Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 9 de febrero de 2003
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Política

Guillermo Almeyra

Por favor, bajemos a la tierra

Estamos al borde de una guerra que puede transformarse incluso en un conflicto nuclear. Sólo los efectos del control estadunidense sobre el petróleo iraquí serán funestos para México y los mexicanos. Estamos también ante un impasse del movimiento indígena, después del fracaso del intento de hacer aprobar los Acuerdos de San Andrés, situación que se agrava con la terrible crisis económica en que se encuentran esos campesinos indígenas, los más pobres del campo. Estamos igualmente ante el comienzo de un cambio histórico, o sea, la unificación nacional de los campesinos, que por definición son localistas, y su unión, jamás antes lograda, con algunos sectores estratégicos, decisivos, de los trabajadores urbanos.

Se está construyendo un Frente Social Alternativo que lucha por la modificación no sólo del rubro agrario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, sino también, implícitamente, de la política neoliberal seguida por los pasados cuatro gobiernos. Ambas luchas rurales se inscriben en el contexto de la próxima guerra, cuya amenaza flota sobre la cabeza de todos. Toda persona sensata y sensible debería preocuparse, pues, por cómo reaccionar frente a la guerra imperialista, por escoger la estrategia adecuada para dar vida al Congreso Nacional Indígena, unificar al movimiento indígena a escala nacional, organizar la aplicación directa de la autonomía en los territorios con fuerte presencia indígena, desarrollar poderes locales, anudar alianzas. Toda persona sensata y sensible debería concentrar su atención sobre cómo ayudar a los campesinos a reforzar su organización y movilización, a tejer alianzas, a obtener triunfos. Pues no: hay en cambio una disputa por el espacio en la política politiquera tradicional entre los zapatistas y el PRD, en la que los primeros, quienes declaran condenar "la política", hacen la política más clásica y de más bajo nivel, con chismes, calumnias, dimes y diretes, sin una sola idea o propuesta política concreta sobre los problemas fundamentales de la realidad, que ni menciona. Marcos, por ejemplo, escribe más de 10 páginas en nuestro periódico para decir que en los estados del sur hay varios pueblos indígenas, que los gobiernos priístas funcionan como priístas, que se quiere privatizar Monte Albán y que hay resistencia popular al neoliberalismo, sin decir cuál es la perspectiva de la misma, cómo unificarla, qué problemas enfrenta.

šAh!.. después del papelón de su carteo sobre ETA y el juez Garzón, no hace ni siquiera un balance del resultado de esa malhadada operación propagandista (y diversionista, con relación a los principales problemas que enfrenta el EZLN, el movimiento indígena y el país) y, apoyándose en su fama de serio y parco, acusa de "frívolo" a Armando Bartra, desde siempre amigo pero no incondicional del EZLN, porque él mismo pide discutir los resultados de las campañas zapatistas, o sea, pide seriedad. Y para completar el cuadro, cubre a Tacho, a quien Cárdenas le demostró que lo calumniaba sin recibir siquiera una excusa, y reitera la misma calumnia, lanzada sin prueba alguna y nuevamente refutada. Lo peor es que en todas las verborrágicas notas periodísticas no hay una idea, y sólo se menciona la palabra campo para atacar al líder de El Barzón, Alfonso Ramírez Cuéllar, quien pertenece al PRD.

Lo peor es que a los indígenas se les menciona apenas como habitantes de sus territorios, no como sujetos políticos. Lo peor es que no hay una palabra contra la guerra ni una idea programática para los indígenas, para el país, para el campo. Sólo campea la más baja lucha por vender mejor el pescado propio en el mismo mercado que el competidor perredista, olvidando que buena parte de los campesinos y trabajadores, como lo demostró la marcha zapatista, son a la vez votantes o simpatizantes del PRD y apoyo social del EZLN, y que el PRD no es sólo Cárdenas, ni Ortega, ni Sodi, pues para sus bases, para bien y en mucho para mal, es la ruptura-continuidad del PRI nacionalista y reformista de Lázaro Cárdenas y la ruptura-continuidad con la izquierda socialista mexicana, y cuenta en su haber con 800 muertos perredistas y con los muertos sociales anteriores, mientras que el EZLN tiene su fuerza en la maduración de una parte del movimiento indígena y su gran debilidad, en cambio, en la persistencia de las tradiciones antiteóricas, aparatistas y sectarias del grupo de Monterrey que ahora redescubre como su raíz a pesar de que, por el contrario, la importancia del EZLN viene de haber roto con esa tradición funesta. Si Marcos le pega a Bartra o a Cárdenas, Ƒcon quién puede establecer alianzas? Si identifica el PRD con su aparato dirigente, Ƒa quién busca convencer?, Ƒa la base del PAN? Si no sabe rectificar ni siquiera cuando le demuestran que está calumniando, Ƒqué credibilidad espera construir? Si no habla de los problemas concretos, no dice una palabra sobre el campo, Ƒcómo ganar y conquistar la cabeza de la gente? El EZLN, por suerte, siempre hizo política -la de la resistencia armada, la de los Acuerdos de San Andrés, la de la marcha zapatista, etcétera-, pero ahora sólo hace politiquería (desde la invitación a ETA hasta las "estelas" cotidianas). Pero no se puede patear siempre la pelota hacia afuera para ganar tiempo. Tarde o temprano deberá jugar en serio, y es de esperar que lo haga lo antes posible.

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