Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 10 de febrero de 2003
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas 
  >

Política

Iván Restrepo

Silencio criminal sobre la contaminación de playas

En octubre de 2000 denunciamos aquí que por descuido gubernamental estaba en crisis una zona costera con abundantes recursos naturales: Zihuatanejo, Guerrero. En dos décadas creció más allá de sus posibilidades y sin planificación alguna, de tal forma que el núcleo urbano hoy cuenta con 50 colonias, muchas de las cuales se extienden por los cerros, carecen de servicios básicos, así como de plantas de tratamiento de aguas negras provenientes de los asentamientos humanos, el comercio, los servicios y demás actividades económicas. Por eso cada segundo se vierten en la bahía 450 litros de agua contaminada. En la temporada de lluvias el deterioro es mayor porque las corrientes transportan al mar la basura de cerros y calles, los desechos de talleres y otros negocios que funcionan sin las normas mínimas ambientales. Así, el agua antes cristalina de la bahía hoy muestra contaminación extrema, como en el caso de las playas La Ropa, Las Gatas y El Pueblo, mientras la laguna de Las Salinas era una cloaca que olía muy mal.

También mencionamos -en 1989, 1991 y 1998- el deterioro de otra ciudad guerrerense, Acapulco, la de mayor importancia en cuanto a visitantes nacionales. Su hermosa bahía lleva décadas recibiendo el aporte de las aguas negras de varios asentamientos humanos ubicados en los cerros, así como de hoteles, comercios y talleres diversos. Durante los meses de lluvia la basura proveniente de las partes altas, de las calles y avenidas de la ciudad termina en la bahía. En 1989 las autoridades dijeron que el problema estaba en vías de resolverse con la construcción de plantas de tratamiento y el ordenamiento urbano, lo que evitaría la ocupación de los cerros por familias pobres, expuestas a los efectos negativos de huracanes y temblores. Prometieron igualmente limpiar las lagunas Negra y Tres Palos, altamente contaminadas.

Con datos de varias instituciones académicas -destacadamente el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM- documentamos por qué la elevada contaminación de Zihuatanejo y Acapulco podía ocasionar serios problemas de salud a quienes se bañan en sus playas: de enfermedades gastrointestinales y de la piel a infecciones en oídos, ojos y sistema respiratorio. Agréguese a ello el efecto negativo sobre la vida acuática.

Sin embargo, hace ocho días la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) reveló que por lo menos existen 16 zonas costeras en tan mal estado ambiental que son un peligro para la salud pública. En la lista aparecen los sitios de descanso preferido por los mexicanos y muchos visitantes del exterior: Acapulco, Zihuatanejo, Puerto Escondido, Huatulco y Puerto Angel, Puerto Vallarta y Nuevo Vallarta, Boca del Río, Ciudad Madero y Bahía de Banderas. La campeona en mala calidad del agua es Zihuatanejo.

Las autoridades llevan años prometiendo la limpieza de las playas de las ciudades costeras más importantes. En esa tarea se han invertido millones de pesos en drenaje y plantas de tratamiento que pronto son insuficientes o no trabajan adecuadamente. También anuncian sanciones para quienes arrojen desechos al mar, mientras promueven el turismo hacia destinos de playa, pero no advierten que están contaminadas. Cuando grupos ciudadanos defensores del ambiente y centros de investigación ofrecen datos que muestran el deterioro costero, no faltan voces que los califiquen de exagerados o carentes de valor científico, y cuando los aceptan sugieren que no se divulguen para no dar mala imagen y ahuyentar al turismo, actividad de la que dependen millones de personas. Ahora que la Profepa alerta sobre la gravedad de lo que sucede, un funcionario la ha acusado de ejercer "terrorismo ambiental". ƑCómo calificaría la irresponsabilidad de ocultar una contaminación que afecta la salud de miles de personas?

Luego de dos años de echar la culpa a los gobiernos priístas de todo lo malo que nos pasa, es hora de hacer realidad los programas anunciados al principio de esta administración para regresar la salud ambiental a las principales playas del país, así como para evitar el silencio criminal y la falta de información sobre los peligros que corre la gente que se baña en ellas.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año