Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 1 de marzo de 2003
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Cultura
Recuerdos de infancia y un pollo se escenifica en la sala Covarrubias

Como torbellino hacia dentro, soledad y manías destruyen a las personas

Recreo a seres que surgieron de mi memoria y se transformaron en mi imaginación, dice la directora de la obra El montaje propone el acercamiento del espectador a la danza

CARLOS PAUL

La soledad, la incomunicación y las ''rutinas obsesivas" que llevan a una persona a la autodestrucción son los temas sobre los que reflexiona la coreógrafa Tatiana Zugazagoitia en el espectáculo creado y dirigido por ella misma, Recuerdos de infancia y un pollo, que se presenta en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.

La idea, explica la creadora escénica, es llamar la atención ''sobre la soledad de las personas y cómo éstas adquieren ciertas manías que les van cerrando su vida, como un torbellino hacia adentro".

''Con tintes de humor negro, al estilo del escritor inglés Saki, seudónimo de Henry Monroe, quien en sus textos siempre hace aparecer un animal raro, porque habla o aprende a leer'', la obra intenta exponer ''una serie de personajes que se quedan con sus sueños atorados, que no salen de su pequeño mundo y que su soledad los lleva a una rutina obsesiva que aparenta ser una vida normal. Vidas que en este trabajo contrapunteo con la de un vagabundo que, al final, se ve que es el único sin tantos rollos en la cabeza.

''Aquí el pollo no tiene esas características que le atribuye Saki, pero es parte del juego, sirve como hilo conductor de las historias que se presentan y de alguna manera es causante de la muerte de los personajes. Por ejemplo, una se vuelve loca porque le roban sus pollos, otra toma el mismo camino cocinándolos y otra más pierde el juicio barriendo sus plumas.

''Son seres que surgieron de mi memoria y que se transformaron en mi imaginación, y que sobre el escenario sus historias se mezclan, aunque ellos como personas viven sin percatarse ni comunicarse con el otro.

''Cuando era pequeña y vivía en la colonia Condesa -explica Zugazagoitia- recuerdo a una viejita que daba de comer a las palomas en el Parque México, a una mujer en el mercado de Medellín que cortaba pollo, a mi vecina que fue abandonada por su marido, a don Víctor que se quedó sin casa y, sobre todo, a mi padre que siempre leía mucho; lo que hago es jugar con todo eso."

Mundo agridulce

El reto es que la obra -prosigue Tatiana Zugazagoitia- ''sea entendida por el espectador sin tantos movimientos o conceptos abstractos como los que se emplean en algunas coreografías, lo cual no está mal, pero yo deseo que las personas que no saben de danza se acerquen a ésta y puedan apreciarla como parte de un espectáculo dancístico con elementos teatrales, en el que recurrimos mucho a la utilería y a tener una escenografía, características que han merecido ciertas críticas, en el sentido de por qué echar mano de eso y por qué no decirlo sólo con el cuerpo.

''Sin embargo, como bailarina soy una intérprete muy teatral. Así fue mi formación. Quise hacer un espectáculo visualmente atractivo.

''En la obra juego con la simultaneidad de tiempos, con movimientos que se repiten una y otra vez; de hecho cada personaje tiene una sola frase de movimiento, para recrear un mundo agridulce en el que los personajes son víctima de sus propias rutinas."

Con la interpretación de Roberto D' Amico (El lector), Mónica Rueda (La pajarera), Lucero García (La pollera), Cyntia Cerón (La portera), Tatiana Zugazagoitia (La cocinera) y Espartaco Martínez (El vagabundo), escenografía e iluminación de Juliana Faesler, diseño sonoro de Rodrigo Mendoza, y vestuario de Ricardo Romero, Recuerdos de infancia y un pollo se presenta jueves y viernes a las 20 horas, sábados 19 y domingos 18 horas, en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario (Insurgentes sur 3000).

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