Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 6 de febrero de 2003
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Política
Amenaza de otro Acteal, provocación foránea y voces en favor de la militarización

Resurgen violencia y fantasmas en Chiapas

Más testimonios de hombres armados en el este de Ocosingo y el camino a Comitán

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

San Cristobal de las Casas, Chis., 5 de febrero. De pronto, otra vez la violencia y sus fantasmas. ¿Qué situación se tiene cuando el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, y el procurador chiapaneco, Mariano Herrán, coinciden en invocar al Ejército Mexicano para que ponga orden en ciertas regiones indígenas? También cuando el Departamento de Estado de Washington solicita al gobernador Pablo Salazar Mendiguchía que movilice a los militares para poner orden en determinada comunidad zapatista y defender los intereses presuntamente amenazados de ciudadanos estadunidenses.

¿Cuáles vasos comunicantes unen la expedita declaración de Pedro Chulín (diputado local priísta y líder de una organización señalada como paramilitar en el norte de la selva Lacandona), diciendo que las muertes en la comunidad chamula de Tres Cruces (donde no hay zapatistas) "son por culpa del EZLN", y la acusación de la Alianza Evangélica Ministerial de los Altos de que los zapatistas "intimidan" a sus fieles, también chamulas?

mexico_rancho_q23Será que el mundo se ha vuelto loco, que los católicos tradicionales (y priístas) de San Juan Chamula son capaces de declarar en un comunicado que, de no resolverse el problema de Tres Cruces, "el pueblo deberá aplicar la ley del Talión, y sería lamentable el segundo Acteal". Por aquello de que también el primero lo hicieron miembros del PRI.

De pronto se crea ante la opinión pública un paisaje donde se difuminan las líneas divisorias entre los ajustes de cuentas de las mafias chamulas, las provocaciones de ciudadanos estadunidenses contra indígenas zapatistas y las presiones del Consejo Coordinador Empresarial para que "se aplique el estado de derecho en Montes Azules", desalojando a las comunidades que allí se encuentran.

El comunicado del Departamento de Estado estadunidense, previniendo a susciudadanos que pretendan ir a Chiapas, señala con precisión que "deben evitar los viajes adonde se sabe que hay disputas, incluyendo las áreas rurales al este de Ocosingo y toda la porción sureste de la selva al este de Comitán". No menciona al municipio alteño de San Juan Chamula, pero el secretario de Gobierno chiapaneco, Emilio Zebadúa, quiso intrepretar que los asesinatos en Chamula son la verdadera razón de la que el gobernador Salazar Mendiguchía ha llamado "campaña de desprestigio" de autoridades estadunidenses contra el estado.

En las antesalas de su guerra contra Irak, el gobierno estadunidense expresa preocupación por la selva Lacandona, y presiona para que el gobierno mexicano aplique medidas represivas y militares.

Por si todo esto no calienta lo suficiente los aires chiapanecos, se acumulan testimonios sobre aparición de grupos armados. ¿Dónde? Entre el este de Ocosingo y la porción sureste de la selva hacia Comitán. Pero no es de eso que previene Washington a sus ciudadanos, ni mucho menos.

chiapas_polhoGrupos de hombres armados con "cuernos de chivo", uniformados de negro y el rostro cubierto, han sido vistos por diversos indígenas entre Ocosingo, Altamirano y Comitán en días recientes. Bases de apoyo del EZLN son intimidadas por estos grupos en los municipios autónomos Francisco Gómez, Ernesto Che Guevara y Vicente Guerrero.

En este último, los campesinos han constatado la reaparición de un vieja banda de asaltantes, conocida como Los Puñales, que parecía apagada, y que desde 1997 se relacionó con otros grupos paramilitares. Dentro y fuera de su guarida en La Floresta (entre Amatenango del Valle y Comitán) sus miembros han sido vistos armados, con uniforme, y ya balearon a un campesino en enero pasado.

En algún lugar entre Cuxuljá y Ocosingo, un indígena zapatista fue secuestrado, drogado e interrogado por hombres armados. Al ingreso de la cañada de Patihuitz, bases del EZLN del municipio Francisco Gómez han atestiguado también estas "apariciones" que, todo indica, quieren mostrar su presencia.

Esta región de Ocosingo-Altamirano es, coincidentemente, la que en septiembre pasado documentaron de manera casi exclusiva los servicios de inteligencia para los funcionarios que participan en el Grupo Chiapas (la mitad del gabinete foxista y todo el gobierno del estado), y les pintaron un panorama en el que las comunidades autónomas son, en todos los casos, "responsables" de los conflictos.

No se menciona en la documentación que las muertes de cuatro indígenas bases de apoyo zapatistas en agosto (tres de ellas en Ocosingo y Altamirano) siguen impunes, y que los asesinos están identificados en todos lo casos (si bien mencionan como "actores" del asesinato ocurrido en Altamirano a los tres "presuntos" asesinos, dejando claro que dos de ellos son del PRD, y como quiera siguen prófugos).

A todo esto, ¿dónde quedó Chamula? En este escenario, donde indígenas priístas amenazan irresponsablemente con realizar "el segundo Acteal" mientras diversas personalidades hacen peticiones frívolas o interesadas para "meter" al Ejército Mexicano aquí o allá, se puede olvidar que si algo abunda en las tierras indígenas de Chiapas son tropas, cuarteles y sanquintines militares. Y que el gobierno sigue aplicando políticas contrainsurgentes de carácter "social" para "contener" y "debilitar" a los rebeldes (aunque también los llame "legítimos"), en vez de cumplir acuerdos y crear condiciones para la paz.

Al borrar las diferencias entre los conflictos presuntamente religiosos, partidarios o mafiosos de la compleja y muy extendida sociedad chamula, con la guerra de baja intensidad contra los municipios autónomos (más los nuevos ingredientes de "salvamento ambiental" y promoción de intereses privados y trasnacionales), lo mismo da si se acumulan las mentiras, la distorsión de los hechos y los prejuicios racistas. Se trata de vender la idea de que los índígenas chiapanecos son "salvajes" o "ingobernables". ¿Otra vuelta de tuerca en la espiral de la militarización? Eso significaría más guerra, no paz.

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