Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 13 de febrero de 2003
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Editorial
 
 
EL BANDO DE LA VIDA

sol-2"No a la guerra", dijeron ayer, en muchos idiomas y con diversos acentos culturales, en 145 actos realizados en el territorio de Estados Unidos, más de 5 mil poetas, con ocasión del Día de la Poesía contra la Guerra. El hecho es emblemático de las fuerzas plurales e incontables que se mueven a favor de la paz y la inteligencia en el mundo y que podrían detener la pesadilla de la incursión militar contra Irak que los gobiernos de George W. Bush y Tony Blair preparan, contradiciendo el sentir mayoritario de la humanidad.

Pasado mañana, los inspectores internacionales encabezados por Hans Blix habrán de rendir un informe crucial ante el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la situación real de las presuntas armas de destrucción masiva que poseería Irak, cuya hipotética existencia constituye el único argumento que ha podido esgrimir la Casa Blanca para justificar la agresión bélica. Un día después de ese esperado informe, millones de personas se manifestarán en centenares de ciudades del mundo -Londres, San Francisco, Roma, Johannesburgo, Dublín y muchas otras- en defensa de la vida y en contra de los propósitos bélicos de Bush, Blair y sus respectivos grupos de interés. El maratón de paz y poesía realizado ayer es apenas un símbolo que expresa y antecede las marchas multitudinarias.

Ayer, en esta capital, el embajador Tony García demandó de nuestro país la "solidaridad con Estados Unidos en contra del terrorismo", ignorando que el principal enemigo de la nación vecina no es el terrorismo externo sino el empecinamiento agresivo y violento de quienes gobiernan en Washington. Lo dicho por el diplomático es sólo una muestra de las múltiples presiones ejercidas por el gobierno de Bush en su afán por alinear a México en una coalición sin más objetivo que arrasar a Irak y permitirle a Estados Unidos apoderarse del petróleo de ese país árabe. Es reconfortante constatar que, a pesar de esos chantajes, las autoridades y la sociedad se oponen, por principio, por convicción y por razón, a la guerra que se prepara. Es oportuna y saludable, por ello, la expresión del presidente Vicente Fox, quien ayer, durante la entrega de los Premios de Investigación 2001 y 2002, recordó que nuestro país dice "no al unilateralismo, no a la guerra, sí a la paz, sí al desarme de Irak, sí al fortalecimiento del Consejo de Seguridad y de las Naciones Unidas". Para fortuna de todos, México se mantiene a favor de la vida.

Uno de los aspectos más vergonzosos de la actual coyuntura mundial es la fascinación belicista en la que han caído casi todos los medios informativos de cobertura internacional, los cuales parecen concentrados en proclamar la inevitabilidad del conflicto armado, aventurar sus características y reseñar, con minuciosidad casi obscena, los modernos medios de destrucción que Washington y Londres se preparan a lanzar contra un país destruido y miserable. Esos mismos medios minimizan de forma sistemática, en cambio, expresiones como la jornada poética por la paz celebrada ayer, las movilizaciones multitudinarias contra la guerra, las perspectivas diplomáticas propuestas para evitar el conflicto, y los cálculos de sentido común que echan por tierra los argumentos con que los gobiernos estadunidense e inglés pretenden justificar la agresión. A estas alturas ya es dable sospechar que la guerra es vista como un gran negocio no sólo por los fabricantes de armas y las corporaciones petroleras que, en ausencia de un mandato ciudadano democrático, controlan a Bush, sino también por las grandes empresas televisivas y periodísticas, para las cuales una conflagración a gran escala representa un multiplicador seguro de audiencias y lectores.

Hoy, proferidas en la Casa Blanca, y difundidas en el mundo por las cadenas televisivas de Occidente, parecieran escucharse de nuevo las consignas que el general franquista José Millán Astray vomitó el 12 de octubre de 1936 en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca: "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!" Esta vez, la poesía, la inteligencia y la opción por la vida deben salir airosas -como no salieron en España hace más de seis décadas- de su enfrentamiento con la muerte, la destrucción y la estupidez. No a la guerra.

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