Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 14 de febrero de 2003
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Mundo
La disputa, por decidir quién controlará el mundo en el futuro: Charles Kupchan

Europa unida, no el Islam, amenaza la supremacía mundial de EU: analistas

Algunos funcionarios estadunidenses están contentos por las diferencias, dice Daniel Nexon

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 13 de febrero. Una Europa unida, y no el Islam radical, representa la mayor amenaza para el último superpoder, señalan especialistas y estrategas al interpretar los recientes conflictos diplomáticos entre Washington y el eje Bonn-París.

La disputa entre la Casa Blanca y los "viejos" poderes europeos representados por Francia y Alemania se ha centrado, por lo menos en público, en torno a Irak, pero algunos altos funcionarios estadunidenses también creen que alimentar las divisiones en Europa podría ayudar a prevenir el surgimiento de un poder económico, político y militar que podría retar la hegemonía mundial Estados Unidos, señalan algunos analistas en Washington.

js001-090626-pihEn su documento de estrategia de seguridad nacional difundido el año pasado, el presidente George W. Bush insistió, en público, en que Estados Unidos no tolerará el surgimiento de un país o bloque de naciones que pudiera retar el dominio internacional de Estados Unidos.

Aunque Bush no lo dijo explícitamente, varios analistas y ex funcionarios han ad-vertido recientemente que la mayor amenaza a la continuación de la "primacía" de Estados Unidos en el mundo no es el Islam radical, sino la Unión Europea.

"Dentro de este gobierno hay una corriente que cree que la mejor forma de manejar el poder estadunidense es tenerlo lo menos restringido posible", explicó Daniel Nexon, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Georgetown.

En entrevista con La Jornada, afirmó que Washington podría no haber planeado usar el tema de Irak para promover divisiones al interior de Europa, pero que algunos funcionarios no están muy descontentos con que estas divisiones hayan aflorado.

La evidencia de tal estrategia estadunidense para fomentar la división europea es notable: hace cinco años tanto los gobiernos de Estados Unidos como sus contrapartes europeas habrían resuelto rápidamente el tipo de desacuerdos que ahora se manifiestan en sus relaciones, y negociar acuerdos que permitieran a todos una salida de-corosa, como se hizo en el caso de Kosovo y otros conflictos más.

Pero en las últimas semanas altos funcionarios estadunidenses se han dedicado a alimentar el fuego de las diferencias en las relaciones con los poderes europeos.

El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ha calificado a Francia y Alemania como parte de la "vieja Europa", y ha provocado la ira de los alemanes al ponerlos en una lista junto con Libia y Cuba por sus desacuerdos políticos con Estados Unidos.

Ari Fleischer, vocero de la Casa Blanca, también ha criticado a Francia y Alemania mientras elogia a Inglaterra, España, Italia y los nuevos países de Europa oriental, que se han sumado al apoyo de las posiciones de Estados Unidos en torno a Irak.

"Deshonrosa" división

No sólo se ha manifestado esta tensión en el foro de la Organización de Naciones Unidas (ONU), sino también en la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN), donde el propio Bush calificó la actitud de Bonn y París (junto con Bélgica) como "deshonrosa" cuando esos países re-chazaron la propuesta estadunidense para establecer la defensa de Turquía ante los preparativos de guerra contra Irak.

germanyFuncionarios estadunidenses insistieron el miércoles anterior en Bruselas en que están tratando de resolver los desacuerdos.

Pero el propio jefe de la diplomacia estadunidense, el secretario de Estado Colin Powell -considerado antes como la figura que más entendía la relación con Europa-, declaró esta semana que "la alianza (la OTAN) se está desbaratando por sí sola porque no cumple con sus responsabilidades".

Así, instituciones históricas como la OTAN y el Consejo de Seguridad de la ONU, establecidas en gran medida por los estadunidenses y europeos como las estructuras básicas de las relaciones internacionales entre los países del mundo desarrollado, parecen estar ahora bajo ataque.

En ambas instancias el gobierno de Estados Unidos ha declarado que si no logra el apoyo de países como Francia y Alemania, y con ello el consenso de estas instituciones, Washington declarará que la ONU y la OTAN ya son "irrelevantes" y actuará al margen de ellas.

"Parece como una estrategia de divide y vence", explicó Nexon a La Jornada. Existe un grupo de altos funcionarios en el gobierno estadunidense que siempre ha expresado su preocupación por el creciente poder colectivo de Europa, y en particular de Alemania y Francia.

Dick Cheney, Donald Rumsfeld y otros altos funcionarios estadunidenses escribieron un documento político -poco antes de que Bush asumiera la presidencia- que trazaba lo que para ellos era una estrategia para "mantener la preeminencia global de Estados Unidos" e "impedir el surgimiento de un gran poder rival".

En esa estrategia, el futuro vicepresidente y el futuro secretario de Defensa advierten explícitamente del peligro de que aparezca una Europa unida capaz de desafiar a Estados Unidos en los aspectos económico, político y militar.

Al parecer la actual estrategia de Estados Unidos está evitando que surja una posición europea unida, lo que ha provocado mayores grietas al interior de la Unión Europea, y también de la OTAN.

Las batallas en Europa en realidad no son por Irak, explica Nexon: "Estados en Europa que se alinean con Estados Unidos (Gran Bretaña, España e Italia) lo están haciendo no porque apoyen el objetivo de deshacerse de Saddam Hussein. Están jugando otro juego, uno enfocado a diluir el dominio de Francia y Alemania".

En esta lógica, Estados Unidos, en esencia, está nutriendo esa batalla por debilitar a la Unión Europea.

Claro que en público los funcionarios estadunidenses dicen estar interesados en cooperar y fortalecer esa comunidad de naciones, pero como suele ser el caso en Washington, funcionarios que piden el anonimato del gobierno de Bush filtran por todas partes de que ya no se cree que Francia o Alemania sean necesariamente aliados importantes de Estados Unidos

Uno de los libros más comentados actualmente en Washington es de Charles Kupchan, ex funcionario del Departamento de Estado y quien es ahora profesor en la Universidad de Georgetown.

En su obra The decline and fall of the american empire, advierte que la amenaza más grave al dominio internacional de Estados Unidos es Europa.

Kupchan no está hablando de un enfrentamiento bélico de Estados Unidos con Eu-ropa, sino de una competencia cada vez más intensa por quién estará a cargo del mundo en el futuro inmediato.

"Estamos acostumbrados a un mundo donde Estados Unidos es el encargado del show", dijo Kupchan a la revista Salon, en una entrevista reciente.

"Nos despertamos una mañana y encontramos que ya no tenemos el control completo... Si la Unión Europea empieza a juntarse con su propio representante singular, ya no seremos el país dominante. Ya no podremos entrar y golpear con nuestra pu-ño sobre la mesa", afirma.

Hay cierta estabilidad, argumenta Kupchan, que proviene de un mundo unipolar donde Estados Unidos define lo que sucede. Una Europa unida, señala, no representa una amenaza militar para Estados Unidos, pero inevitablemente el poder económico y político de esa región sí cambiaría el equilibrio de poder a nivel mundial.

Por ahora, sostiene, el problema es que la reacción del gobierno estadunidense ante el creciente poder de Europa es conflictivo, un cómo se atreven a retarnos.

Esa reacción, argumentan expertos como Kupchan y Nexon, nutre la inestabilidad.

"Uno podría manejar esto por vía de la consulta - indicó Nexon-. Pero lo que parece que desea el gobierno de Bush es romper todo eso".

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