Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 9 de febrero de 2003
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Política
El gobierno no puede contrarrestar el poder de los "expulsados": investigadores

Chamula, el primer pueblo indio que disputa mecanismos de poder a mestizos

Nuevos caciques que prohijó el PRI dominan buena parte del transporte y del comercio

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

San Cristobal de Las Casas, Chis. 8 de febrero. El pueblo tzotzil identificado como chamula representa un caso único entre los mayas chiapanecos. Industriosos y creativos, han encontrado diversas vías a la modernización, en principio pareciera que más compatibles que otras opciones indígenas con el sistema político y económico dominante. Las historias de violencia y caciquismo hacen olvidar los méritos y la grandeza particular de estos indios que el pensamiento mestizo descubrió mediante Juan Pérez Jolote, el célebre relato etnológico de Ricardo Pozas.

Pero son mucho más que eso. Para bien y para mal, son el primer pueblo indio que disputa a la sociedad mestiza el espacio urbano y los mecanismos de poder. Los criollos y mestizos, que los compararon históricamente con las bestias de carga (de ahí el gentilicio, pues eran "mulas"), hoy se los tienen que "tragar", y poco falta para que la otrora Ciudad Real sea gobernada por indios. De hecho, el actual presidente de San Cristóbal, ex priísta, sin ser indio, venció al PRI, al PAN y al PRD, casi exclusivamente con el voto de los chamulas expulsados y emigrados.

Hoy, pueblan la mitad de la ciudad (sobre todo la periferia) y sus nuevos caciques dominan buena parte del transporte y del comercio, si bien los indios siguen siendo, en su gran mayoría, muy pobres. Los mismos gobiernos priístas que alimentaron el caciquismo tradicional fomentaron el nuevo caciquismo de los "expulsados".

Al ser Pablo Salazar Mendiguchía el primer gobernador de origen protestante y el primero no priísta (aunque lo fue), la relación expulsados-poder público adquiere otro carácter. Otra complejidad.

Los investigadores Dolores Camacho y Arturo Lomelí han documentado que "dentro de los llamados grupos expulsadores en la cabecera de Chamula hay personas que no cuentan con recursos económicos, tierras o negocios, pero están ligados a un grupo. Cuando éste ostenta poder económico, además del político, vuelven las amenazas de expulsiones".

En la actualidad, agregan, "esto recibe una respuesta inmediata de los caciques 'expulsados', que ejercen control sobre los migrantes indígenas en San Cristóbal, y aprovechan la intolerancia de las autoridades chamulas para presionar al gobierno y exigir nuevos apoyos". Las reiteradas acusaciones sobre la existencia de caciques como la causa de expulsiones "han dado la idea de que éstos son económicamente poderosos, con grandes propiedades". Así, se ha clasificado a los chamulas "ricos" como responsables de "manipular" a la población para sacar a los chamulas pobres, "que se han refugiado en otros municipios donde el gobierno adquirió tierras para ellos". La situación es más compleja, indican Lomelí y Camacho, pues en los años recientes los "expulsados" adquirieron un poder difícil de controlar por el propio gobierno.

Diversos grupos fueron dotados de tierras en Las Margaritas y ahora conviven diferentes pueblos en la zona selvática. Aunque llevan años viviendo en lugares alejados, "mantienen estrechos lazos en el pueblo, a grado tal que adquieren cargos religiosos o civiles. El anterior alcalde chamula, Domingo López Ruiz, es ejidatario de Nuevo San Juan Chamula, municipio de Las Margaritas, ubicado a cientos de kilómetros, y eso no le impidió llegar a la presidencia después de la destitución de su antecesor, Lorenzo Pérez Jolote".

Adaptables como pocos, los chamulas son uno de los pueblos más tradicionalistas de Chiapas. "Alrededor de las tradiciones, sus valores culturales están muy arraigados, de manera que existen conceptos e ideas que forman parte de la vida diaria y tienen que ver con las normas de conducta y el papel de la sociedad y la política", dicen Camacho y Lomelí.

"La convivencia forzada con los dominadores les permitió desarrollar nuevas formas de solidaridad y vida comunitaria. Mediante una dinámica de intercambio y adaptación con la cultura dominante pervivieron sus propias tradiciones". En su complicado sistema de responsabilidades materiales y religiosas participan anualmente más de 3 mil personas, "situación que permite inferir que al cabo de 10 años habrán ocupado al menos un cargo la mayoría de los adultos" de este peculiar pueblo tzotzil.

"En Chamula existen tres religiones: la tradicional, la católica y la evangélica. La tradicional, más fuerte y de mayor aceptación, se basa en un complejo filosófico-religioso característico. La segunda proviene de la diócesis (se les conoce como 'samuelistas'). Entre estas dos no existe mayor diferencia en la religiosidad. Sus conflictos se dan a nivel de dirigentes y autoridades". Los conflictos son con los evangélicos.

"Mientras los católicos piensan que la religión de los tradicionalistas es una de las múltiples maneras de adorar a Dios, los evangélicos rechazan todo lo que no sea la palabra bíblica". En los tiempos dorados del absolutismo priísta los caciques acordaban con el PRI regional quién sería el presidente, y los funcionarios del municipio rellenaban las urnas. "Las comunidades no participaban en la elección de su representante. Esta práctica se continuó utilizando hasta tiempos recientes, cuando el PRI ganaba con el ciento por ciento de los votos".

Pese al mito (en parte real) de la prosperidad chamula, "los nuevos habitantes de San Cristóbal no tienen ninguna prestación en sus trabajos y son explotados y malpagados", agregan los investigadores.

La posición política de la migración chamula es indefinida. Algunos estuvieron con el Partido Mexicano Socialista y otros están hoy con el PRD, "pero cuando se les han concedido beneficios votan por el mismo PRI que cobijó a sus expulsores".

En 1996 salió a la luz pública la organización de un grupo armado llamado Guardián de Mi Hermano, "constituido por 'expulsados' y retornados chamulas, con el apoyo de la Iglesia evangélica". O sea, que después de ser víctimas de escuadrones de ejecución y grupos parapoliciacos en su tierra optaron por métodos similares.

"Entre los nombres que se mencionaron como dirigentes más sobresalientes están Abdías Tovilla Jaime y Esdrás Alonso González, organizados después en la Opeach, organización que controló y controla gran parte del transporte y la economía informal más alla de los Altos. Formaron la organización Guardián de Mi Hermano, según ellos, 'no para atacar, sino sólo para salir en defensa de sus hermanos y mantenerse organizados y comunicados'. Aunque dicen no contar con armas, sucede lo contrario. Con su red organizativa y la comunicación constante que tienen con los evangélicos de las comunidades en Chamula, a pesar de no vivir en ese municipio, mantienen presencia allá."

Manuel Collazo (ahora preso) y Esdrás Alonso fueron los principales líderes de los "expulsados". Ahora es Confraternice la organización de evangélicos de todo el estado (más de 30 por ciento está en los Altos, selva y zona norte) que toma partido y continúa con el mito de que todo se debe a la defensa de los ataques de los "caciques" de Chamula. (Además, Confraternice ha confraternizado, cada que puede, con los voceros más duros de la militarización en la zona de conflicto).

"Estos líderes han reproducido el sistema caciquil del que venían huyendo, y ahora se han convertido en verdaderos caciques en San Cristóbal. Cuando las autoridades intentan hacer cumplir la ley en su territorio, amenazan con retirarles su apoyo, lo cual ha hecho que su poder se expanda y hayan permanecido impunes de diversos delitos", concluyen los investigadores.

En fin, las claves del conflicto chamula han de buscarse en muchas partes. Entre lo que es legítimo y lo que no, es indispensable identificar la responsabilidad de los gobiernos sucesivos, del PRI en particular, y de las autoridades policiacas pasadas y presentes.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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