 de enero de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Espectáculos
El grupo promueve su más reciente producción: Rock cabezón para chavitos

Tocamos para divertir a los niños, no para educarlos: Yucatán a Go Go

El adulto tiene la creencia de que a los infantes hay que enseñarles todo, pero ellos son muy inteligentes, aseguran Lamentan que haya pocos grupos que atiendan y diviertan a los peques

ARTURO CRUZ BARCENAS

A los niños, la mayoría de la gente les quiere enseñar y enseñar, desde los papás hasta los maestros, hermanos, tíos, los adultos. "Todo el tiempo, por eso nosotros no queremos tocarles y cantarles para enseñarles nada; que quede claro: no somos didácticos. Cuando los chavos nos vean, lo que esperamos es que se diviertan y se quejen y les hagan caso. No porque están chiquitos no tienen derechos. Muchos están cansados del caldo de pollo que a diario les da su mamá", expresaron los cuatro integrantes de Yucatán a Go Go, grupo concebido en el norte de la ciudad de México hace tres años.

Se asumen, "sin albur", como hacedores de rock para niños o, mejor dicho, creadores de "rock cabezón para chavitos". Han creado una mitología en torno al rock. Según ellos, los mayas inventaron el rock. Ahí están los relieves de figuras en las estelas, donde los personajes hacen como que bailan. "Si giramos en tercera dimensión esas figuras, y las movemos, realmente están bailando rock", dijeron Ramón A Go-Go, voz; Alejandro Bule-Bule, bajo; Roberto Kamikaze, guitarra, y Mario Cabestany, batería.

Protesta contra el caldo de pollo

La infancia de los yucatecos defeños fue agradable. "La recordamos. Yo me acuerdo que lo único que deseaba era echar relajo, aventar piedras, romperlo todo", dijo uno de ellos, que prefirió guardar el anonimato (es el más joven de estos músicos). Los infantes -seres a los que recién nacidos el poeta Huerta les llama "polimorfos maravillosos"-, al acabar las presentaciones se dirigen con Mario y le preguntan dónde pueden aprender a tocar la batería.

"Para nosotros, los niños son personas inteligentes. No son los tarados a los que todo el tiempo hay que estarles corrigiendo la plana.''

Estos yucadefeños cabezones, cual debe, llegan armados con retroguitarras, retropedales y retroamplificadores forrados con auténtico peluche microbusero; se han presentado desde las cocheras de sus casas hasta el Zócalo capitalino, pasando por teatros, plazas y antros de rock, como el Multiforo Alicia. Sus composiciones abarcan los ritmos punk, disco, funk, rock sesentero y el a go-go, ese que bailaban los abuelos.

Señalan a sus conciertos como auténticos recreos, esos espacios entre el blablablá académico y disciplinario, en los cuales los chipotes pueden dar rienda suelta a su libertad, a contradecir las órdenes de "No empujo, no corro, no grito". Como forma de protesta ante el caldo de pollo, los menores comen chicharrones con salsa y montones de crema. Eso, los Yucatán lo plasmaron en su nuevo videoclip, titulado Pollito, donde se habla de la problemática infantil que causa el tener que comer carne de ave en todas las presentaciones posibles: en caldo, tacos, mousse, agua de pollo, camarones de pollo, flan de pollo, paletas de pollo... hasta la náusea.

El video está sangrón. Lo aceptan los de Yucatán, quienes promueven su disco Rock cabezón para chavitos, bajo el subsello de Sony, Discos Termita. Fueron conducidos por Alejandro Marcóvich, director de Termita. Recibieron el apoyo de Rita Cantalagua (Café Tacuba), Armando Vega-Gil (ex Botellita de Jerez) y Güili Damage (ex Los Ezquisitos). Marcóvich tocó el violín y la guitarra.

En entrevista en las oficinas de su casa disquera, mientras desayunaban comida chatarra, señalaron: "Todo empezó porque nos llevamos muy bien con los Patita de Perro. Ibamos a verlos y de ahí surgió la idea de formar el grupo. Nos gusta el ambiente de los conciertos para niños, los lugares donde actúan los Pata, ¡Qué Payasos!, Perico, como los espacios del Centro Nacional de las Artes, y porque no hay muchos grupos para niños. Queremos vivir de la música y buscamos un género donde podamos tener alguna trascendencia, tanto musical, como cultural.

"Hacer música para niños te permite inventar, crear, hablar de cosas que no se han dicho. Esto involucra a los papás, que pueden ser jóvenes o mayores. Nos da un parámetro muy amplio."

Los niños no han cambiado

-¿Cómo son los niños de ahora?

-Son iguales que hace 20 años. Sí tienen más acceso a medios de comunicación, pero en esencia son idénticos a los de hace 50 años. Todos se divierten con los mismos juegos. Nosotros jugábamos caballazos y a los de ahora igual les gusta. Sí, los de ahora hablan de ciertos temas, porque hay apertura, pero a nuestros veintitantos años los niños que conocemos son iguales y se comportan igual que nosotros cuando fuimos niños.

Los Yucatán eran niños "cábulas", los cuales se agarraban a resorterazos en la calle. "Esas vivencias las escribimos en nuestras canciones. Nuestras infancias fueron divertidas, plenas. El rock representa la vitalidad, la energía que tiene un niño. Francisco Gabilondo Soler, Cri Cri, y Los Hermanos Rincón hicieron cosas más de fábula y querían enseñarle a los niños lo que debían hacer. El adulto tiene la creencia de que al niño hay que enseñarle a hacer todo. No se dan cuenta de que los chavos son como esponjas y absorben todo. El niño desde que está pequeñito está observando. Sí necesitan un poco de atención, pero sin atosigarlos".

Señalaron que en la casa los niños son vigilados, pero en "la escuela sus cuates los echan a perder. Todos nos vamos criando según la gracia y obra de Dios. En ese sentido, en relación con el rock, los niños son despapayosos hasta el fondo. Cuando éramos niños, nosotros sólo estábamos buscando qué cosa romper, qué cosa quemar, a quién molestar o algo con qué experimentar.

''Rompimos vidrios y tocamos timbres de las casas y nos echamos a correr. La energía reprimida se libera con el rock. Con nosotros bailan y van para arriba, para arriba. Hemos tenido que parar los conciertos para tranquilizarlos, pues no tienen límite. No se miden. Se pueden lanzar desde el escenario, como si estuvieran eslameando. Se avientan al suelo. No se miden, como los grandes."

Se abocarán a hacer música para niños, pero han trabajado en el ámbito cultural, en festivales, museos, plazas públicas. "A los niños les aburre que les digan qué hacer. Se les puede contar todo de otra manera, sin protocolos. Hay cosas que les aburren, como algunos cuentacuentos o guiñoles.

"Estamos porque se tome la opinión de los niños. No porque tengan menor estatura carecen de algo que decir. El rock para nosotros es un espacio de expresión para ellos, para respetar su identidad. Vamos a trabajar para ellos, porque hay pocos grupos que los atiendan y los diviertan. Haremos mucho rock cabezón, yucateco", finalizaron.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año