Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 15 de febrero de 2003
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Política
DESFILADERO

Jaime Avilés

Fuck you, mister Pollack!

Hoy marcharemos contra Bush pero también contra la derecha mexicana que aconseja a Fox apoyar la destrucción de la legalidad internacional

SOMOS INMORTALES. Bombas que al detonar succionan el aire y destruyen los virus, las bacterias y todos los ingredientes de las armas biológicas y químicas. Bombas que penetran en la tierra como un fierro caliente en una barra de mantequilla y explotan en el subsuelo matando a los ocupantes de los refugios antiaéreos. Bombas que interrumpen la transmisión de energía eléctrica e impiden las comunicaciones de una ciudad entera, dejando a merced del caos a grandes masas de población civil. Cañones electrónicos que disparan rayos como un horno de microondas, capaces de producir quemaduras en la piel de hombres, ancianos, mujeres y niños, para forzar la dispersión de multitudes desde posiciones de tiro a larga distancia. Bombas, bombas y más bombas que en conjunto pueden producir una devastación equivalente a la de un estallido nuclear.

Contra el empleo de ese poderoso y despiadado armamento marcharemos hoy, a partir de las 16:00 horas, del Hemiciclo a Juárez hasta el Angel de la Independencia y al final del acto nos acostaremos en el asfalto, nos quedaremos inmóviles y en silencio, y representaremos nuestra propia muerte y la extinción de la humanidad, que es lo que en verdad estará muy pronto en juego si el gobierno de Estados Unidos, pasando por encima de las Naciones Unidas y la oposición universal, inicia su guerra de conquista en Medio Oriente. Pero la movilización de hoy sólo será una parte de la inmensa caminata pacifista que en todas las grandes ciudades de Occidente unirá a millones de personas en contra de los infernales proyectos de George WC Bush, mejor conocido como Baby Hitler.

Nunca la memoria colectiva había acumulado tantos datos acerca del arsenal que la máxima potencia militar del planeta ha desarrollado para destriparnos a todos, inclusive, por supuesto, a usted. Sin embargo, esa aterradora información no ha sido descubierta por investigadores neutrales o independientes; todo lo contrario, ha sido divulgada con lujo de sadismo por fuentes del Pentágono y de la Casa Blanca, para amenazarnos sin lugar a dudas: "que nadie obstaculice los designios del imperio porque las armas que hoy apuntan a los palacios de Saddam Hussein, mañana podrían hacer blanco en ustedes". Para desgracia de quienes estúpidamente creyeron que iban a paralizarnos con ese mensaje, la reacción en todo el planeta ha sido la opuesta y la conclusión de la inteligencia humana hoy resulta inequívoca: tenemos que luchar, con todo lo que esté a nuestro alcance, para vencer a nuestros potenciales asesinos.

Las manifestaciones que hoy, mientras usted lee esta página, se realizan en el mundo, representan ya una humillante derrota para los autores de esa campaña de terrorismo sicológico impulsada por Baby Hitler. Pero antes que a nosotros, habitantes de la periferia, el indecentísimo señor presidente del imperio ha hecho víctimas de tan obscena agresión a los habitantes -otrora ciudadanos- de su propio país, y en estos momentos su escalada llega a niveles de presión insoportables para los estadunidenses. Bajo la reiterada mentira de que los servicios de seguridad esperan un ataque "inevitable" en cualquier punto de la Unión, desde el 11 de septiembre de 2001 los gringos viven presas del pánico inducido por los medios y el gobierno, y día tras día son arrastrados a la cima de una sicosis que sólo terminará, catárticamente para ellos, cuando caigan las primeras bombas sobre Bagdad.

Quienes manipulan con semejante descaro a la opinión pública más desinformada del continente americano, están ocultando que el verdadero peligro comenzará cuando los misiles de Baby Hitler empiecen a estallar en el corazón del mundo árabe. Una vez que haya sido violado ese límite, los soldados del Islam se sentirán obligados a tomar represalias. Por eso, el miércoles, 5 mil poetas estadunidenses se sublevaron con sus versos contra Bush y el jueves los alcaldes de 90 ciudades de Estados Unidos lanzaron una sonora proclama contra la guerra.

Es lógico: mientras The New York Times insulta a Francia -"sólo un imbécil y un francés podrían no creer en las palabras de Colin Powell", afirmó la semana pasada ese diario-, y el bocón de Donald Rumsfeld continúa ofendiendo a Alemania al recordarle su pasado nazi, para descalificar la postura común de Jacques Chirac y Gerhard Schroeder en el seno de la OTAN, Baby Hitler aumenta su dotación de tropas y armas ofensivas en torno de Corea del Norte, porque la guerra, según lo previsto, estallará en el Golfo Pérsico, pero puede extenderse al sudeste asiático. ¿Y después?

"Uno es inmortal mientras vive", ha escrito el extraordinario novelista judío-estadunidense Philip Roth, en su obra más reciente llamada El animal moribundo. Su axioma debe ser la divisa de nuestra lucha. Si nada hacemos para detener a Bush, podemos, de antemano, darnos por muertos. Después de Irak caerá Palestina bajo la metralla del sionismo, se establecerá un grave conflicto entre los nuevos dueños de Medio Oriente y los intereses territoriales de Rusia y, por si fuera poco, se colocará una bota sobre la garganta de China. Al mismo tiempo, el eje Estados Unidos-Inglaterra-Israel, con el apoyo de Aznar en España y Berlusconi en Italia, constituirá una amenaza contra la libertad de Europa, mientras la posible conquista de Corea del Norte implantará, por el otro lado del mundo, un cerco más alrededor de China, el verdadero enemigo de Washington en la perspectiva del siglo XXI a mediano plazo.

A todo eso, y no sólo a la apropiación del petróleo iraquí, aspira Baby Hitler con este movimiento estratégico en el tablero del ajedrez mundial. De allí que los hombres de su gobierno actúen como energúmenos diciéndonos que, pase lo que pase, harán lo que se les pegue la gana. Contra ellos marcharemos hoy.

Los argumentos de un imbecil


Aunque a nadie le importe lo que diga México, el miércoles, en una video conferencia ofrecida a periodistas del DF, Kenneth M. Pollack, un ex funcionario de la administración de William Clinton, intentó explicarnos por qué nuestro país debe apoyar a Baby Hitler. Desprovisto de vergüenza y memoria histórica, el propagandista dijo que Hussein podría invadir Kuwait (¿Otra vez?) y tomar bajo su control o destruir los pozos petroleros de ese pequeño territorio, con lo cual provocaría una crisis económica mundial similar a la de 1929. (¡No, qué espanto!)

Aseguró también que Hussein pretende apoderarse de Medio Oriente (¡Auxilio, socorro!) y "sacar a Estados Unidos de la zona para hacer una nueva configuración geopolítica y convertir a Irak en una superpotencia". No satisfecho con tan imbéciles declaraciones, sostuvo que "con tal de dañar los intereses estadunidenses, al terrorismo no le importaría asesinar mexicanos" (¿o sea que también estamos en peligro de un ataque "inevitable"? ¡Ayyy!). Por último, afirmó que si no cooperamos con Estados Unidos "en el más importante asunto que tiene" pagaremos un precio.

A tales sandeces no corresponde sino decir claramente en voz alta: Fuck you, mister Pollack! Sin embargo, por asombroso que parezca, la derecha mexicana, la misma que nunca se ha cansado de pedir mano dura contra los pobres de este país, quedó aterrada y conmovida por las "ideas" del cretino, y desde los periódicos de los ricos se apresuró a decirle a Fox que, llegado el momento, vote en favor de Baby Hitler, lo acompañe moralmente en la matanza, olvide sus relaciones diplomáticas con Francia y Alemania, se convierta en enemigo de Rusia, de China y del mundo árabe, y contribuya con su voto en el Consejo de Seguridad de la ONU a destruir la legalidad internacional.

Quienes en su momento exigieron la devastación militar de las comunidades indígenas de Chiapas, quienes no vacilaron en demandar la represión contra los campesinos de Atenco, quienes defraudaron al país con el Fobaproa, quienes no alzaron la voz ante el asalto a Canal 40, quienes siempre han procurado el amparo del poder para enriquecerse a costa del resto de los mexicanos, hoy utilizan a sus "intelectuales" y "analistas" para recomendarle a Fox que se ponga al lado de la inmoralidad y en favor de la guerra. También contra ellos marcharemos esta tarde.

Guia de ocio para el fin del mundo


Cuando el mundo está al borde de una conflagración que puede borrar la vida humana de la Tierra, debemos pensar en que, además de luchar por la paz hasta el límite de nuestras fuerzas, hay también ciertos placeres que podríamos regalarnos por última vez. Me refiero, por ejemplo, al placer del teatro. En estos momentos, gracias quizá a los aspectos más agradables del TLCAN, hay dos obras canadienses que están exhibiéndose en la ciudad de México.

Una se llama Juan y Beatriz, de la dramaturga quebequense Carole Frechette, que se monta martes y miércoles a las 20:30 horas en la sala Xavier Villaurrutia, a espaldas del Auditorio Nacional. Interpretada por Lisa Owen (que logra aquí la actuación más impresionante de su carrera escénica) y Carlos Aragón (que logra colocarse exitosamente a la altura de su compañera), la pieza es por el texto, la escenografía, la música, la luz y el desempeño de sus protagonistas una auténtica delicia de principio a fin.

La otra es Pensión vudú, de Louise Bombardier, también dramaturga canadiense, que -viernes a las 20:00 horas y sábados a las 19:00- mezcla actores y títeres en el escenario del teatro La Capilla (Madrid 13, Coyoacán), en un montaje de Boris Schoemann, en el que el humor y la imaginería desbocada nos permiten convivir durante una hora y media con un grupo humano "más disfuncional que la familia Fox".

Nada mejor para cerrar esta breve guía que los versos iniciales de una canción de Liliana Felipe, todavía disponibles los viernes y sábados a las 22:30 en El Hábito, que a la letra dicen así: "Tienes que decidir/ Quién prefieres que te mate/ Un comando terrorista/ O tu propio gobierno/ Por salvarte/ Del comando terrorista..."

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