Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 14 de febrero de 2003
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Política

Luis Javier Garrido

La otra guerra

Los gobiernos pro estadunidenses de América Latina, como el de Fox, pretenden ignorar que la guerra de Bush es contra Irak, todos los pueblos y el orden internacional, es decir, hasta contra ellos mismos.

1. La posición oficial del gobierno mexicano en el conflicto no deja lugar a dudas, pues Luis Ernesto Derbez, titular de Relaciones Exteriores, condenó al régimen de Saddam Hussein en el Consejo de Seguridad repitiendo uno a uno los argumentos del Departamento del Estado (5 de febrero) en un discurso tan servil hacia Washington como los de su predecesor Castañeda, y eso no lo puede ocultar el hecho de que, dos días después, en una de sus declaraciones de autopropaganda, Fox pretendió con su clásico doble lenguaje, que está intermediando por la paz mediante telefonazos (7 de febrero), y que más tarde precisara que su gobierno quiere lo mismo que el de Estados Unidos, pero sin guerra (12 de febrero).

2. La derecha latinoamericana -Fox es el caso más evidente- pretende ignorar que esta guerra es también contra todos los pueblos, en particular contra aquellos que tienen hidrocarburos y riquezas no renovables, ya que desde la perspectiva de Washington esta guerra también sirve, y mucho más que la de Afganistán, como una prueba para someter a los organismos internacionales y a los estados nacionales con la pretensión de dominarlos por completo y en consecuencia hacer prevalecer su fuerza sobre el orden jurídico internacional. La oposición a esta guerra irracional, la que se pretende que no pueda darse más que desde la izquierda, es cuestión de supervivencia para los estados nacionales y para las burguesías de América Latina, en una coyuntura histórica en la que, como han entendido París y Berlín y algunos otros gobiernos europeos de derecha, está en juego mucho más que el destino del pueblo iraquí.

3. El respaldo oficial del gobierno mexicano a la guerra de Bush contra Irak, que busca ocultar de manera hipócrita, atenta contra los intereses fundamentales de México, pues cuando Fox reconoció el supuesto "derecho" de Estados Unidos a desarmar y derrocar al régimen de Hussein para imponer un gobierno pelele (supuestamente "por vía pacífica", como dice Fox en su tontería) está reconociendo la prerrogativa de Washington de actuar como un policía en el mundo y, lo que es más grave, asume que su "amigo" Bush tiene la prerrogativa de hacer a un lado el orden internacional y apoderarse de los recursos energéticos de otros pueblos cuando quiera. En otras palabras, Fox está violando la Constitución mexicana, cuyo artículo 89 fracción X le ordena dirigir la política internacional conforme a principios muy claros, entre otros, el de la "no intervención", mismo que aunque Derbez, como antaño Castañeda, considera obsoleto, para desgracia de ellos y de Fox sigue vigente.

4. Fox está entrampado en su discurso mentiroso al que se siente obligado por ese afán protagónico que le exacerbó Castaleda, quien le hizo creer que destacando en la escena internacional se haría de un prestigio al interior y al exterior del país, pero ha ocurrido todo lo contrario y se ha vuelto un hazmerreír de todo el mundo. Y ante la amenaza de una catástrofe aparece claramente que lo que molesta a Fox es que su aval en una aventura sangrienta lo desenmascararía aún más, por lo que quiere que todo se haga discretamente para que no se vean las manos sucias, de él y otros cómplices; que se haga todo a la manera, por ejemplo, del Banco Mundial.

5. La mejor guerra, según Fox, es aquella que no se ve fácilmente, como la que su gobierno libra en Chiapas contra las comunidades indígenas zapatistas, o la que encabeza contra todo el campo mexicano: con programas que al cancelar las inversiones en salud, educación y seguridad social, aumentan la mortalidad infantil y llevan a los jóvenes a emigrar al otro lado, y que se libra con el ejército atemorizando a los pueblos y con las dependencias oficiales buscando comprar la rebeldía con los programas del salinismo.

6. La guerra constituye un paso estratégico decisivo para el proyecto de la extrema derecha estadunidense de imponer su hegemonía militar y política en Medio Oriente y Asia Central y de controlar la economía mundial en el siglo xxi mediante las reservas de hidrocarburos del planeta. Pero es sobre todo, por la forma en que se ha planteado, una escalada más en la estrategia del gran capital de instaurar un nuevo "orden" internacional, fundado en la fuerza, no en el derecho, y no deben caber las insubordinaciones.

7. Condoleezza Rice, la haushofer de Bush, teórica de la geopolítica de la Casa Blanca, ha diseñado así las dos guerras: la inmediata contra Irak y la que entraña al resto del mundo, cuyos operadores en el Departamento de Estado, empezando por Colin Powell, no han estado, a juicio de Bush, a la altura de esa ambición.

8. La extrema derecha estadunidense que impuso a Bush en la Presidencia tras las elecciones fraudulentas de 2000, que diseñó la escalada bélica de Estados Unidos mucho antes del atentado contra el Pentágono y las Torres Gemelas, y que está aprovechando burdamente este episodio para imponer su control en el planeta con el pretexto de una lucha "contra el terrorismo", no podrá ser frenada, como se ha visto, si no se hay una acción de repudio a la guerra mucho más enérgica y decidida de parte de todos.

9. El ejemplo de los científicos, escritores y artistas de Estados Unidos, como el de los actores españoles, no ha tenido equivalente en México. El triste papel apático de los partidos, de organizaciones sociales, así como de escritores, artistas y académicos muestra ante el entreguismo de Fox escaso interés en defender los intereses de México.

10. La guerra de Bush contra el pueblo iraquí es contra todos, pero también la otra guerra: la que los halcones de Washington han decidido para instaurar un "orden de facto" sobre la posibilidad de algún día tener un verdadero orden jurídico internacional.

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